El equipo de ‘La Ratonera’
Enrique de Diego.- A Armando Robles le hacía ilusión que le acompañara en el programa inaugural del nuevo curso de ‘La Ratonera’, un programa que ha conseguido convertir en toda una referencia, alternativo al oligopolio lacayuno de los medios de la casta. Por la amistad de la que me honro, y por el respeto y la admiración profesionales que le profeso, ni pude ni quise negarme. Ha sido una gozada y un privilegio, una bocanada a pleno pulmón de libertad y de patriotismo.
Armando, en lo que es un reencuentro profesional, pues ya trabajamos juntos en una etapa esforzada y gloriosa del diario ‘Ya’, que pudo –y no dejaron- variar el rumbo degradado de las cosas, quería que la liáramos. Y por los comentarios, nadie se ha sentido defraudado. Lo de la finca de Rajoy es, desde luego, un bombazo, pero todo el programa estuvo fenomenal, con Roberto Centeno, Gerard Bellalta, Miguel Picher y el presidente de la Asociación de Militares Españoles, que brilló a gran nivel en cuestión tan polémica como fundamental. La espléndida respuesta de los teleespectadores resulta altamente gratificante.
Pero quiero hablar de lo que no se ve, de lo que está detrás de las cámaras. Armando tiene en ‘La Ratonera’, un equipo muy conjuntado, en plena armonía, que participa de un proyecto común y eso hace que se trabaje muy a gusto. Con una realización perfecta por parte de Salvador, que fue el director técnico de la Ser de Málaga, con el genial Alex al mando de la informática y coordinando la reproducción de los mensajes; con Joseba como elemento fundamental del equipo. Incluso se añadió el brillante abogado de la empresa, Samuel, que llegó de una jornada agotadora de negociaciones y estudios de nuevos planes corporativos y que asesoró con pericia.
Todo transcurre con normalidad, porque todos están implicados, como una orquesta en la que cada uno conoce su partitura y suma para que se produzca el resultado final de la sinfonía. No hay aspavientos, no hay nervios, ni tan siquiera órdenes en el sentido estricto. Me venían a la mente las escenas delirantes de histeria, por parte de Antonio Jiménez en los cortes de publicidad de ‘El gato al agua’, abroncando y vejando a cámaras y técnicos. ¡Qué diferencia de ambientación en La Ratonera’! Ahí reina la armonía. Es un gran equipo el de ‘La Ratonera’.
Otro mérito añadido de Armando Robles, que deja campo para la iniciativa. Todo ello en el marco de un estudio magnífico, siempre limpio y dotado de medios adecuados, de primer nivel. Como es de justicia destacar el trabajo de quienes colaboran en el anonimato, detrás del brillo de las cámaras, al éxito común, escribo este elogio del equipo de ‘La Ratonera’ como humilde y sincero agradecimiento.
Me repugna el vídeo donde considera la vida de una persona inferior a la de su perro. Si existe la Divina Providencia, a los dos os espera una temporada en el infierno.
Me han dicho que después de acabar cada programa de “La Ratonera” tiene que pasar una excavadora de las grandes para recoger toda la caspa que queda en el estudio. ¿Es cierto?
Nota del moderador: Completamente, pero no exactamente una excavadora. Pasa su señora madre con la escoba.
Juan Manuel de Prada, TODO UN LUJO Y MI PROFUNDA ADMIRACIÓN.
ME QUITO EL SOMBRERO.
Me ha alegrado leer un artículo de Juan Manuel de Parda como colaborador de AD.
Sería fabuloso que le propusieran colaborar en La Ratonera.
Todos conocemos su cultura, su religiosidad y que es un hombre de bien.