Alemania atrae a miles de universitarios españoles
Medio siglo después de aquel ‘Vente a Alemania, Pepe’ de Alfredo Landa, cambio radical del sujeto emigrante español. Algunos jóvenes licenciados, especialmente en sanidad o ingeniería eléctrica, podrían encontrar oportunidades de trabajo en este país. Siempre que sepan alemán. No estamos ante un fenómeno masivo comparable al éxodo de más de medio millón de ex campesinos de los sesenta. Tampoco ante una estrategia de Gobierno alemana, más allá de modestos convenios bilaterales y anuncios colocados en la embajada alemana en Madrid.
Alemania dice tener un “agujero” de mano de obra cualificada. Un estudio de la Oficina Federal de Empleo habla de la necesidad de que habrá de reclutar entre 400.000 y 800.000 emigrantes especializados de aquí al año 2025. Se trata de una deducción demográfica, pues la estimación es que hasta el 2025 el potencial de mano de obra se haya reducido en el país en 6,5 millones.
Estas proyecciones son discutibles y discutidas. Es verdad que faltan algunos miles de ingenieros y sanitarios, pero entre algunas profesiones técnicas y científicas hay más parados que oferta. Pese al “milagro de empleo” que proclama el Gobierno alemán, la cifra de empleados sigue estando por debajo del nivel anterior a la crisis. Algunos expertos dicen que la estadística oficial no contabiliza más de dos millones de parados –con lo que los tres millones reconocidos son en realidad más de cinco–, a los que hay que sumar otros cuatro millones de precarios extremos. La precariedad laboral ha avanzado mucho y los sindicatos consideran que gran parte del discurso del agujero de especialistas es una estrategia empresarial para mantener los salarios bajos a costa de emigrantes. Lo más probable es que lo que haya de real de ese agujero sea un fenómeno de baja escala en el que haya que competir con ejércitos profesionales más próximos, como el de los polacos.
Alemania estudia desde hace tiempo un cambio en su política de inmigración hacia un modelo canadiense de captación de emigrantes cualificados. Curiosamente, no tiene un gran atractivo para profesionales extranjeros. Hace diez años se lanzó, con muy poco éxito, una campaña para captar informáticos indios, y ni siquiera las campañas de empresa para atraer cuadros de Europa del Este tienen gran resultado.
Dicho esto, es obvio que la situación laboral es mucho mejor en Alemania que en la asfixiada Europa del Sur y del Este. Miles de jóvenes españoles con título prueban suerte en ese contexto. En Berlín hay miles de ellos, sobre todo andaluces y catalanes, que constatan las ventajas del mileurismo local.
En el triángulo juvenil de tres barrios berlineses (Kreuzberg, Friedrichshain y Neukölln) es relativamente fácil sobrevivir. La diferencia con otros lugares de Europa, como Londres, es que al salir del trabajo aún queda tiempo para formarse, sobre todo en ámbitos como el diseño, las artes gráficas, la música o el aprendizaje de lenguas.
ÓSCAR GARCÍA GUERRA
“Al acabar la carrera en Granada pensé en dar un vuelco a mi vida, irme fuera. Berlín es muy interesante: un lugar en el que hay mucha gente que está empezando, genial para aprender. Estoy trabajando en una pequeña agencia de prensa para promoción de jóvenes diseñadores de moda europeos. No es exactamente lo que megustaría hacer, pero es un ambiente que sería difícil encontrar en España: hay gente de todo el mundo, un ambiente relajado, los pisos son más baratos y te mueves en bici. Trabajo en inglés y en francés. Intento aprender alemán, pero tengo tanta carga de trabajo que lo tengo un poco dejado, y aún estoy lejos del nivel exigido para trabajar en alemán. Estoy preparando el máster en Comunicación en la UAB. Vivo en inglés, es la pequeña trampa de Berlín. Cuando vuelvo a España aprecio esos pequeños placeres que no encuentras en otros sitios y que antes ni valorabas”.
MAR MACÍAS SÁNCHEZ
“He venido porque es un buen sitio para especializarse, por la calidad de los profesionales. Aquí se toman muy en serio la profesión y se puede aprender mucho. Estoy estudiando alemán e intentando encontrar trabajo en una oficina de farmacia porque me quiero centrar en atención farmacéutica: mejorar los tratamientos de los pacientes. Hice unas prácticas de siete meses, en inglés, en la universidad. Ahora mi plan es aprender alemán, pasar por un trabajo y un máster. Luego quiero volver con esos conocimientos a España, porque es mi país y quiero contribuir allí. La seguridad de Berlín es importante para las mujeres, porque a diferencia de Londres se puede caminar tranquila.Me ofrecieron un buen trabajo en Londres, pero he preferido venir aquí para formarme en un segundo idioma. No quiero recrearme en la crisis y el pesimismo. Tampoco comparto la idea de ‘española que ha venido a buscar trabajo’: soy europea, profesional, y punto. Tengo claro que voy a volver a España. A los alemanes les falta inteligencia emocional, afectividad, tratar la vida teniendo en cuenta las emociones”.
LETICIA OLVERA
“Soy licenciada en Química por la Universidad Central. Hice un máster en medio ambiente en la Politécnica, estoy acabando el proyecto de ingeniería ambiental, que está vinculado con Alemania. Estuve en Portugal y Londres, pero vine aquí porque Alemania está en la cabecera de Europa, y en química y medio ambiente son pioneros. Llevo un año. Cuando acabé la carrera trabajé, siempre en prácticas, primero en una multinacional, luego en el ámbito de la pequeña y mediana empresa. También estuve en prácticas de máster en el sector público. Cuando acabé, la oferta laboral en Barcelona estaba fatal, y además me indigné: pedían a los jóvenes unos requisitos de formación brutales, con unos sueldos ridículos y, bueno, como soy aventurera me vine para aquí, sin saber nada de alemán, pero los idiomas me han gustado siempre. Para trabajar en una empresa de lo mío exigen un nivel alto y en eso estoy: aprender bien la lengua. De momento trabajo de lo que sale: camarera, azafata, colaboro con un sello musical… Ahora cuando vuelvo a Barcelona estoy mucho más relajada. Las cosas que antes me molestaban hasta me hacen gracia: lo provincianos que somos en el día a día… Ahora veo que hay cierto encanto en eso. En Berlín es muy fácil conocer gente. La gente es muy abierta, y el ambiente, muy multicultural”.
JAVIER GADEA
“Llevaba trabajando en España un año cuando me quedé sin trabajo. Los españoles venimos aquí por el efecto llamada de amigos y conocidos. Vine para seguir formándome, más en creatividad y estudio que en obra, y por el ambiente, la facilidad para vivir y las oportunidades. En el mundo de la cultura y de la música aquí están pasando cosas que no pasan en España, como en ningún lugar de Europa. El idioma es la barrera más grande. Encontrar trabajo requiere aprender alemán. Si supiera alemán, creo que tendría trabajo en mi terreno. En España hay un pesimismo laboral que te acaba cansando, nadie te ayuda, mientras que aquí estoy ganando los mismos mil euros que ganaba en España como aparejador antes de que me quedara sin trabajo, pero trabajando de camarero veinte horas al mes menos. Y encima la vida es más barata. Laboralmente no me siento abandonado. En lo personal es diferente, porque al no saber bien la lengua y con la diferencia de mentalidad no perteneces aquí y te sientes fuera, pero lo que te da Berlín en trabajo y estilo de vida te compensa eso. Los alemanes no son indiferentes hacia los españoles. Hay un sector al que le gusta el estilo de vida español y se acerca a ti. Voy a una escuela de alemán gratuita. En España, entre el coche, las letras y la gasolina, me gastaba en ir al trabajo lo que no me gasto aquí: trabajo a cuatro kilómetros de casa y voy siempre en bici. En España en coche emplearía cuarenta y cinco minutos y aquí tardo diez, y gratis. Las infraestructuras de transporte sonmucho mejores que en Málaga: por la puerta de mi casa pasa un tranvía cada cinco minutos. En Málaga tenía que ir en coche. Berlín es una ciudad grande, muy extensa, pero con poca gente. Se puede decir que el corazón de la ciudad late más lento”.