Decisiones y efectos de la Europa insolidaria
Horas antes de que la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo decidiera tumbar la doctrina “Parot”, el ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, compareció en una cadena de televisión para decir que el terrorismo de ETA está acabado porque la democracia y la voluntad de los españoles han sido capaces de derrotarlo. No entrecomillo porque no es la declaración exacta. Mucho ha tenido que ver el partido del ex presidente del Gobierno en la decisión de esta Gran Sala del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, donde el ex secretario de Estado de Justicia, José Luis López Guerra, representante español, ha votado a favor de condenar a España por aplicar la doctrina Parot y ha apoyado la petición de indemnización a la etarra Inés del Río por los daños causados por su aplicación. Cabe recordar al lector que Inés de Río fue condenada a 3000 años de prisión por participar en el asesinado de 32 personas.
A estas horas del día (19,23 del 21 de octubre de 2013), todavía dura la conmoción causada por la decisión de esa Gran Sala que tiene nombre de cumbre masónica y aún circulan los lamentos por este fallo que puede poner en la calle, sin más, a unos setenta etarras, además de violadores, asesinos y otros representantes del submundo de violencia y el miedo. Aún permanecen los efectos del dolor, la impotencia, el asco y la infamia que la decisión –que en algunos sectores se esperaba- ha causado entre las víctimas y sus familiares. (Todos somos víctimas porque, potencialmente, militamos en ese campo).
La decisión puede suponer, en el futuro, consecuencias lamentables de esas que ahora el Partido Socialista parece que reconoce, cuando ya está hecho el daño. ¡Qué pena!
Lo que más me llama la atención es que, en la comparecencia que en la misma mañana de hoy (ayer para el lector), han tenido los ministros de Justicia, Ruiz Gallardón, e Interior, Jorge Fernández Díaz, se ha insistido en que los demócratas “ganaron a los terroristas”, y se me ha quedado cara de gilipollas… gilipollas por completo porque en esto del terrorismo, los españoles estamos hasta ahí de poner la otra mejilla. Durante la tan cacareada Transición, los muertos eran a diario por pares, cuando no en atentados múltiples como los del comando Madrid en el que militaba esta Inés del Río. Una guerra en la que sólo combatía un bando. Y observo que el mismo mensaje que ayer domingo lanzó Zapatero (de infausto recuerdo y permanente rechazo a él y a su partido y a su política), es el que hoy ha exhibido el ministro del Interior de este Partido Popular perdido entre la apatía y la incertidumbre, que tuvo los votos suficientes para arreglar España, pero que se vio salpicado por los efectos del dinero negro que es, según parece, lo que todo lo arregla.