Negocios que apestan
El holding político de las televisiones autonómicas amparadas bajo el manto del sistema, dice adiós a una de sus sucursales emblemáticas. Los despedidos de Canal 9 empiezan ahora a poner en marcha los ventiladores para repartir a diestro y siniestro toda la porquería, la corrupción y el despilfarro, generado en esa cadena de televisión durante más de dos décadas. Miles y miles de millones de euros para mantener algo que siempre ha sido deficitario, pero que ha supuesto el mecanismo de propaganda y el centro de colocación a dedo de los dos partidos mayoritarios. El cierre que lleva a cabo el presidente Fabra muy a su pesar, da al traste con el sustancioso y lucrativo negocio de unos pocos.
Pero, no es sólo este negocio de las televisiones lo que la castuza controla, detrás de lo concerniente a la conservación de la Naturaleza, medio ambiente, y lo que ahora llaman desarrollo sostenible, existe un “negocio político” a nivel nacional claramente lucrativo. Varios millones de euros en subvenciones para “luchar” contra una colosal mentira importada de no sé dónde, y a la que denominan de forma campanuda “cambio climático”. Vamos a ver, el verdadero amante y defensor de la Naturaleza convencido y practicante, no tiene porqué bailarle el agua a ningún partido político, lo es y punto. Si quiere ser voluntario para este fin sin ánimo de lucro que lo sea, nadie se lo impide y todos lo aplaudimos, pero por favor, las excursiones que se las pague él, independientemente de cual sea su tendencia ideológica, religiosa, estrato social o lugar de residencia. Pero esto no es así, y no lo es porque lo que van buscando bajo el paraguas del partido, plataforma o asociación política, no es ni más ni menos que la típica subvención para vivir del cuento.
Los españoles tenemos a la Guardia Civil que también viste de verde desde hace más de siglo y medio y, que yo sepa, no ha dejado nunca de velar por nuestro medio ambiente y por la conservación de la Naturaleza. Aquí desde que se inauguró el “garito” y se abrió el grifo del sistema, la castuza y sus esbirros no saben hacer nada si no es con subvenciones a cargo del presupuesto, y lo bueno es que encima nos venden la burra ciega de que por ejemplo el reciclaje de residuos lo han inventado ellos, cuando lo que han hecho estos golfos no es otra cosa que llevar a cabo una bestial e indiscriminada subida de impuestos por este concepto, no con la sana intención de proteger el medio ambiente como publicitan, sino para explotar el mayor negocio jamás soñado. Pienso en los miles de ciudadanos que están siendo víctimas de esa publicidad engañosa sobre el “cambio climático”, que además de la suculenta partida presupuestaria que mueve, logra remorder las conciencias para que con buena intención esos ciudadanos aporten sus donaciones. Negocios redondos sin apenas inversión y de por vida, a costa de los sufridos y machacados contribuyentes españoles.
Hace más de cuarenta años y por poner un ejemplo, el beneficio por el reciclaje de los envases de vidrio repercutía directamente en el consumidor, que recuperaba parte del dinero abonado al adquirir el producto, cuando entregaba vacío en el establecimiento de compra lo que familiarmente denominábamos “el casco”. Recuerdo que un sacerdote ya fallecido muy querido en Valencia, y durante la etapa de su vida en la que dirigió la parroquia de Benimamet, promovió la construcción de viviendas sociales en esa localidad con la finalidad de facilitar un hogar a los más necesitados. Pues bien; la construcción de esas viviendas fue sufragada en su totalidad con lo recaudado, tras una larga e intensísima campaña de recogida de vidrio por feligreses y vecinos, sin que mediase ningún “cuervo” con intención de llevárselo crudo. Familias humildes sin recursos tuvieron un hogar gracias al coraje de este hombre, al que desde entonces se le conoció en Valencia cariñosamente como el “Padre botella”.
Existen países donde los ciudadanos depositan los envases vacios en unos contenedores, que funcionan con un sistema mediante el cual, el consumidor que deposita por ejemplo una botella vacía para reciclar recibe un cheque/descuento por un determinado importe, que podrá canjear cuando utilice los transportes públicos. Eso en España ni por asomo se pone en práctica, aquí el dinero acaba siempre en el bolsillo de los mismos. El consumidor, aparte de pagar los impuestos que gravan el producto que compra, después de consumir almacena, transporta y deposita esas botellas donde la casta le indica, para que sin apenas inversión funcione el negocio político con mayor rentabilidad conocido hasta ahora. Y que conste, que el ejemplo del “Padre botella” únicamente habla de la recogida de vidrio, imagínense ustedes estos “recicladores” de hoy en día, que tratan además plástico, cartón, papel, etc.
Pero hay más; mientras la democracia expulsaba a religiosas de hospitales, auspicios, orfanatos y colegios públicos, que ejercían su labor altruista sin coste alguno para la caja nacional, eran sustituidas por gestores colocados a dedo por la castuza, al tiempo que se daba paso también con subvenciones públicas, a todo tipo de ONG,s, fundaciones, asociaciones, plataformas políticas, y se ponían en marcha proyectos muy lucrativos como el reciclaje de residuos al que hacía referencia, las ITV,s, control de la ORA, empresas recaudadoras de multas, gestión de depuradoras, aparcamientos, etc. Menudo abanico de posibilidades. Y, como algo novedoso, también ahora los hospitales y servicios afines están siendo entregados a gestores privados con ánimo de lucro. Negocios políticos para colocar a sus palmeros y otorgar las concesiones a empresas privadas de su cuerda, a la vez que se enriquecen ellos.
Dicen los de la castuza que han sido ellos y la democracia, los que han hecho de España un país con modernas autovías, trenes de alta velocidad, obras faraónicas, etc. Pero nunca nos hablan de la deuda que arrastramos por estos conceptos ni de las comisiones que se desviaban hasta sus bolsillos en sobres sin membrete. Los ignorantes asistentes a los mítines asentían con la cabeza aplaudiendo la oratoria, convencidos de que las obras que nombraba el “charlatán” de turno, eran fruto de un milagro por el mero hecho de meternos en la UE, firmar el tratado de Maastricht o aceptar el euro como moneda común. Es muy triste y dice muy poco de la cultura de un pueblo, cuando casi nadie se había preguntado antes de la crisis, en qué medida iba a repercutir en nuestros bolsillos tanto elitismo, tanto boato y tanta pomposidad. A los españoles no nos ha interesado para nada la realidad de lo que acontecía, sólo nos ha calado lo que por orden política anunciaban los medios del sistema en sus telediarios.
Miren ustedes, el que intenta transmitir la verdad desde el corazón a través de la palabra, no debe temer jamás que a su lengua le falte fuerza de persuasión. Es cierto que durante el régimen anterior no existían esas autovías ni esos trenes de alta velocidad, pero por favor, digamos la verdad a nuestro pueblo, digámosle, que se reconstruyó España después de una guerra, se levantaron miles y miles de viviendas adquiridas por los españoles a precios muy bajos, se repoblaron cientos de miles de hectáreas de monte, se llevó a cabo toda una red nacional de carreteras, llegamos a ser la primera industria naval del mundo y la segunda pesquera después de Japón, se comunicó toda España por líneas de ferrocarril, se construyó una extensa red de paradores de turismo, se crearon empresas públicas como Campsa, Telefónica o Iberia, obras hidráulicas y presas para embalses de agua, universidades laborales, centrales eléctricas, industrias siderúrgicas y un largo etc. Pero todo esto fue posible por el control del gasto público, y porque no había que mantener 17 gobiernos autonómicos ni partidos políticos ni casta parasitaria ni negocios satélites. Los impuestos que se recaudaban apenas recaían directamente en la clase trabajadora; los obreros pagaban el impuesto sobre bienes inmuebles (IBI) y poco más, y la inmensa mayoría no estaban obligados a presentar la declaración de la renta; en gran número de hogares sólo trabajaba por cuenta ajena el cabeza de familia, mientras la esposa atendía el hogar y los hijos, al tiempo que echaba una mano en el campo o en tareas diversas; se tenía una media de tres hijos por unidad familiar y en la misma casa residían también los abuelos ya jubilados; con un solo sueldo se hacía frente a todos los pagos; los niños acudían a la escuela con un solo libro, y éste pasaba de un hermano a otro al cambiar de curso al igual que sucedía con las prendas de vestir; se compraban electrodomésticos y enseres en cómodos plazos y, a mediados de los años 70 del pasado siglo, la gran mayoría de la llamada clase media española ya disfrutaba de vehículo utilitario y segunda vivienda en el campo o en la playa. España era una nación unida y en orden que en 1975 contaba con 800.000 funcionarios en todo el territorio nacional (hoy tenemos 3.000.000); los españoles vivíamos sin temor a quedarnos sin empleo y en la legislación laboral no se contemplaba el despido libre (hoy tenemos 6.000.000 de desempleados); los trabajadores podían realizar horas extras en las empresas donde producían; fuimos educados bajo la óptica de no vivir por encima de nuestras posibilidades; el fomento del ahorro era una constante vital para afrontar imprevistos; el español había sabido pasar calamidades manteniendo integra su fuerza moral y su honestidad; la austeridad comenzaba por el mismísimo Jefe del Estado, quien con su ejemplar comportamiento estimulaba a los servidores públicos a cumplir escrupulosamente con sus funciones sin meter la mano en la caja. Los médicos o maestros de escuela eran autoridades respetadas con una dedicación plena dentro y fuera de las consultas o las aulas al servicio de la comunidad. Los alcaldes y concejales no percibían ningún tipo de remuneración del erario público, lo eran por servir altruistamente a su pueblo y cada cual ejercía además su profesión para ganarse el pan. Los agricultores dormían tranquilos porque nadie les robaba sus cosechas ni eran asaltados en los caminos rurales. Se podía ir tranquilamente por la calle a cualquier hora del día o la noche sin temor al expolio. No existía el botellón ni el desmadre callejero, y los ciudadanos podían descansar por la noche sin escándalos que perturbasen su sueño. España en su conjunto, con los errores y defectos que queráis porque son cosas humanas, iba evolucionando en su bienestar poco a poco y en consonancia con el crecimiento de su economía a pesar de ser entonces la 9ª potencia industrial en el mundo sin haber entrado en el Mercado Común Europeo. Hoy por el contrario España está en bancarrota, estamos arruinados, las familias rotas y desahuciadas, deudas impagables y un largo etc. Y todo ello, porque además de haber vivido envueltos en un consumismo sin control, hemos contribuido a la consolidación de un sistema podrido y corrupto de autonomías políticas, dirigido por una castuza inmoral que ha venido esquilmando nuestros bolsillos y las arcas públicas, dejando nuestro país como un auténtico solar.
Si esta democracia fuese verdad que no lo es, la casta no lo habría convertido todo en un catálogo de negocios sucios y malolientes, donde a cualquier nivel y en cualquiera de los ámbitos de la vida social únicamente impera la ley del más fuerte. Ya no se respeta nada ni a nadie, la deshumanización se ha adueñado del español más joven, que solo juega a la diversión y el disfrute sin importarle la precariedad del hogar, la situación familiar o los problemas del prójimo. Y todo esto lo ha conseguido la castuza porque su plan ha funcionado: Matar nuestra capacidad de reacción ante los ataques a la Patria, un cambio de conciencia colectiva con la pérdida total de principios y valores, dividir y enfrentar de nuevo a los españoles, y dejar a España con una Iglesia sin Dios, un Ejército sin patria, una Monarquía sin corona y una Magistratura sin justicia. Por lo tanto, si ya no existen las instituciones grandes, ¿cómo vamos a creer en una institución artificial que se llama partido político?
La división autonómica y el chollo monumental para todos estos traidores a una idea de España como patria común , denunciada en el caso de Canal Nueve. Al ecologísmo bien pensamente y lucrativo, hay que sumarle la ideología de género por la que se ha desvirtuado por completo el papel del hombre y la mujer en la sociedad, así como el repudio a nuestras raices cristianas y los valores que representan. Todo ha sido un proceso en la que estas perversas lineas han ido avanzando, ya que toda la vil castuza política se ha ido beneficiando, así como millones de… Leer más »