Las aguas mansas
Aún la M-30 era un verdadero enjambre de máquinas que, como robots, acudían puntualmente a las órdenes de los programas establecidos. Cada mañana, la misma visión, solamente teñida de la luz que, a esas horas, proporcionaba un amanecer despejado o nuboso. Hoy tocaba despejado.
Desde el cómodo y cálido mirador de la quita planta donde nos encontrábamos tomando un café a su temperatura justa, podíamos charlar tranquilamente sobre lo divino y lo humano. Nada mejor para estrechar los lazos que entretejen esa mística unión entre seres queridos. La perspectiva de los años y las experiencias vividas y la inteligencia de un ser privilegiado con una inteligencia muy superior a lo normal.
Se me antojaba la vida como una río, y así se lo hacía llegar. Mira, al hombre se le tiene bien estudiado, al igual o más, que a cualquier animal. Nacemos indefensos, dependientes llenos de miedos y temores. Inspeccionamos el entorno y tomamos cierta confianza en la niñez, fruto del desconocimiento,. Vamos creciendo y entramos en esa feliz infancia, donde el tiempo parece no existir y todo es posible. Es entonces cuando disfrutamos de la “libertad”, al igual que las torrenteras de alta montaña, se le precipitan al vacío sin pensar en riesgos o dificultados.
Es en esos momentos cuando nos hacemos notar, hacemos ruido, saltamos, gritamos de gozo y despreocupación, hasta llegar a esa pubertad que nos marea y desquicia. Es entonces cuando parecemos “meandros”, que igual van hacia un lado, que hacia el otro, para al final terminar dejando un islote al tomar el canino más corto. Época de confusión, de no conocer y experimentar distintos caminos y objetivos, tiempos de encontrarnos a nosotros mismos y descubrir quienes somos y qué queremos.
Hoy estamos desde aquí, charlando, mientras miles o decenas de miles caminan automáticamente metidos en sus vehículos, cual robots, realizando un protocolo funcional que les manda el ordenador central. Pero tu y yo, podemos verlo, nos encontramos al margen, sabiendo que eso no es para ti, y tampoco para mí. No hemos querido entrar en ese juego, en ese chantaje vil que te hace ser una máquina durante cuarenta años para al final descubrir que has desperdiciado la vida sirviendo a una inmensa mentira, el tener.
Al igual que el hombre tiene su proceso evolutivo animal, existe otro, el emocional que es mucho más sutil y por lo tanto más oculto y mejor manipulado desde los ámbitos del poder. Porque, no te quepa duda, ese poder tiene programada tu vida y no va a dejar que te salgas del “sistema” previsto por “ellos”.
Cercano el mar, y en el curso final de tu cauce, las aguas se vuelvan más tranquilas, son las aguas mansas. Pero no te equivoques, son las que lo modifican todo, las que en lo oculto, perfilan el paisaje, cambian la geografía antes de abordar la mar abierta. Allí, todo es tranquilidad, allí, como decía el poeta es el morir.
Desde mi punto de vista es el nacer a la mar, es decir a otra visión del existir. Allí, te haces nube y puedes ver, desde lo alto, todo el recorrido de aquellos que desde sus inicios son impetuosas gotas queriendo llegar la primera a todos lados. Pero tu y yo, sabemos desde muy lejos, cual será su recorrido y dónde y cuando terminará.
Y efectivamente, desde estas alturas y con un buen café caliente, somos capaces de sonreír, en paz y aceptar que ya somos nubes.
Un cariños abrazo mi muy querido y especial amigo.
Siempre es un placer leer sus comentarios. Gracias.
Este excelente articulo me ha recordado a la letra de una cancion de “Ilegales” titulada “Con la Niebla”. Musicalmente hablando es un grupo funesto cuyos temas oscilan entre la cacofonia y la estridencia, pero tienen algunas letras estupendas, como esta.
http://www.youtube.com/watch?v=tQvxdPyUcTg