Abierto de Australia: Nadal derrota a Kokkinakis (6-2, 6-4 y 6-2) con 44 grados de máxima
El partido de Nadal, que venció cómodamente al local Kokkinakis, nada tuvo que ver con una jornada devastadora. El balear saltó a la pista central con el techo retráctil cubierto y con aire acondicionado en la pista. Al mismo tiempo comenzaba en la segunda pista del torneo el encuentro de Federer en las mismas condiciones. Fueron los dos únicos partidos que se iniciaron a las 5 de la tarde hora local después de que la organización del Abierto de Australia decidiese suspender temporalmente el resto de duelos por el asfixiante calor -esas dos pistas son las únicas que pueden ser techadas-.
En total se trató de cuatro horas de parón en la mayoría del torneo. ¿El porqué? Aproximadamente a las 2 de la tarde hora local se aplicó la política de calor extremo -se alcanzaron los 44 grados de máxima en Melbourne-, lo que supuso que se cerrase el techo de las dos pistas principales y se detuviesen los partidos en las pistas cuando se terminase el set en juego.
En esas condiciones se desarrolló un día en el que Nadal empezó prácticamente solo a competir y terminó ya con la jornada reinstaurada. Fueron cerca de dos horas de partido. Más bien de ‘master class’ entre maestro y discípulo. En ella el español impartió su lección, se llevó el duelo por 6-2, 6-4 y 6-2 y accedió a tercera ronda. Todo muy sencillo. Normal si tenemos en cuenta que enfrente estaba un joven de 17 años, Thanasi Kokkinakis, que hace tan solo unos meses, en Roland Garros, ejercía de ‘sparring’ para el manacorense.
Lo primero que dejó claro el profesor Nadal es que los partidos no son cosa de cinco minutos ni de un inicio fulgurante. La famosa constancia a la que apela el profesorado. Porque el australiano salió con descaro. Un atrevimiento que se evaporó rápidamente.Todo lo que no fuese terminar el punto con su saque era un problema, ahí se le apagaba la luz. Un servicio que empezó para el de Manacor con tres saques directos en su primer juego.
Nadal tardó 32 minutos en demostrarle a Kokkinakis quien mandaba ahí. Un primer set sin historia, ya que el australiano, 570 del mundo, dio las facilidades propias de un tenista júnior. El examen le venía grande. Pero el caso es que poco a poco el australiano fue soltándose. Se dio cuenta de que esa no era su guerra, de que realmente no tenía nada que perder. De ahí que en el segundo set se atreviese a meterse en la pista y a soltar la derecha. Abrió el libro y pareció que encontraba la respuesta al problema. Pero la ecuación tiene difícil solución cuando delante está el número uno del mundo.
Nadal tuvo dificultades en su revés, el frente por donde intentaba colarse el joven australiano. Pero aun así la diferencia era gigantesca. El balear aplacó la revelación de Kokkinakis haciéndose con el segundo acto. Si de por sí el duelo tenía poca emoción, con dos sets a cero para el español el único interrogante en el partido era comprobar cuantos juegos hacía el tenista local. Y no hizo muchos más. En Australia no hay recuperaciones ni trabajos extras para compensar. Solo se valora lo que se ve en la pista. Y lo que se pudo apreciar en el tercer set fue otro paseo de Nadal. Ni ese día de estudio que siempre falta para bordar un examen le hubiese ayudado a Kokkinakis. Ni un día, ni diez años. El primer cabeza de serie no estaba para bromas y cerró el partido sin apuros. Concluyó una clase de Rafa Nadal a un Kokkinakis que como premio se llevó ocho juegos y al que no le irá mal si imita a su profesor este jueves en Australia.