Debería estremecernos
Hace unos días escuché decir al presidente de Canarias, que en los hospitales de su comunidad autónoma, había 400 camas ocupadas por personas mayores a las que se les había dado el alta clínica y a las que sus familiares no iban a recoger.
He de confesar que en principio no di crédito a estas declaraciones. Pensé que se trataba de una estrategia política para conseguir más recursos del Estado. Lamentablemente la noticia fue confirmada más tarde por personal facultativo. ¡No me lo podía creer! La información ponía de manifiesto tal indignidad, me conmovió tan intensamente, que sentí vergüenza de pertenecer al género humano.
Pero el problema no quedaba ahí. Interesado en el tema seguí investigando y averigüé que en los períodos vacacionales, puentes y festividades señaladas como Semana Santa y otras, se produce en los hospitales un considerable aumento de ingresos de personas mayores.
Ante esta realidad me vino a la mente la frase que de pequeño tantas veces había escuchado a los mayores: Un padre, una madre, es para diez hijos y diez hijos no son para un padre. Siendo pequeño, nunca llegué a entender su significado. Hoy me avergüenzo al constatar el significado de tan lacerante aguafuerte. Y pienso en la tristeza, en el inmenso vacío que en su alma tienen que sentir esos padres, y sobre todo, esas madres, que habiendo entregado su vida a sus hijos, que habiéndose privado muchas veces de lo imprescindible para que nada les faltase, hoy ellos se desentienden, miran hacia otro lado y resulta que a todos les es materialmente imposible atender a sus padres ancianos. En el mejor de los casos los soportan unos cuantos días en cada casa y a regañadientes. Ellos se sacrificaron para que sus hijos lo tuvieran todo; ahora no son merecedores de nada; estorban; son un incordio; solo causan molestias y problemas con sus manías que resultan insoportables. Por eso tienen que andar con la maleta a cuestas de casa en casa cada mes. Como decía la antigua copla: “…son como la falsa “monea”, que de mano en mano va, y ninguno se la “quea”.
¡Qué paradoja! Como la falsa “monea” y ninguna tan auténtica.
Dicen que los mayores se vuelven muy absorbentes. ¿Porque se niegan a ser un mueble y reclaman estar con todos y no aislados en otra habitación? Ellos quieren seguir siendo un miembro activo más de la familia; que se les tenga en cuenta, poder opinar y dar su parecer. Se niegan a ser ese objeto que no nos atrevemos a tirar, pero que no sabemos qué hacer con él, ni donde poner.
Cuando nosotros éramos bebés, nuestros padres nos mostraban al mundo con gozo y contento. Hoy nosotros nos avergonzamos de ellos y de sus carencias y procuramos ocultarlos a los ojos de los demás.
Si pensásemos menos en nuestro propio disfrute y solo un poco en todo lo que ellos nos han dado, nos detendríamos un instante en nuestra delirante búsqueda de una falsa felicidad, les miraríamos a los ojos y en ellos veríamos una desesperada súplica de comprensión, de cariño y de ternura. Esos ojos que amorosamente acunaron nuestro sueño; esos ojos que tantas noches velaron con entrega y angustia nuestra enfermedad; esos ojos que hoy con ansiedad nos demandan unas migajas de cariño y veríamos como nos dicen: “Mira como me encuentro… te entregué todo lo que era… mi juventud… mi energía… mi vida… todo mi ser… Hoy… ya no puedo evitar ser lo que soy… Sé que la vida ha pasado para mí; no tengo la culpa de que el tiempo me haya convertido casi en un despojo… por favor, no me rechaces… no me eches de tu vida… no me apartes a un lado del camino… sin ti, ya no me puedo valer… yo te sigo llevando en mi corazón… perdóname si alguna vez no fui como tu esperabas que fuese… no me des la espalda… dame tu mano y ayúdame…”.
Debería estremecernos mirar esos ojos llenos de angustia por lo que son y por lo que un día soñaron ser; comprobar en lo que se han convertido: el recuerdo ajado de una ilusión; algo que no sabemos dónde colocar ni qué hacer con ello; un reloj que solo espera que las manecillas marquen su hora para dejar de ser; una íntima necesidad de concluir… que se aferra con desesperación a la vida.
Debería estremecernos mirar la agonía de esos ojos que contemplan cómo se desvanece su mundo y huye hacia un ignorado no sabemos dónde; cómo han desaparecido como el agua entre los dedos de las manos, sueños, proyectos e ilusiones; como la vida que fue, se pierde en el agujero del silencio y del olvido; cómo nos abandona la esencia de lo que fuimos y se desvanece en el frío, el silencio y la oscuridad de la noche eterna.
Debería estremecernos constatar que hemos construido un mundo en el que vivir más, se ha convertido en un problema; un mundo en el que nuestros mayores no temen morir, sino vivir, porque en ese mundo, lo que prima, es el frágil envoltorio de la apariencia y la vejez representa la amarga derrota que supone el no importarle ya a nadie.
Sin embargo, no siempre fue así. El anciano, en todas las culturas, fue el sabio a quien se respetaba y del que se tomaba el consejo. El anciano ha sido, es y será la sabiduría de la experiencia acumulada, el fruto maduro para dar y darse a los demás.
Así como no se le puede poner puertas al campo, iría contra natura y resultaría imposible impedir la evolución de la humanidad. Lo importante es considerar el precio de lo que habremos de pagar, por lo que presumiblemente vamos a ganar.
Entre los objetivos de esa mudanza, debería figurar la recuperación de la cultura que consideraba un orgullo el hacer felices a nuestros mayores. Sin duda ello nos obligará a renunciar a esa aparente felicidad que buscamos en las cosas materiales y que no es otra cosa que un egoísmo sin rumbo que nos sumerge en una alocada huida hacia delante.
Pensemos que ayer nuestros padres nos cuidaron a nosotros. Hoy es nuestro deber —nuestro deber por amor— cuidarles a ellos. Tengamos presente que mañana, será de nosotros de quien tengan que cuidar. Eduquemos a nuestros hijos, haciendo con nuestros padres aquello que mañana queramos que hagan con nosotros. Porque el auténtico amor no solo hay que sentirlo, hay que practicarlo.
Los votantes de corruptos hacen muchas cosas indignas. Entre ellas las que cuenta.
Hubo un tiempo en que los padres eran quienes traían el sustento a casa para atender las necesidades de la unidad familiar y las madres cuidaban de los hijos, hacían las tareas en el hogar…No existían las guarderías, en caso de ausentarse la madre, la vecina cuidaba de su hijo como si fuese uno de los suyos. No se envidiaba el que una familia tuviese más ingresos que la otra; simplemente se reconocía que un cabeza de familia tenía un salario mejor que otro. Aquéllos niños no quedaban guardados en una especie de almacén hasta que su padre o su… Leer más »
Lo que demos recibiremos.
Quiero dar las gracias a Diós, o a la Madre Naturaleza por el único don que he recibido, una memoria excepcional,por lo demás soy un ser normal ,corriente y moliente.
Dicen que la cara es el espejo del alma y usted don Cesar tiene cara de buena persona.
Si pretendía estremecernos, a mí lo ha conseguido plenamente, no olvidaré su artículo y lo tendré siempre presente, palabra de honor.
Yo personalmente vivi dos decadas en casi cien hogares diferentes. Vi que por el amor al dinero se pasaban sobre quien fuera , hijos sobre padres , padres sobre hijos etc. Si quieres un amor de verdad que nunca te abandone adopta a un perro Si quieres compañia y cariño siempre adopta un gato El unico amor que nunca falla es el amor Divino el de Dios hacia nosotros , todo lo demas como dijo Salomon es una vana ilusion un cuento grotesco , asqueroso y repugnante que termina en una tragedia como la que leo ahora en AD: La… Leer más »
La descristianización de la sociedad tiene mucho que ver con estas lamentables consecuencias. También quizás la incorporación de la mujer al mundo laboral, y no digamos la denigración del movimiento feminista y la ingeniería social del sistema en general hacia ese papel tan admirable que desempeñaba la mujer en el hogar antiguamente. Las mujeres realmente eran el eje, el núcleo, el hogar mismo. Por último, aunque no es excusa, muchos hijos hoy en día están explotados/quemados en trabajos basura, apurados hasta el límite para llegar a fin de mes, por lo tanto muy estresados y con poca capacidad para dar… Leer más »
Extraordinario comentario. Gran verdad. Antes, cuando éramos niños, los que ahora caminamos hacia la vejez, nos enseñaban que debíamos la vida a nuestros padres de los cuáles sólo recibíamos amor y beneficio Luego, según nos hacíamos mayores, después de que el Vaticano II decidiera que la Iglesia debía participar en política, cuando los psicólogos y psicoanalistas, de orientación marxista casi todos ellos, tomaron el poder, arrebataron la educación de nuestros hijos de nuestras manos y se ocuparan de envenenar sus mentes y sus almas. Cuando los ministros y consejeros de educación convirtieron los colegios en impartidores de educación sexual por… Leer más »
La degeneracion del ser humano ya alcanza cotas estratosfericas, debido al que el capitalismo salvaje ya te considera una inutilidad con 30 años.
Entonces de que nos extrañamos de este tipo de aberraciones.
Muy buen artículo, sí señor!!!
Triste y muy buen comentario. La decadencia moral y el egosimo hace que se den estas situaciones, yo entiendo que si los hijos trabajan no puedan tenerlos en casa sin la ayuda de una cuidadora, quizá en algunos casos hasta puede ser razonable una residencia, todo menos el dejarlos en el olvido más cruel. Si se puede lo mejor es tenerlos en casa o con una cuidadora de fiar en la suya si no se quiere de momento mover de su casa. Las residencias a veces están mal vistas pero en algunos casos son una buena opción y si es… Leer más »
Otra cosa es que muchas veces las personas no valoran lo que tienen hasta que lo pierden. Yo daría cualquier cosa por todavía tener a mi abuela, aunque fuera en un residencia, a la que poder ir a ver, acompañarla a comer fuera regularmente, etc. Ella me quería más que cualquier otra persona en el mundo, pero yo era muy joven cuando murió y no lo apreciaba como ahora, ya más castigado por los avatares de la vida y el desamor de esta sociedad. Lo mismo se puede decir de los padres. Algunos tardamos hasta que es demasiado tarde en… Leer más »
Se te deberia caer la cara de verguenza de decir que una residencia es una buena opcion, sabes cuanto dinero cuesta una residencia buena de verdad y que no sea una simple extension de la sala de espera de un tanatorio? sabes que porcentaje real de ancianos de nuestro pais disponen de ingresos para poder costearsela? El tema sobre el que trata el articulo es demasiado serio como para despacharlo soltando un par de frases llenas de trivialidades irreflexivas. Hace algun tiempo me encontre por ahi de casualidad una pelicula cuya accion transcurre en una residencia para personas mayores. Es… Leer más »
El problema es que, en la sociedad española, occidental y yo diria que hasta mundial, porque ya la China moderna se contagio, lo unico que importa es ser “productivo”, por lo mismo hay un darwinismo social salvaje, donde por supuesto los ancianos por ya no ser utiles en el proceso productivo de la frenetica economia “globalizada” son considerados un estorbo y una carga. Si inclusive los jovenes, fuertes y llenos de energia, si no son necesarios para cubrir una vacante laboral, son considerados “sobrantes”, es de imaginarse como considera la sociedad a las personas mayores. Tampoco ayuda mucho que, con… Leer más »