Viendo pasar los cadáveres de mis enemigos
Cuando a la atardecida, entre granados, me siento a descansar, tras la jornada de trabajo, veo pasar en tropel los cadáveres de mis enemigos: hay un auténtico atasco. Se trata de personas que, llevando una doble vida, han prostituido ideas nobles para su mero beneficio personal. Es urgente rescatar esas ideas del descrédito al que los corrompidos hipócritas las han sometido.
Brillaron durante un tiempo con falsos fulgores, revestidos de la fría luz del príncipe de las tinieblas, abanderando causas nobles con el fin oculto de desactivarlas, impidiendo que se pongan en cuestión los privilegios de la casta, a la que pertenecen. Hipócritas que predican una cosa y viven justo la contraria. En la función del perro del hortelano que ni come ni deja comer, aunque estos trincan.
Falsarios de doble cara. Pudieron hacer mucho bien. Tuvieron los medios para ello y prefirieron buscar su lucro personal, enfangándose en la corrupción moral, de modo que acabarán pronto sin honor, sin prestigio y sin lucro. Son legión, pero voy a centrarme en tres: Julio Ariza, el pequeñO Losantos y Joseph Anglada. Entre todos los pecados capitales el que ha llevado a los tres a una similar forma de locura que deviene de la corrupción moral y que implica una completa pérdida del sentido de la realidad, es la avaricia. Los tres han sido seguidos con pasiones inmerecidas y estériles, sin importarles utilizar a la gente y engañarla en niveles de vileza. Los tres se han dirigido, de diferentes maneras, a una corriente de opinión de gente sana y con principios, para ningunearla a fin de incrementar su cuenta corriente.
Los tres han pasado de la gloria a la miseria abismándose en el relativismo moral que decían combatir pero que, al tiempo, practicaban de manera irrestricta. Los tres consideraron que la defensa de ciertos principios les legitimaba para actuar en contra de esos principios o sin principio alguno.
A Julio Ariza lo he tratado mucho y fui viendo su paulatina degeneración. Tenía un grupo saneado con el que podía haber ido creciendo con mesura y prudencia, de manera responsable. Defendía cuestiones clave como el derecho a la vida y el orden natural, pero fue enloqueciendo actuando de manera temeraria y corrupta, acumulando deudas, impagos y maltratando a los trabajadores hasta situarlos en el esclavismo. Lo más llamativo de este personaje penoso es que esta sociedad carece de los instrumentos, de los medios para frenar a aventureros de esta calaña.
Ariza ha acumulado deudas con Vocento de diez millones de euros, con la Mutua Madrileña de dos millones; no ha pagado ni las nóminas a los trabajadores ni las indemnizaciones a los despedidos y ningún fiscal ni ningún juez le ha parado porque era un hombre de la casta, protegido por el PP.
Lo más repulsivo de Ariza es que en todo momento ha ido de católico oficial. Convertir el catolicismo en una patente de corso para saltarse todas las normas es un escándalo que sencillamente clama al cielo.
Anglada demostró coraje y férrea voluntad para poner en marcha Plataforma por Cataluña, un partido contra la inmigración y el islamismo, cuando ambas cosas era blasfemia para la tiranía de lo políticamente correcto. Con esfuerzo, tesón, demostrando capacidad de organización, lo hizo crecer. Pero su propio éxito le corrompió y convirtió todo ese esfuerzo en un negocio oscuro, cayendo en la picaresca. No me arrepiento de haberle apoyado en las elecciones autonómicas en las que estuvo a punto de triunfar. Cuando debió estar a la altura de las circunstancias, su propia degeneración le hizo incapaz y estéril. Se rodeó de los peores, a los que inculcó esa idea del negocio, y han sido ellos mismos, a los que maltrataba, los que han terminado volviéndose contra él. Rozó la gloria y se va a ir hundiendo en la miseria, también en la económica.
El caso de Losantos es el más grave y extremo de corrupción moral, porque empezó siendo una víctima del terrorismo separatista catalán y una referencia moral en la lucha contra los nacionalismos liberticidas. Tuvo los medios para hacer algo grande, con la cadena COPE a su disposición, pero nunca ha dado la talla. Convirtió su falso liberalismo en una patente de corso para recibir subvenciones, prebendas y dinero negro del PP.
Cuando parecía crítico con el sistema, en realidad pretendía apoyar a una facción del PP que era la que le financiaba. Emborrachado por su influencia, ese poder le corrompió perdiéndose en batallas de bajos vuelos, desprestigiándose con histrionismos sin sustancia, como un mero lacayo de Esperanza Aguirre. Llevando su impostura y su locura al extremo, quiso imponer a sus seguidores la ristra de estupideces sin sentido sobre la terrible masacre de Atocha, el 11 de marzo de 2004. Y no pocos les llevó a la locura, el sectarismo romo y la maldad jibarizada. Él que debía haber sido respetuoso con las víctimas, se dedicó a ofenderlas, a agraviarlas, a incrementar su dolor y llegó hasta la vomitiva postura de pedir la libertad para los asesinos, para los fanáticos islamistas.
Es ya un juguete roto, un zombi que deambula por el escenario y cuya función de bufón de la casta se ha hecho aburrida e innecesaria. Hasta le han dado la espalda Alberto Recarte y César Vidal. Losantos es básicamente un mediocre, pero, con humildad y magnanimidad, podía haber sido un puntal de la nación doliente, y ha devenido en una especie de payaso cuyo nombre, manchado y putrefacto, emerge de todas las cloacas más fétidas del PP.
Es preciso aprender en cabeza ajena. Es necesario mantener la cordura y la honradez, sabiéndose poca cosa y con una disposición de servicio. Ningún fin justifica los medios. Ninguna idea legitima medios inmorales. Pronto pasa la gloria del mundo, como decían los moralistas clásicos. Incluso, de manera más pedestre, es sabio le refranero cuando sentencia que la avaricia rompe el saco. Pero también deberían aprender cuantos han seguido a estos falsos profetas de la nada a no abandonar nunca ni el respeto a las personas ni el espíritu crítico; a no delegar su responsabilidad; a ser lo suficientemente honestos y valientes para no entregar su alma a las coartadas de la casta.
No concedo ninguna importancia al hecho cierto y constante de que todos los que han ido contra mí están desapareciendo del escenario, porque ellos han labrado su propia ruina convirtiendo sus vidas en una gran mentira.
Las ramas de los granados se han llenado de brotes y ya apuntan las primeras hojas de un grana reventón. A menos de un metro, un petirrojo me mira frágil y curioso. Los almendros están en flor con su blancura nívea. Las olivos están reverdecidos. En los naranjos apunta el delicioso azahar. Todo hace presagiar la inmediata, lujuriante y esplendorosa primavera.
“Los olivos están reverdecidos”
Efectivamente D. Enrique, Hay determinados olivos, que permanecemos irremediablemente reverdecidos y en primer tiempo de saludo.
Saludos., D. Enrique.
Como gosassss pajaro,me parece muy bien,van cayendo de cabeza.
esta etapa de vuelta al campo le esta dando mucho sosiego, calma y lucidez a Don Enrique, se nota en su prosa, deberia aprovechar los tiempos entre cosechas y escribir algun libro y publicarlo en la web como ebook
D. Enrique: Con el debido respeto le pregunto si está de acuerdo con los ataques del separatismo-imperialismo catalán contra algunos periodistas, entre ellos el Sr. Jiménez. No podemos decir “yo no soy Jiménez, Merlos, Horcajo, Cuesta, Sentis, etc…” porque algún día llamarán a su puerta e irán por Vd., por mi, por cualquiera. Respeto las controversias, disparidad de criterios pero no podemos tolerar el comportamiento de la Generalidad contra periodistas que no son de su cuerda y les espetan a la cara verdades como puños. Estoy convencido que detesta el comportamiento y la actitud del gobierno regional catalán contra esos… Leer más »
Creo recordar que en el “arte de la guerra” podemos leer una sentencia contundente:
“Siéntate y verás pasar el cadáver de tu enemigo”.
Es algo recíproco, alguien estará a buen seguro sentado a ver pasar el suyo.
Todos, repito, todos tenemos enemigos que esperan sentados ver cómo pasa nuestro cadáver por el río y todos tenemos enemigos a quienes ansiamos ver que pasen.
La vida es así; Julio Iglesias cantaba “la vida sigue igual”, discrepo, no sigue igual pero sigue.
Yo tenía entendido que se trata de un proverbio árabe
Sr Enrique aproveche para estercolar la tierra. Es el mejor momento para que en la primavera coja fuerza las raíces.
Gracias. Ya están todos los árboles estercolados y bien de fósforo.
Es preciso que las palabras de don Enrique no caigan en saco roto y los dirigentes de Soluciona las tengan presentes. No se puede ceder. No se puede pactar con el diablo.
Todo correcto menos lo del falso liberalismo de losantos . el liberalismo es un cancer y no se puede ser patriota y defender la ideologia capitalista,
Hay que tener cuidado con los dogmas laicos, que suelen ser bastante tontos. Lo de “ideología” capitalista, la verdad no lo entiendo muy bien. A mí y a todo hijo de vecino, nos encanta prosperar nosotros, nuestros vecinos,nuestra familia, nuestra nación y todo el mundo. Elemental, no?
Todos los enemigos del sr. De Diego (Ariza, Pedro J, Losantos, Anglada) pasan por delante de su campo de granados en cortejo fúnebre. ¿Todos? No. En una pequeña aldea de “la millor terreta del mon” resiste cual palmera frente al picudo una noble dama que, según un artículo publicado recientemente por el Sr. De Diego en esta web, fue injuriada por él mismo sin motivo ni razón. ¿El fin justifica los medios?
Esa dama -y perdón por lo de dama- está completamente acabada. Y en mi opinión, Enrique de Diego ha hecho muy bien en dejar que caiga solita. Muy inteligente.
Estimado llanero:
Ciertamente, siguiendo el símil de mi ultimo post, la resistencia de la palmera contra el picudo suele ser poco efectiva.
No es justo el ostracismo al que han condenado a uno de los mejores periodistas de España por decir la verdad e informar del desastre que se avecinaba, sus libros la monarquia inutil, carta a rajoy para salvar España, privatizar las mentes, deberian leerlos todos y estar en las principales librerias siendo record de ventas a ver si esta panda de gilipollas se entera de una vez de lo que ocurre en su pais y se rebela ante tanta injusticia e infamia.
Algunos le pueden tachar a D. Enrique de rencoroso. Pero cuando uno hace su trabajo con honestidad, lucha contra su propio jefe por el bien de la empresa, y como premio recibe un castigo, es lo más normal que una vez la justicia natural (de la otra no hay en España) pone a cada uno en su lugar, se sienta bien.
Esperemos que otros españoles de bien podamos tener esa satisfacción de ver a otros miembros de esta castuza, desfilar en ataúdes.