Leo la noticia de que usted ha sido el impulsor de la recogida de firmas contra el sacerdote don Jesús Calvo, por unas declaraciones realizadas en el programa de “La Ratonera”, en clara alusión al señor Zerolo.

Voy a ser muy breve para no distraer la atención de los lectores sobre temas de mayor calado, así que me ceñiré únicamente a dar mi modesta opinión sobre esa iniciativa contra un cura de aldea, al que respaldan y respetan, no 54.200 firmas, sino cientos de miles de seguidores de Alerta Digital y de “La Ratonera”, que no se dedican precisamente a firmar manifiestos contra nadie, pero que tampoco creen en hipócrita ni fariseos. El Padre Calvo es diáfano, claro y transparente, y se puede disentir de alguna de sus exposiciones sin necesidad de recurrir al obispo de León.

Señala usted también que su iniciativa no va contra la Iglesia católica (sabe cubrirse las espaldas Eladio), sino para defender la dignidad de las personas. Que bien suena eso; la dignidad de las personas, ¿de qué personas, de Esperanza Aguirre, María San Gil, Cristina Cifuentes…? Ellas también son personas con dignidad ¡Creo yo! Y alguna de ellas con el mismo tipo de enfermedad que Zerolo, pero a usted no le conmovieron en absoluto los miles de improperios e insultos que ellas tuvieron que aguantar y sufrir, y no en diez minutos de programa, sino semanas enteras en televisión, radio, periódicos digitales, y decenas de foros por la Red. Claro que, esas alusiones criminales, groseras y cargadas de intención no las realizó el Padre Calvo ¿Verdad señor Ruano? Las realizaron individuos que quizás a usted no le dicen nada, pero que saben muy bien lo que firman.

Deduzco, dado el motivo de su iniciativa, que de haber sido el aludido cualquier diestro de la tauromaquia, las palabras del Padre Calvo, no es que hubiesen pasado desapercibidas, sino más bien motivo de mofa y befa viniendo de un cura, siendo rápidamente solapadas a todas las iniciativas contra el mundo taurino, por tratarse de la Fiesta Nacional de España.

Dice usted también al proclamar su iniciativa lo siguiente: “EL PÁRROCO ESTÁ DEFENDIENDO APLICAR LA PENA DE MUERTE, algo totalmente intolerable en una sociedad democrática como la nuestra”.

Creo que vuelve de nuevo a mearse fuera del tiesto Eladio. Veo que está usted contra la pena capital en España, pero sin embargo, parece significarse sólo, única y exclusivamente, contra esa pena capital a la que se refiere el Padre Calvo, porque, que yo sepa, los terroristas vascos de la ETA y asesinos en serie de niñas y mujeres indefensas, llevan aplicando esa pena durante años en esta democracia y en todos los rincones de España, y usted no se ha sentido llamado a tomar una iniciativa contra esos criminales que, para mayor escarnio, estamos viendo salir felizmente de prisión.

Dígame, ¿a qué pena de muerte se refiere usted? ¿A la que le aplicaron los etarras a Miguel Ángel Blanco o al joven guardia civil valenciano Antonio García Argente? ¿A la que aplicaron sus asesinos a Olga Sangrador; a Sandra Palo; a Marta del Castillo o a Mariluz Cortés…? Dígame, ¿a qué pena capital se refiere señor demócrata? ¿A la que aplicaba a los fetos en la trituradora de las clínicas abortistas de Barcelona un carnicero asesino? ¿A la que se aplicaba en el hospital Severo Ochoa de Leganés a ancianos indefensos que entraban vivos por urgencias y eran conducidos a la morgue en pocas horas?

Una sociedad bien organizada, realmente democrática, en orden y en un estado de derecho, no debe permitir bajo ningún concepto que los criminales y los asesinos tengan más derechos que las víctimas. Cuando eso sucede, es porque el sistema precisa de una regeneración urgente, de lo contrario, el pueblo tomará la iniciativa para que, entre las leyes por las que se tiene que regir la nación, se contemple la pena capital a la que se refiere el Padre Calvo. Así de claro. No es sólo don Jesús Calvo quien defiende la aplicación de esa pena capital para terroristas, violadores, narcotraficantes y asesinos en serie. Miles y miles de españoles, muchos más de los que a usted le han prestado la firma, están hasta los mismísimos tímpanos de ver como son violados, conculcados y pisoteados sus derechos, mientras los criminales más sanguinarios son puestos en libertad.

Señor Ruano, tenga usted el valor de visitar a familiares de víctimas violadas y asesinadas con ensañamiento, o masacradas por el terrorismo vasco de la ETA, y que le expliquen cómo se sienten cuando ven salir a los criminales de prisión amparados por esta democracia a la que usted tanto alude. Escuche a los familiares de las víctimas antes de lanzar iniciativas contra la pena capital de la que habla el Padre Calvo, y sus argumentos lo pondrán a usted rápidamente en su sitio. Quizás tras unas cuantas de esas entrevistas usted, y más de cuatro de los firmantes de su iniciativa, cambien radicalmente de opinión.

La ignorancia es muy atrevida Eladio; todos los que proponéis este tipo de iniciativas nunca lo hacéis contra el fundamentalismo islámico ni contra los violadores y asesinos de niños o criminales etarras con nombre y apellidos; los que sistemáticamente os oponéis a la pena capital y estáis contra todo aquel que ose disertar sobre ella como legítima defensa de la sociedad, curiosamente no habéis sufrido nunca en vuestra propia carne la muerte de un hijo, un hermano, la esposa, el marido o un compañero de trabajo, entre las zarpas o las bombas de unos criminales. El día que sufran ustedes cualquier pérdida de esta magnitud, entonces, despertarán de este sueño democrático que los tiene hipnotizados, sentirán la necesidad y pedirán a gritos que la sociedad los arrope, empezarán a pensar de otra manera acerca de los que respaldan a los terroristas y a los asesinos, y pedirán a gritos que surjan maestros y eruditos como el Padre Calvo, que abran los ojos de los ignorantes.