El Gobiernito corrupto de Andalucía sanciona con 145.000 euros al empresario que se opone a la ley antitabaco
Un mes y cinco días. Hace exactamente este tiempo entró en vigor la nueva ley antitabaco, que convertía a los bares y restaurantes en espacios libres de humos. A todos, menos al Asador Guadalmina de Marbella. Su dueño, el empresario donostiarra José Eugenio Arias, decidió emprender una cruzada contra el Estado y declararse insumiso.
En su local se puede fumar y además se jacta de ello. Un mes y cinco días después, la Junta ha comunicado que el establecimiento será sancionado con 145.000 euros. En el caso de que el dueño del asador no abone la multa, el local podría ser clausurado.
La resolución del expediente abierto por vulnerar la Ley General de Sanidad se le comunicará hoy al dueño del restaurante, que desde la entrada en vigor de la ley se ha erigido en líder de un movimiento en contra de la normativa que veta la nicotina en los establecimientos públicos, con recogida de firmas por toda España incluida. La cuantía de la multa por falta muy grave podría haber ascendido hasta 600.000 euros, más otra de hasta 10.000 euros si el Ayuntamiento de Marbella también toma cartas en el asunto.
Desde la Consejería de Salud no habían concretado hasta hoy ni la fecha ni la cuantía de esa sanción. Según explicaron a este periódico fuentes de la delegación provincial, el empresario donostiarra ha tenido quince días hábiles desde el pasado 7 de enero para presentar unas alegaciones; plazo que ha apurado casi al máximo. Aún no se ha pronunciado el Ayuntamiento, a quien la Junta remitió las actas levantadas en el establecimiento para que hiciera lo propio: Instruir un expediente grave por el incumplimiento de la ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo. En su caso, ni siquiera han desvelado si el expediente ha echado a andar. Y eso que hace un mes que la Policía Local visitó el local.
La lentitud y la falta de una respuesta contundente de las administraciones le ha permitido a él -y a otros que han ido siguiendo sus pasos en el resto del país- aumentar sus beneficios con fumadores empedernidos que se resisten a quitarse el pitillo de los labios sino que se está cobrando como víctimas a sus vecinos del centro comercial Guadalmina, que cumplen a pies juntillas la ley mientras asisten a un trasvase de clientes hacia el asador orgulloso de ser insumiso, al que consideran competencia desleal. Ya lo dijeron el pasado sábado a este periódico de forma contundente: «O todos moros o todos cristianos».