Braulio Medel
Y es que este Braulio Medel, al que conocí siendo Presidente de la caja de ahorros de Málaga, allá en el ochenta, es como los dinosaurios. Sigue y sigue de presidente de la institución de ahorro, a pesar de que el mandato está limitado a varios años. Haciendo trampas, claro. La táctica es que antes de que concluya el mandato, negocia fusionarse con otra caja en apuros, y ala, a seguir con el coche oficial, el stautus y gastos pagados como un auténtico ministro, que ese es poder que en Andalucía ostenta don Braulio Medel. El eterno presidente de Unicaja, al que la juez Alaya acaba de imputar por su implicación en concesión de eres irregulares.
Lo que nadie comenta es que la Junta de Andalucía, el pesoe sevillano, ha sido cómplice en los trapicheos de don Braulio. Porque mientras permitieran, facilitaran, que continuara en la presidencia de Unicaja los créditos y favores a los del partido siempre han sido más que generosos. ¿Que había que apoyar a un periódico de la cuerda?, pues allá Unicaja financiaba campañas publicitarias millonarias o patrocinaba una colección de monedas que se regalaba con cada ejemplar. Unicaja ha sido el cortijo de la Junta de Andalucía durante más de treinta años. Y Braulio Medel su benefactor. Ha colocado, con sueldo, claro, a todos los socialistas que quedaban descolgados de puestos políticos remunerados… Porque otra cosa no, pero el pesoe sí que cuida a sus cachorros, y a sus séniors. Lo de León, en Andalucía, es impensable.
En los diferentes consejos de administración de las cajas de Braulio han cobrado, por asistencia, cientos de conocidos personajes que firmaban con los ojos cerrados todos los documentos que les pasaran a la rúbrica. Lo importante es asistir y cobrar, claro. Quizá la juez Alaya haya interpretado correctamente la figura del consejero, y por eso los imputa en el fraude de los famosos “eres”, que se van a llevar por delante a un buen número de altos cargos acostumbrados a hacer y deshacer sin que nadie se atreviera a cuestionarlos.
Eso si las maniobras de la Junta para apartar a la juez Alaya no dan su fruto. Porque parece que hasta Ruiz Gallardón, el ministro díscolo del pepé, quiere colaborar para que dejen de saberse, de imputar, a tanto cargo público, porque eso “mancha la democracia”, dicen.
Y también a él, que es de los que no se lavan.