La disidencia contra la tiranía sin alma
La ruina de la nación española y su declive evidente no es el fruto de un azar o de una maldición cualquiera. Las divisiones de su pueblo, la deshonestidad de su clase política desalmada y depredadora y las maniobras de una verdadera oligarquía sin patria ni conciencia participan de este derrumbe histórico cuyos límites imprecisos aún no somos capaces de apreciar en toda su totalidad.
En todas partes el frenesí de la ideología del caos se abate sobre nosotros y sufrimos sus consecuencias. Vemos como nuestra economía y el conjunto de las estructuras sociales se hunden en una lógica perversa y absurda: la de la competición sin escrúpulos de todos contra todos, la de la explotación sin límites, la de la dictadura de la deuda, la del productivismo y el consumismo sin freno ni sentido.
Constatamos que nuestro patrimonio cultural, moral y ético se erosiona a ojos vista ante los asaltos continuos de principios impuestos por la ideología reinante, los del individualismo y la superficialidad, los de una ?conducta desviada? que disgrega los pilares fundamentales de nuestra sociedad. Percibimos la profunda deriva que ha pervertido el sistema político sobre el que se ha querido construir el país, vaciando su sustancia una democracia que ha quedado resumida a una triste caricatura que ya no engaña más que a los ciegos y los necios. Padecemos la integración forzada en una Unión Europea que ni necesitamos ni nos es benéfica y cuya naturaleza va contra nuestra identidad y nuestros verdaderos intereses, además de socavar nuestra soberanía e independencia por la que hemos luchado durante siglos.
Nos damos cuenta del grado gigantesco de trastornos y perjuicios que se derivan de un sistema fundamentalmente destructor cuya primera característica es la de ir contra la Vida bajo todos sus formas y de destruirla en una celebración cotidiana de la muerte, ya sea la del hombre en la promoción del aborto y la eutanasia, como en la destrucción de los bosques, ríos y espacios naturales, víctimas de la codicia insaciable de un sistema ávido de consumo sin más finalidad que el propio consumo.
El mundo actual en su perversa configuración no nos deja hoy a las conciencias dignas más que una posibilidad, la de la insumisión. Nuestro honor se llama hoy disidencia. Sabemos que no tenemos nada que esperar de las elecciones por venir: el pueblo las ha perdido de antemano. El sistema está bloqueado a cal y canto, cerrado con candado. Frente a las traiciones conjuntas de organizaciones partidistas o sindicales, España no puede contar más que con una respuesta popular para revertir el curso de la Historia. Nuestra nación nos llama, frente a la dictadura hedonista e insoportable del capitalismo ultraliberal que reduce al hombre a ser un consumista fanático e insaciable y que se ha propuesto destrozar este edificio de símbolos y de realidades que era el Hombre civilizado.
Rechazamos esta farsa electoral, esta impostura democrática y la corrupción de nuestras conciencias. La casta política se ha lanzado a una guerra contra nuestro pueblo. La oligarquía anacrónica que se ha apoderado del conjunto de los resortes del poder deberá hacer frente a una disidencia multiforme a partir de ahora. De manera metódica, pacífica y sistemática debemos combatir este poder enemigo del pueblo y de la nación española en todas sus facetas. Dejar de aceptar este sistema es condenarlo.
Llamamos a la disidencia de todos y cada uno de nosotros, a la resistencia individual y colectiva, a la toma de conciencia y a la organización frente a la dominación opresiva de este sistema, a la lucha contra la dictadura de la ideología de la decadencia. Hay que organizar la resistencia y coordinar nuestros esfuerzos contra esta tiranía sin alma.
*Presidente de Soluciona en Cataluña
España esta emferma terminal y cuando antes muera sera mejor para los ciudadanos que residimos aqui, Esta agonizando y no tiene arreglo
Muy bien dicho, señor Bellalta… hasta llegar a “Rechazamos esta farsa electoral, esta impostura democrática”. Entonces, qué? esperar a que se alce el ejército?
No sería más conveniente inspirarse en el Frente Nacional francés o sea responder, por la vía electoral y el previo trabajo organizativo, a las verdaderas aspiraciones del pueblo, cansado ya de discursos trasnochados e invocaciones estériles.
Estupendo texto de Gerard Bellalta. Duele tener que decirlo, pero es demasiado acertado e inteligente como para tocar a la mayoría de este pueblo español completamente cretinizado y aletargado por la cultura ambiente. ¿Qué podemos esperar de esta sociedad cuando un partido como Podemos ha logrado convencer a 1.500.000 de electores? El PP y el PSOE, a pesar de perder muchos votos siguen teniendo el apoyo de millones de españoles. Hace unos años, una maruja periodista escribió en la hoja parroquial del PSOE El País) que los 11 millones de españoles que votaron a Aznar en aquella ocasión eran todos… Leer más »
Bien dicho, señor Bellalta.
Frase de un banquero norteamericano hace más de cien años: Si la gente deja de gastar el dinero que no tiene, en cosas que no necesita, estamos perdidos.
Y desde entonces, y aún antes, el banquero y los de su cuerda, se han dedicado a evitar que eso ocurra.
Y hay que reconocer que han tenido y tienen un éxito clamoroso.
Ocurre que han ido demasiado lejos.
Muy bien por su parte.
Asi sera.