Atando cabos
Contaba el periódico de Nicaragua “El nuevo diario” el 15 de Marzo de 2000, una anécdota muy significativa que viene como anillo al dedo a raíz de los últimos acontecimientos que se están produciendo en nuestro país tras el anuncio de la Casa Real sobre la abdicación de don Juan Carlos I.
Decía el diario de Managua, que cuando Roosevelt, el presidente más democrático y reformador de los Estados Unidos recibió con bombo y platillo al dictador nicaragüense Anastasio Somoza, los periodistas le preguntaron que cómo era posible que el presidente del país más democrático del mundo, se dignara a recibir a un “hijo de puta”. Roosevelt sin inmutarse respondió:
-“Sí, es un hijo de puta, pero es NUESTRO hijo de puta”.
“NUESTRO hijo de puta…”. Una definición precisa y cínica que constituía y ha constituido una constante del comportamiento del gobierno de los Estados Unidos, no sólo en Iberoamérica, sino en otras regiones del mundo a lo largo de nuestra historia reciente. “SUS hijos de puta” en Iberoamérica, recibían el apoyo norteamericano bajo el discurso de contener la amenaza del comunismo que intentaba instalarse en aquellos países, como lo hizo en Cuba y ahora en Venezuela, país del que los Estados Unidos son importadores de su petróleo.
Pues bien, ¿creen ustedes que el comunismo era lo que realmente importaba a los altos mandatarios de Norteamérica? Me parece que no. Y pongo como ejemplo el acuerdo al que llegan Bush y Gorvachov en virtud del cual, los dos mandatarios se pasaron a su antojo y por el forro, el derecho internacional.
Bush, entrando con sus tropas en Panamá y asaltando una nunciatura apostólica llevándose preso al general Noriega a las cárceles de Estados Unidos, y Gorvachov entrando con su ejército en Afganistán, un país libre y soberano, pasándose a la ONU por el forro de los caprichos; los dos al unísono dijeron ¡Aquí mando yo! Y, con un par, se pusieron a comer en la mesa común. O sea, los Estados Unidos se convertían en el instrumento financiero de la Internacional Socialista, y a la recíproca, la Internacional Socialista en el instrumento político de la Internacional del Dinero.
Asimismo, por ejemplo, esa política de: “NUESTROS hijos de puta…” La ha venido practicando Europa con gran religiosidad, con Libia, Marruecos, Egipto, Irak, Siria y otros países del mundo árabe, so pretexto de contener el fundamentalismo islámico en la zona.
Dictadores que confraternizaban con los presidentes de los países más importantes e influyentes de Europa –véase el idilio entre Aznar y Gadafi con regalo equino incluido-, fueron derrocados de la noche a la mañana acusados de dictadores criminales y genocidas. Los que durante muchos años fueron intocables y de los que se habían servido los demócratas europeos para monopolizar la distribución del crudo, dejaban de ser “SUS hijos de puta”, y ya no importaba en absoluto que el fundamentalismo islámico -que hasta entonces era una amenaza peligrosísima y amenazadora-, dejase de serlo para poder expandirse por la zona.
En España, el cerco internacional sufrido por el régimen de Franco una vez acabada la guerra, terminó con la firma de los primeros acuerdos con Norteamérica. Se acababa el hambre y el racionamiento, y comenzaba el despegue industrial y económico. Franco y su régimen eran el instrumento perfecto para impedir la expansión del comunismo en nuestro país, y España era el punto estratégico idóneo para la instalación de las bases militares norteamericanas en el sur de Europa para controlar el Estrecho.
Muerto Franco, el príncipe de España don Juan Carlos de Borbón es proclamado Rey en plena “guerra fría”. El partido comunista –claramente republicano y a su vez pro soviético-, era una amenaza no sólo para la monarquía, sino también para Norteamérica.
De ahí, que el linchamiento de Suárez (DEP) entre 1979-1981, se debió principalmente a que ya había cumplido su cometido: El trabajo sucio. Ser el Instrumento de la monarquía para que al Rey no le partieran la cara, no solo los que lo consideraban un traidor a Franco, sino también aquellos que antes del 23F lo insultaban y repudiaban enarbolando banderas republicanas pidiendo su cabeza, pero que dejaron de hacerlo cuando lo vieron salir a través de los medios como “salvador de la democracia”, ordenando a las tropas que se retiraran a sus cuarteles.
Ya se había pactado un amancebamiento entre la corona y Felipe González, a quien se le otorgaba un poder sin límites. Por una parte, para que persiguiese obsesivamente a don Blas Piñar (DEP), hombre inteligente, íntegro, honrado y claro defensor de la unidad de España, pero contrario a una Monarquía que había traicionado su juramento, y por otra parte, para que con un discurso moderado redujese a la nada al Partido Comunista y contuviese a las bases socialistas con sed de República. Mucho más tarde, tuvo que asfixiar y ningunear a otro hombre honrado, integro, respetable y fiel a sus ideas, pero catalogado como un peligro para la monarquía: don Julio Anguita González.
Los distintos gobiernos de la democracia actuaron de igual modo con los nacionalistas vascos y catalanes para que hicieran de “muro de contención” y no se posicionaran con Herri Batasuna Eta y ERC. Los nacionalistas han sido tratados con un mimo exquisito a pesar de perseguir el mismo fin que los terroristas, y al final, unos y otros han sacado tajada económica, se han reído del conjunto de los ciudadanos, piden separarse de España saltándose la ley, y juntos abogan por otro objetivo común: La III República.
No es de extrañar por tanto, que el más que cantado derrocamiento de Rubalcaba, fiel aliado de la monarquía durante todos estos años, haya precipitado la abdicación del Rey. Prueba de ello, es que las bases del partido socialista, desoyendo las llamadas angustiosas de disciplina de voto, han hecho oídos sordos reclamando a voz en grito, un referéndum en la misma línea que los comunistas y separatistas que han tomado las calles con banderas tricolor, para que el pueblo decida entre Monarquía o República.
Y para concluir atando cabos sobre todos estos acontecimientos y dejando volar la imaginación de los lectores, quiero traer a colación un pasaje histórico sobre un líder íbero de las tribus que habitaban lo que hoy es Extremadura, parte de Portugal, Zamora… y que resistió frente a la expansión de Roma. Me estoy refiriendo a Viriato. Después de guerrear contra Roma y de obtener algunas victorias, los romanos enviaron a Quinto Flavio Máximo Serviliano con dos legiones a Lusitania. El ejército de Viariato acorraló a Serviliano y obligó a Roma a negociar para que no matarán al general romano. En cualquier caso y a pesar de la diplomacia, Viriato seguía siendo un objetivo a eliminar para los romanos. Tres capitanes de Viriato fueron sobornados para que acabaran con su jefe. Así lo hicieron, y cuando acudieron a cobrar su recompensa, el cónsul Cepión ordenó que los mataran por traidores. Esta sentencia fue ratificada con la famosa frase: “Roma no paga traidores”.
Suscribo todo lo expuesto de la “a” a la “z”.
Excelente artículo. Breve resumen de la política nacional e iternacional donde lo que prima es la traición.
¿que lo has escrito tú o eres familar o amigo? ¿Viariato? pues la Historia de España de toda la vida, matándonos y tracionandonos entre nosotros llevamos toda la vida…cuando España ha hecho algo grande siempre ha sido con reyes “extranjeros” a la cabeza, desde la batalla de Navas de Tolosa no se ha vuelto a hacer algo grande juntos….y creo que salió bien porque se respetó las peculiaridades de los distintos territorios y naciones de España…