La continuidad de Vicente del Bosque tras su fracaso en el Mundial
JVA.- Giancarlo Abette presidía la Federación Italiana de Fútbol. A las pocas horas de que su país cayera eliminado del Mundial, dimitió. Sus mismos pasos siguió Cesare Prandelli, el técnico de la selección azzurra. Elegantemente, los máximos responsables del calcio, tanto a nivel administrativo como deportivo, se fueron a casa.
Aquí, todo lo contrario. Tras el monumental fracaso de La Roja en Brasil, no ha dimitido nadie. Ni siquiera Pedro Cortés, que sacaba pecho y saludaba a las masas como si fuera un futbolista más, desde lo alto del autobús descubierto, durante el paseo triunfal de los campeones del mundo en 2010. Ahora, en buena lógica, debería abandonar su puesto en la selección, a imagen y semejanza de lo que han hecho los jugadores más veteranos, que han renunciado a seguir.
Y qué decir del obtuso Ángel María Villar, que no solamente se cree incombustible al frente de la RFEF, sino que aspira a escalar puestos en el organigrama de la FIFA. Su don de gentes y su dominio de las lenguas, sobre todo la castellana, le convierten en un serio aspirante a sucesor de Blatter. También Vicente del Bosque ha decido continuar al frente del equipo para liderar su renovación. Ambos, presidente y seleccionador, como dos damnificados renqueantes que se apoyan el uno en el otro, han optado por seguir en el machito. Aquí «no ha pasao na».
Del Bosque cuenta con el beneplácito de gran parte de la crítica madrileña, lo cual no es moco de pavo. Al contrario, tener el aval de los «santones» mediáticos del centro, resulta fundamental para poder desarrollar con tranquilidad y ciertas garantías de paz y concordia, la labor del técnico español. No es una crítica a Del Bosque, que ha sabido granjearse esos apoyos. En todo caso, es un reproche a aquellos que se consideran imprescindibles a la hora de elegir al seleccionador y facilitarle el trabajo. Javier Clemente, por ejemplo, no contó con tales avales. Pertenecía a la esfera periodística de «Butanito», ya por entonces muy mal visto por la otra facción y caído en desgracia. Tampoco Iñaki Sáez contó con tales beneplácitos. Y menos aún Luis Aragonés, que cometió la osadía de prescindir de Raúl González „palabras mayores„ y le hicieron la vida imposible. Pero tuvo agallas para resistir, sobreponerse y conquistar la Eurocopa. Eso sí, nunca le perdonaron que jubilara al 7 del Madrid. Al contario: le armaron la marimorena y le presionaron por tierra, mar y aire para que recuperara a aquel cabecilla de una rebelión encubierta „y silenciada por los medios madrileñistas„ contra el seleccionador. Afortunadamente gente como Xavi, Fábregas, Busquets, Sergio Ramos o David Villa, dieron un paso al frente y salieron a dar la cara por Aragonés. La camarilla de Raúl enmudeció. Y con ella, el entorno mediático que le apoyaba, que se vio forzado a cambiar de chaqueta.
A la vista de tales comportamientos, puede que ahora Del Bosque haya dado un paso en falso con su continuidad. No se sabe hasta cuando le van a seguir sosteniendo. Seguramente, en cuanto deje de acceder a alguno de sus caprichos, le darán la espalda. Ése será el principio de su final.
De momento, nadie ha reparado en su parte alícuota de responsabilidad en la debacle de Brasil. Quienes le indujeron a pecar con Diego Costa o a mantener intocable a Iker Casillas, no le van a demandar ahora responsabilidades. Ni van a reprocharle sus dudas metódicas „que en su día forzaron al señor Florentino a prescindir de sus servicios en el Madrid„. Del Bosque es uno de esos entrenadores difusos, para los que el fútbol es un problema más esotérico que técnico, que nunca acaban de concretar y resolver. Eso sí, si su relevo ha de ser Camacho, como propugna una parte de los medios centrales, mejor que siga muchos años.
¡¡¡ QUE JETA !!!