IJ.- Para estar en la casta que denuncia el recién elegido secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, hay que cumplir dos requisitos mínimos: el primero ser político y el segundo haber tenido un comportamiento poco ético, dejando la puerta abierta de par en par a la corrupción. Lo que no se podía imaginar el dirigente de la formación de moda en el panorama político español, llamada a acabar con los últimos años de bitardismo democrático según las últimas encuestas de intención de voto, es que podría tener a un presunto miembro de esa casta a la que tanto criticaba muy cerca suyo. En concreto, en su propia casa. Algunos periódicos han publicado varios artículos en los que acusan a su pareja, Tania Sánchez, de haber cometido varias irregularidades durante sus años como concejal en el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, el feudo madrileño de Izquierda Unida, partido al que pertenece la ahora diputada en la Asamblea de Madrid.

En concreto, las informaciones aseguran que Tania Sánchez, edil entre los años 2007 y 2011 en la citada localidad, adjudicó el 21 de octubre de 2008 un contrato de 136.851 euros a la sociedad cooperativa Aúpa, participada por su propio hermano, Héctor Sánchez Melero, para la realización de unos talleres musicales. La operación se gestó cuando la dirigente de la federación era concejal de Cultura, Festejos y Participación Ciudadana del Ayuntamiento. En un primer momento, el gabinete de la candidata a liderar Izquierda Unida en Madrid se limitó a desmentir la licitación para posteriormente reconocer su existencia y aclarar que el servicio fue otorgado por la Concejalía de Juventud y no por ella a la empresa en cuyo domicilio social aparece la residencia personal de su hermano.

Además, el equipo de Tania Sánchez añadía que el contrato, sacado a concurso público dos meses antes de ser adjudicado, fue ratificado por el entonces alcalde, José Masa Díaz, que gobernaba el Consistorio con mayoría absoluta con el apoyo del resto de miembros de la Corporación. Entre ellos, el padre de ambos, Raúl Sánchez, concejal de Deportes, cargo en el que continúa con el actual alcalde, Pedro del Cura, también de IU. Se da la curiosa circunstancia de que el hermano de Tania Sánchez decidió liquidar la cooperativa tan solo un año después de su controvertida licitación por lo que el taller musical tuvo que ser organizado en proceso abierto de disolución.

Polémica venta inmobiliaria

Por si fuera poco, otro diario también sacó a relucir un nuevo hecho oscuro del pasado de Tania Sánchez que hasta ahora había pasado inadvertido. La pareja de Pablo Iglesias obtuvo en 2003 un piso de protección oficial que vendió al portavoz de IU en el Ayuntamiento de la citada localidad madrileña, Curro Corrales. Tras salir a la luz esta información, Sánchez tuvo que explicar que nunca recibió la vivienda por sorteo si no como participante en una cooperativa cuando todavía no era concejal. Finalmente, traspasó su casa en 2010 al dirigente de su partido tras comunicar la operación al Ayuntamiento de la localidad y a un precio más bajo de lo que hubiera costado siendo libre.

No obstante, la urbanización donde se sitúa la vivienda parece suscrita a la polémica, ya que está habitada por al menos una veintena de cargos de la formación, así como familiares y amigos del ahora alcalde de la localidad que también fueron agraciados con una vivienda. Incluso a los propios padres de Pedro del Cura se les concedió un piso para cada uno pese a que la ley impide a una unidad familiar optar a más de una casa de protección oficial. También recibieron una vivienda de la urbanización situada en la calle José Luis Sampedro dos hermanas, la expareja y la excuñada del primer edil. Ante estos hechos, Sánchez se limitó a recordar que su pueblo tiene un elevado porcentaje de vivienda subvencionada por las instituciones públicas. Unas explicaciones muy poco convincentes.

“Eso es machismo”

Como es lógico, las acusaciones contra Tania Sánchez han llegado a Estrasburgo en forma de incómoda pregunta al líder de Podemos tras una sesión plenaria del Parlamento Europeo. Pablo Iglesias, acostumbrado a lanzar dardos mortíferos contra políticos de honradez descuidada, intentó en un primer momento tirar balones fuera recordando que su pareja “es dirigente de una formación política que no es la que yo represento aquí”. “Esta cuestión habrá que preguntársela a los representantes de Izquierda Unida”, añadió tratando de no perder la calma.

La disculpa no coló y, finalmente, como un caballero de brillante armadura, terminó por salir en defensa de su novia al asegurar “no tener ninguna duda” sobre su honorabilidad. Dolido por ser obligado a dar la cara por su compañera sentimental, no dudó en recriminar a la periodista que le obligó a posicionarse con un “me llama la atención que siendo mujer caigas en este tipo de actitudes machistas. Es algo muy triste”. “¿Cuál es la razón por la que se me pregunta a mí por un asunto que se debería preguntar a alguien de IU? ¿Porque es mi compañera? Eso es machista, eso es machista”, recriminaba el líder de Podemos como si la corrupción fuera una cuestión de género.

Como es lógico, entre las filas del PP se frotan las manos ante esta tibia respuesta y exigen a Pablo Iglesias que actúe con su pareja como lo haría como cualquier otro miembro de su famosa casta ante esas informaciones. Las mismas pueden suponer un revés importante a la meteórica carrera de esta diplomada en Educación Social, que entre 2001 y 2003 ejerció como educadora social en centros de atención a la drogodependencia y en la narcosala del poblado de las Barranquillas. Luego, fue nombrada concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Rivas de la mano de su padre en 2007.

Posteriormente fue escalando posiciones en la formación para terminar como diputada regional en la Asamblea de Madrid y miembro de la dirección regional y también de la presidencia y del Consejo Político Federal de Izquierda Unida. Su intención es imponerse en las primarias regionales de su partido aprovechando su mediática participación en tertulias televisivas como su pareja, el líder de Podemos. De momento, Sánchez se defiende de las acusaciones denunciando al PP por orquestar una campaña de “descrédito” contra ella y, como se ha podido comprobar, de rebote contra su chico, el azote de la casta, que no ha dudado en defenderla públicamente. Que para eso están los novios.