¿Hay que cambiar?
Frecuentemente en el ánimo de un articulista o de un analista político, existen aspectos no faltos de vanidad, protagonismo y grandilocuencia, con el único fin de saberse reconocido y distinguido por encima de los demás.
Es decir, la humildad y el equilibrio en los juicios distan mucho de la objetividad. Y es que nuestra sociedad es como un gran campo de batalla en el que, al parecer, lo único que importa es la aniquilación del contrario, el borrarlo de la faz de la tierra; “No se hacen prisioneros”.
En la “vida” de los partidos políticos esta guerra es, si cabe, aún más virulenta. En este terreno vale todo, hasta la pérdida del honor y/o dignidad es moneda de cambio.
En este mundito de mediocres ambiciosos de poder, la figura que progresa es la del trepa lameculos. Y son éstos que, desde su primera juventud, han ido progresando a base de clamorosos silencios, de asentimientos cómplices vendiendo su identidad y traicionando principios y honor, los que a día de hoy nos gobiernan y tienen el destino de nuestras vidas en sus sucias manos. Estos que jamás han trabajado o generado una empresa o gestionado a un grupo humano para el logro de un objetivo. Estos que viven como consejeros de sus ídolos sin más mérito que pasar años arrastrándose a sus pies.
Esta clase de gente a la que llamamos “casta” vive de espaldas a la realidad que sustenta al país y a ellos mismos.
Siempre existirán sinvergüenzas, pillos, ladrones y asesinos. Lo que no es de recibo es que esa clase de gente abunde y campe por sus respetos en todas las instituciones de un país, cual es nuestro caso.
Urge pues una limpieza a todos los niveles. Pero ¿quién y cómo se haría? ¿Podríamos tomar de ejemplo a Islandia?
Las noticias apuntan a que no será ese el ejemplo a seguir. Y aunque es una gran verdad, la necesidad de un período constituyente, aquellos que desean hacerlo y lo harán, tienden más a una “democracia bolivariana”, es decir a un totalitarismo al estilo venezolano, que tomar ejemplos más cercanos y civilizados.
A día de hoy, y a pesar de los casos de corrupción conocidos y los que quedan por salir, vista la evolución de la alternativa que se dibuja en el próximo horizonte, los capitales y capitalistas estarán ya sacando sus fortunas del país a lugares más seguros y cálidos. Al igual, aquellos que pensaban invertir aquí, se replantean hacerlo dada la inseguridad que se les avecina. Así pues, se nos presentan años de dolor que debemos “agradecer” a esta gente vividora, cobarde y cómplice del deshonor que durante estos 36 años de reparto del pastel entre ellos mismos, nos han arruinado a todos.
Al parecer, la corrupción política e institucional en España, es tan normal como las vacaciones en Agosto o las navidades en Diciembre…
Muchas felicidades por la claridad y la contundencia. Tristemente tengo que agregar que parece que está refiriéndose a mi país. Un cordial saludo desde México.
Es triste que los que deberían dar ejemplo lo hacen en el peor de los aspectos de la condición humana
El sistema esta estructurado para que se promocione y ascienda lo peor,lo mas tirado y menos valioso de la sociedad,es decir a la chusma;lo mas dañino y perjudicial al bien comun,da lo mismo si con traje de Armani,o con vaqueros y coleta.
Y es Vd.,demasiado generoso dirigiendose a ellos como gente,pues son gentuza,lo correcto.
No merecen ningun tipo de respeto ni de consideracion,y si una patada en los guevos y desprecio total,el lenguaje español es muy rico en todo tipo de terminos,para referirse a esos desechos humanos o camandrulas,la castuza envilecida y despreciable.