Ridley Scott claudica ante Marruecos para poder exhibir ‘Exodus’
Las salas de cine marroquíes exhibirán finalmente la película ‘Exodus’ de Ridley Scott, tras llegar a un acuerdo con el cineasta y la productora Fox por el cual ambos aceptan suprimir algunas secuencias, según ha anunciado el Centro Cinematográfico Marroquí (CCM).
El CCM, que entrega los permisos de exhibición de todas las películas en el país, ha explicado en un comunicado que la solución “aceptada a título absolutamente excepcional” por el realizador y la productora fue la de “suprimir dos pasajes sonoros que hacían alusión a la personificación de Dios” (algo prohibido en el islam).
La censura de estos dos pasajes ha sido fruto de “múltiples intercambios muy profesionales y muy educados”, en los cuales tanto Fox como Ridley Scott comunicaron “no haber tenido de ningún modo la intención de atentar contra los sentimientos de los marroquíes ni los musulmanes en general”.
La película ya estaba siendo comercializada o anunciada en varios cines de Marruecos cuando el 24 de diciembre los propietarios de las salas recibieron el mensaje de que debían retirarlas de las pantallas, en algún caso incluso con intervención de la policía, que retiró los carteles promocionales.
La escena que suscitó la polémica es aquella en la que un niño vestido de blanco aparece hablando con Moisés y cuando éste le pregunta por su identidad, responde “Soy…”, sin terminar la frase, lo que fue interpretado como que representa a Dios, algo prohibido en la tradición musulmana.
La prohibición de ‘Exodus’ ha sido una de las noticias que han dado fama a Marruecos durante las pasadas navidades, y han sido numerosos los marroquíes que han criticado la censura de la película, aunque otros, como el ministro de Comunicación Mustafa al Jalfi, la aplaudió. “La fe de los marroquíes no puede negociarse y tampoco puede tolerarse lo que atenta contra la seguridad del país, dijo la semana pasada el ministro islamista en su cuenta de Twitter.
Por dinero baila el perro
Mientras tanto ellos masacrando en París…
¡¡Que viva la subnormalidad!!!