Pérdida de las colonias americanas
Otto von Bismarck dijo una frase que nos marca y define: “Lo increíble de España, es que con una clase política tan inepta, todavía exista el país”.
¿En qué podía basarse el canciller alemán para aseverar tamaña afirmación? Como siempre, en la historia, así como en el conocimiento de la psicología de los españoles. Un país que nacido prácticamente de la nada, llegó a abarcar un imperio “donde no se ponía el sol” y al final ¿Qué ha quedado? Sólo la actual Península y poco más, y ese poco más, ya veremos. Un país cuya ingente cantidad de guerras (internas y externas), revoluciones, asesinatos, cambios de gobierno le ha llevado a sufrir lo indecible.
Centrando el tema en las acciones, de todo tipo, llevadas a cabo por españoles y quienes les ayudaran en el continente americano, sería cuanto menos curioso, analizar y descubrir la razón de porque se perdiera todo.
Antes del descubrimiento de América, España era uno de los países más pobres de Europa. No era una nación unida, sino una combinación de estados separados; tan pobre era que importaba la mayor parte de sus alimentos, no tenía ejército ni experiencia naval, ni siquiera producía sus propias armas y, en su mayoría, sus empresas comerciales más importantes eran financiadas por extranjeros, principalmente italianos. Pero en los albores del siglo XVI, el país fue catapultado hacia una experiencia trascendental: la proyección hacia el mundo por medio de las hazañas de Hernán Cortes en México y Francisco Pizarro en el Perú. De repente, España atrajo la atracción mundial, con sus extraordinarios logros americanos. Muy pronto, el oro y la plata de América, comenzaron a financiar las empresas de los españoles y contribuyeron a la reputación de España. Pero al final, todo se perdió. ¿Por qué?
La incompetencia, desgobierno, falta de autoridad y descontrol de todo tipo, hizo que lo que habían conseguido multitud de exploradores, descubridores y conquistadores españoles durante más de 300 años sirviera para bien poco. A este respecto cabe recordar lo que decía Quevedo acerca del descontrol de los metales preciosos que se traían de América: “¿Qué diré que no sea con gemido? Vosotros sois presa de la guerra; nosotros del ocio y de la ignorancia. Allí se consumen nuestros soldados y nuestros recursos; aquí somos nosotros los que nos consumimos.”
Madrid siempre nombraba miembros de las Audiencias coloniales a peninsulares, y si algún jurista criollo (nacido en América, pero descendiente de españoles) llegaba a ese puesto, era destinado a una de las tres Audiencias inferiores que existían. Se excluía a los criollos de los cargos de juez, gobernador o comandante militar. A partir de 1547 los candidatos a ocupar cargos administrativos o eclesiásticos, tenían que presentar certificados legales para demostrar la “pureza de su sangre” debido a la mezcolanza producida por los descendientes de los conquistadores, el cual debía de estar libre de sangre mora o judía por lo que pocos “cristianos nuevos” (judíos de origen moro o morisco), cruzaron el Atlántico; en cambio muchos cristianos de origen judío lo hicieron gracias a su importante posición en la clase media española. El cabildo o ayuntamiento americano, a la usanza de los que había en Castilla durante la reconquista, se componía de uno o dos alcaldes ordinarios (regidores mayores) y seis o más concejales ordinarios (regidores).
En suma, con la bendición de Madrid, los gobiernos municipales que estaban compuestos por criollos, se convirtieron en coto privado de una camarilla inamovible y altamente expuesta a la interferencia virreinal, de las Audiencias y de las Intendencias. Los requisitos para conseguir un puesto en el cabildo eran severos, porque los regidores tenían facultades para fijar precios (los cargos se podían comprar), por lo que podían variarlos a su antojo, aparte de cobrar un salario que podía llegar a 10.000 pesos en México capital durante 1606-1640, aunque se hizo común que peninsulares entraran en el ayuntamiento. En el fondo siempre hubo una pugna entre los criollos y los peninsulares para controlar cualquier tipo de poder especialmente económico, pero a la larga, los peninsulares ocupaban siempre los mejores cargos burocráticos, mientras que los criollos quedaban relegados a cargos civiles locales o eclesiásticos de menor relieve, perdiendo paulatinamente su influencia política y social en el ámbito colonial, lo que se tradujo en descontentos y resquemores.
La emancipación comenzará a proliferar muy pronto, especialmente en las ciudades, imitando a los países más adelantados de Europa. El desarrollo de instituciones económicas, técnicas, universitarias, culturales, etc. en buena medida patrocinadas por la Iglesia y dominadas por la minoría criolla que se había generado desde principios de siglo, y como resultado de la política borbónica, que atacaba de camino los privilegios y el papel rector de la Iglesia, comenzó un “nacionalismo incipiente”, de identidad criolla, puesto que ésta era la minoría económica más favorecida que había conquistado y controlaba la situación social imperante.
En palabras del historiador inglés, John Lynch “La hostilidad social de los nativos coloniales hacia los españoles tenía matices raciales porque en América, la piel más o menos blanca … decide la clase que ocupa el hombre en la sociedad”. Los criollos perdieron la confianza en el gobierno y dudaron de que España quisiera defenderles de la cólera reprimida que condensaban las capas populares (mestizos, indios, negros, etc.) y cuando la monarquía sufrió el golpe de 1808, no pudieron permitir que se prolongara el “vacío político”. “Tuvieron que coger la oportunidad de la independencia – continua Lynch – no solo para tomar el poder de España, sino, sobre todo, para impedir que lo hicieran los pardos (mestizos)”.
Es entonces cuando el “nacionalismo incipiente” adquiere su grado de expresión política. El antagonismo que dividió la opinión pública española entre absolutistas y liberales, se tradujo en Hispanoamérica como un enfrentamiento entre el conservadurismo oficial, defendido por la minoría peninsular apoyado por mestizos e indios caracterizados por su lealtad al régimen español, y el liberalismo criollo, que generó el nacionalismo y separatismo, aunque quizá también por el apoyo del liberalismo metropolitano a este reformismo, manifestado y trasmitido mediante “sociedades secretas”, semejantes y relacionadas con las de la Península.
Hasta aquí se puede decir que ya había abundantes diferencias entre peninsulares y criollos, que con el paso de los años, el número de éstos aumentaba sin cesar en detrimento de los nacidos en la Península o venidos de ella. Muestra de ello, es que al final de la era colonial, un censo de México de 1790 revelaba que solo el 0,2% de la población tenía raíces hispánicas, de los cuales la mayoría había nacido en América y no en la Península.
Los cabildos siempre defendían a los grandes comerciantes de las capitales importantes. Los comerciantes mexicanos, a fines del siglo XVI, contactaban en Manila con sus colegas portugueses residentes en Macao, comprándoles sedas y brocados chinos, pagándolas con plata, a fin de importar esas telas a México para con ellas confeccionar sombreros y productos que una vez terminados eran reexportados con muchas ganancias a toda la América española y, especialmente al Perú. Éstos pagaban con plata los productos que venían de México, de tal manera que se creó un flujo de plata que comenzaba en Perú, pasaba por Nueva España y Filipinas y terminaba en China donde eran muy escasos los metales preciosos. Política ésta, libertad de comercio, que defendían los independentistas, frente a la que siempre era habitual: control centralista desde la metrópoli.
El simple hecho de nacer en América era diferente, los movimientos de independencia de América fueron todos encabezados por criollos que obviamente querían lo que consideraban de ellos. En el siglo XIX se produce un vacío de poder en España ya que Napoleón invadió el país y depuso al rey español. Esto será aprovechado por los criollos, para lograr la independencia, porque estaban muy descontentos con la metrópoli. España no pudo mantener el imperio pues en Europa y medio mundo mantenía continuas guerras, además de una invasión a nivel europeo de Napoleón, por lo que se tuvo que luchar para expulsar a los invasores. En esos momentos el conde de Aranda (presidente del Consejo de Castilla en el reinado de Carlos III y Secretario de Estado de Carlos IV), propuso que las colonias americanas se formaran como un gran estado federalista, pero la monarquía absolutista no le hizo caso, cuando una gran parte del Estado español compartía dicha idea.
Por otro lado, no hay que olvidar el momento libertario tan importante que había supuesto primero la revolución francesa y, después la guerra de secesión estadounidense, que una vez triunfante, animó a los terratenientes americanos españoles de ideas democráticas, a probar suerte en sus respectivos países. Todos los líderes revolucionarios fueron o bien hijos de españoles, o sus descendientes de primera generación, pues el 90% de ellos estudiaron en universidades españolas.
La América española era muy extensa, con élites ricas y cultas y una gran producción de materias primas, pero la industria fue desarticulada por la Corona española con el fin de favorecer sus propios intereses en industrias situadas en los Países Bajos y otras regiones de Europa, pero no en la propia España. Ante el intento de tener un control férreo de la vida económica de la región, por parte de la metrópoli, las élites de los principales virreinatos intentaron tener autonomía frente a Madrid, sin dejar de ser parte de las Españas ni de la Corona Española. Ante la mala gestión de la crisis, la presión del imperio Británico y de los incipientes Estados Unidos, que propugnaban por el libre comercio y prometían beneficios en la compra de sus propias materias primas, los virreinatos optaron por independizarse, en una mezcla de interés por auto determinarse y por enriquecimiento de las élites (hasta el siglo XIX fueron las élites las que controlaban todo). Así, para 1823- 1826, la Corona española había perdido la gran parte de sus posesiones en América; el golpe de gracia lo dio la Guerra Hispano-Americana de 1898 que obligó a ceder Cuba, Puerto Rico y Filipinas a los EEUU.
Las causas de este desastre fueron muy variadas: Influencia de las ideas ilustradas (Montesquieu, Rousseau, Diderot, d’Alembert, Voltaire, etc.): libertad, igualdad y fraternidad que junto con la tolerancia religiosa llegan a través de los criollos que estudiaron en Europa, siendo la igualdad y libertad las que más influyeron, no siendo aceptadas estas ideas por los españoles por que atentaban a sus derechos. También influye el hecho que la Ilustración abandona el orden basado en Dios instaurándose un orden basado en el hombre. Además la revolución francesa da ejemplo de cómo derribar una monarquía y sus reyes, y por tanto desarrollar otras formas de gobierno.
Influencia de la independencia norteamericana. Estados Unidos fue la primera nación del mundo que surge tras ser una colonia, por tanto los independentistas quieren copiar su gobierno federal y su economía industrial, las colonias españolas creían que cumplían los ideales de una colonia que se podía organizar sin depender de la metrópoli. El tiempo demostró lo errados que estaban.
Crisis de la monarquía española: El rey pierde su poder y pasa a manos de los Bonaparte, los españoles al desconocer la autoridad de los franceses, organizaron las juntas de defensa revolucionarias (generadas por el vacío de poder tras las abdicaciones de Bayona) permitiendo a las colonias participar y demostrándoles que serían capaces de autogobernarse (según las Cortes de Cádiz), lo que aumentó el interés de los criollos por independizarse. El virrey ya no tenía a quien obedecer (el último rey a acatar fue Fernando VII) por lo que los americanos españoles quedaban fuera de su metrópoli y autoridad, y de esta manera podrían elegir sus mandatarios y su destino. También en esto los hechos demostraron que se equivocaron.
Criollismo: Estaban descontentos con los peninsulares, por no dejarles ocupar cargos de más categoría y responsabilidad, deseosos por participar en la política de las colonias americanas, aplicando lo aprendido en Europa; queriendo obtener sus derechos y rechazando una sociedad igualitaria. Cuando alcanzaron la independencia, las antiguas colonias crearon numerosas Constituciones, basadas todas en la norteamericana, la francesa de 1791 y la española de 1812 (conocida popularmente como La Pepa).
Apoyo de Estados Unidos e Inglaterra. Los estadounidenses apoyaron las independencias por causas económicas, para generar más comercio en todo el Nuevo Mundo, a pesar de que España se posicionó a favor de la independencia de las trece colonias inglesas, temen también que Gran Bretaña pudiera dominar la zona estratégicamente. El interés británico fue por minar el poderío colonial español y favorecer el suyo (capital británico potenció en la década de los veinte la financiación de la minería chilena del cobre, entre otros casos); también querían impedir que la América latina cayera en manos norteamericanas o francesas, al tiempo que deseaban paralizar la posible inflexión jacobina francesa, que apuntaba, sin duda, a los nuevos países nacidos a la libertad política, muy cercanos al modelo revolucionario norteamericano, más movilizado, por la similitud de los orígenes sociales (la tierra), que el francés, siendo el mayor temor inglés el hecho de que las nuevas repúblicas americanas (antiguas colonias españolas) se acercaran demasiado a E.E.U.U para evitar el sentimiento “panamericano” que acercaba los americanos del Norte a los del Sur. Por estas razones, a veces contrapuestas, muchos líderes independentistas criollos fueron directa o indirectamente ayudados por estos dos países.
El resultado de todo esto es que la actual Venezuela se independizó en 1811, el virreinato de Nueva Granada (Colombia, Ecuador, Panamá, regiones de Perú, Nicaragua y Costa Rica) también en 1811, el del Río de la Plata (Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia) en 1813, Chile en 1816-1818, Nueva España (México) y Panamá en 1821- 1823 y el resto del Perú en 1826. Todo a base de “sangre, sudor y lágrimas” en palabras de Lord Byron, es decir, a través de conspiraciones, sublevaciones, revoluciones, guerras y muertos.
Tras el fallecimiento de Fernando VII, y con el nuevo reinado de su hija Isabel II, se dio inicio a una nueva etapa de relación internacional. Las Cortes generales del reino autorizaron el 4 de diciembre de 1836, la renuncia de la Corona española a cualquier derecho territorial y de soberanía y se hizo el reconocimiento de la independencia de todos los nuevos países americanos mediante la conclusión de “Tratados de Paz y Amistad “sobre la base de que “no se comprometen ni el honor ni los intereses nacionales”, lo que se promulgó el 16 de diciembre de ese mismo año.
Así ocurrió. Y si la historia dice que eso es lo que pasó, pues eso es lo que pasó.
Me parece interesante el artículo.. solo un poco para responder algunos comentarios de abajo creo que cualquier análisis sobre la relación entre América Latina y España, no puede ser solo basada en fuentes o solo españolas o solo americanas, pues hay que tomar en cuenta que lo que reposa a un lado y otro del Atlántico debe ser contrastado… hay que recordar que los españoles conquistadores en América al menos los primeros años no tenían gobierno (quien lo podría controlar todo el tiempo)… la Metrópoli solo podía confiar en lo que esos exploradores le dijeran y los viajes para verificar… Leer más »
En mi opinión el artículo está bien fundamentado para un ARTÍCULO. Despeja, posiblemente para algunos en los que me incluyo supuestas dudas que pueden aparecer y la discrepancia por términos que es fácil de confundir según las fuentes de investigación, en ello la cultura y el lenguaje de la persona que intenta aportar datos históricos para compartir de una forma amena y escueta. Pero tendríamos que centrarnos en un hecho primordial que hace diferenciar de forma divina la idiosincrasia del pueblo español, y en éste naturalmente a Las Españas. Como bien apuntan algunos usuarios era evidente la intención de los… Leer más »
Excelente aporte Crispín La Historia de España y el Imperio que forjó, se ven distorsionadas por la deliberada leyenda negra alimentada por la historiografia anglosajona. A los cuales se les cede mayor púlpito que a los Hispanos Sin desmerecer al articulista, tan sólo anotar que aún hoy en día, se alimenta una leyenda negra sobre España. La Historia forja el carácter de las naciones y a día de hoy, el Imperio anglosajón prima por ensalzar el suyo y denostar otros. Sería interesante contrastar, incluso discutir constructivamente los relatos de diferentes historiadores, si hubiese tiempo y acceso a fuentes. En el… Leer más »
Pido disculpas. El anterior comentario iba dirigido a “linea defensiva” no a Crispín. Aunque a decir verdad, sirve como contestación a los dos comentaristas.
De la leyenda negra española, habría mucho que hablar. Todos o casi todos los países la tienen, lo que pasa es que la española ha vendido mucho más, gracias entre otros a Antonio Pérez (secretario de Felipe II) y especialmente a los ingleses, franceses y norteamericanos. También este comentario va a dirigido a”linea defensiva” y a Crispin.
También dejamos la religión, cosa no baladí.
¡La religión! para nada asunto baladí, fue gran motivo para emprender empresas,
No he escudriñado demasiado en lo que fue la evangelización del “Nuevo Mundo”, he visitado figuras militares como Blas de Lezo, Bernardo de Gálvez, que dió una somanta de palos a los británicos, el sitio de Castelnuovo, los Tercios..
Y la Iglesia, haciendo su papel,,nada desdeñable!
en fin,,que nos quiten lo bailao
Agradezco sus comentarios Crispín. Son de excelente calidad. La verdad es que hubo gran diferencia entre las colonias inglesas y/o norteamericanas y las españolas. Los ingleses y norteamericanos arramblaron con todo: cultura, lengua, costumbres, aparte de aniquilar tribus enteras, sin darles nada a cambio.
Los españoles, dejamos idioma, monumentos, universidades, arte, cultura y más o menos sus costumbres. No fue poca cosa.
Sería para no acabar Sr Jose
Lo que puede dar de sí, en materia de historia, lo que hizo esta vieja Nación. Quinientos millones de hispano parlantes, innumerables gestas y derrotas.
A seguir indagando, mientras el tiempo lo permita
Tercio viejo de Sarmiento, asedio de Castelnuovo.
https://www.youtube.com/watch?v=Et5GrFuu2Pg
En esa linea estamos, “linea defensiva”. El problema es que hay que separar la “paja” del “trigo”. No es fácil. En muchas ocasiones la historia está distorsionada, por muchos intereses, por ejemplo: Cataluña.
Pues sí, enorme es la Historia, para además sortear tanto falso relato
Y en Cataluña, la manipulación de la historia, es el germen del enfrentamiento. Los chavales son carnaza fácil para desalmados. En esta comunidad, sólo la manipulación educativa, daría para una tesis sobre propaganda goebbeliana
No le entretengo más. A seguir disfrutando cuanto menos de buena literatura.
En primer lugar, que España fuera un país pobre o no antes del descubrimiento de América es irrelevante si se tiene en cuenta que detuvo la expansión islámica y salvó a Europa de la extinción por primera vez. Lo que contrasta bastante con el papel y el resultado de los cruzados franceses e ingleses en Tierra Santa. En segundo lugar, la diferencia entre provincias y colonias es abismal, no se debería pasar por alto, y menos caer en la mentalidad anglosajona de ver las cosas, que no se corresponde con la realidad. Y en tercer lugar, el fin del Imperio… Leer más »
Gracias por leerme. Lo que dice de nuestros vecinos europeos y americanos, si lo lee, está plasmado en el artículo, por lo que pocas diferencias tenemos. Fueron colonias divididas en virreinatos y esto no me lo he inventado. Fue sencillamente así. El artículo habla sobre el desastre colonial español, no el de otros países.
A usted por compartir opinión con nosotros.
SEñor José Alberto: quiero decirle que comparto casi todo lo que usted escribe, pero, algunas aclaraciones: el criollo Hernando Arias de Saavedra, o Hernandarias, sí fue Gobernador del Paraguay, allá por 1617. Y fue él el que dividió lo que era “la Provincia Gigante de las Indias”. Por lo demás, sí, el criollo no tenía los mismos derechos que un peninsular. Otro dato que me llamó la atención es que “los mestizos y los indios defendían a los realistas………….” . En el caso de Paraguay, la Rev. de 1811 (aquí le aporto otro dato: Paraguay se independizó en 1811, no… Leer más »
Gracias por leerme. Tenga en cuenta que es un artículo y no un ensayo ni un libro de historia.
Ya vi, por otro artículo que escribió, que a este tal Cepas lo que le “pone” es denigrar la historia de España a base de embustes.
Que España había nacido de la nada, que era de los más pobres de Europa, no tenía experiencia naval ni fabricaba sus armas. Todos sabemos esto es una sarta de MENTIRAS!
He leído unas 20 líneas. No soporto más idioteces.
No voy a entrar en discusiones con usted. Si no le gusta lo que escribo, no lo lea, nadie le obliga a ello.
Aunque no tengo que darle explicaciones, le diré que lo expuesto, está ratificado por tres o cuatro historiadores que saben mucho más que usted y yo juntos. No me lo he inventado.
Para opinar de algo, hay que estar enterado, sino lo mejor es callarse.
Lea algo de nuestra historia y después opine.
Por cierto, yo a usted no le he insultado.
Sr Jose Alberto
Sería tan amable de citar los historiadores.
Henry Kamen, José Sanchez Jimenez, entre otros.
A Henry Kamen lo he seguido un poco tan sólo. Es un historiador afincado en Cataluña (y al que la Generalitat alimenta bien).
Un buen artículo sobre él
“El hispanista de la No Hispania”
http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/164/el-hispanista-de-la-no-hispania/
No se lo tome a mal, es una anotación breve
Saludos cordiales
En absoluto, para eso estamos. Pues para estar “bien alimentado” por la Generalidad, como usted dice, su última novela ESPAÑA Y CATALUÑA; HISTORIA DE UNA PASIÓN”, les descubre y nos descubre hechos que nadie había dicho. A los acérrimos catalanes no les ha sentado nada bien. Por supuesto que a la Admistración catalana tampoco. Ya lo dijo el hispanista cuando presentó su obra.
Lo desconocía, procuraré leer sobre el libro que menciona.
Estamos en fuego cruzado en Cataluña y nos podemos equivocar.
Gracias por el anote.
Aunque cita a Quevedo.. y a ese le sobra credibilidad.
Siempre sacrificados, siempre mal gobernados (los españoles)
Señor Cepas: Yo tampoco lo he insultado. Si me molesto en escribir es porque pienso que su mensaje es nefasto para lectores crédulos y poco informados. Por lo que usted dice, no me extraña que su historiador de referencia sea Kamen, un individuo que estudió en Oxford (los ingleses siempre han despreciado lo español) y que es amigo de los separatistas catalanes (¡cómo no!). Su empeño, por tanto, consiste en quitar mérito al imperio español, la etapa más gloriosa de la historia española. Sobre lo que ha quedado del Imperio español: la religión, el idioma, los lazos y la cultura… Leer más »
Lo dicho: no me lea. Es la última que tengo la deferencia de contestarle.
“Un país (España) nacido prácticamente de la nada.” Falso. España es uno de los países más antiguos de Europa, si no el más antiguo. “Un país cuya ingente cantidad de guerras (internas y externas), revoluciones, asesinatos…” Lo mismo o más podría decirse de la mayor parte de las naciones. “tan pobre era que importaba la mayor parte de sus alimentos”. Falso. Tenía cereales, aceite, vino, sal, lanas, hierro, telas, cabaña ganadera… Hubo un pujante industria textil en Segovia, Zamora, Ávila y Soria, ferias de ganado, actvidad comercial en Sevilla, Cartagena, Cádiz, Barcelona y puertos del Cantábrico. “No tenía experiencia naval”… Leer más »
Se comportaban en realidad como colonias, se vendieron a los EUA como colonias y tuvieron el mismo destino que las colonias: servir a otro amo.
Tiene Vd.,mas fallos que una escopeta de feria trucada. Falla ya en lo principal,en el planteamiento,LAS ESPAÑAS O AMERICA ESPAÑOLA NUNCA FUERON COLONIAS,ERAN PROVINCIAS ESPAÑOLAS EN AMERICA A TODOS LOS NIVELES,administrativo,politico y economico,y sus habitantes eran ESPAÑOLES AMERICANOS,lo mismo que si fuesen españoles de Burgos o de Soria. Lo de las colonias,queda para la escoria politica y social inglesa,anglosajona y francesa,que eso es lo que fueron sus regimenes colonizadores,administrativa y politicamente;por favor como se le ocurre el compararnos a nosotros con semejante bazofia inglesa,anglosajona o francesa. La decadencia,como hoy,se genera con la Casa de los Borbones O BOBONES,ya que al… Leer más »
“Colonia”, “Provincia”, son solo nombres.
Lo de los fallos, según usted, dígaselo a los historiadores de cuyas obras he sacado la información, no a mí.
Poca historia sabe usted para opinar como opina. Debe documentarse bastante más. (sin intención de ofender).
Mire Vd.,desde la primera palabra de su escrito,se nota y deja claro que NO ES HISTORIADOR NI NADA QUE SE LE PAREZCA,luego de que se queja.
Y por otra parte,si Vd.,es aficionado a la Historia,me parece muy bien,pero procure ir a fuentes genuinas historicas y no se base en autores de ciencia ficcion; o quizas es que esos libros que usted leyo estaban mal catalogados por el bibliotecario como de Historia.
En todo caso y sin animo de ofenderle,le sugiero satisfaga sus ansias lectoras y de conocimiento con la poesia lirica,por ejemplo.
En el artículo he plasmado opiniones de historiadores de categoría como Henry Kamen, John Lynch, José Sanchez Jimenez entre otros.
Nunca he dicho que fuera historiador. La lírica no me interesa. Lo único que me interesa es la historia: la verdadera, no la que nos dicen que tenemos que leer y creer. No soy un borrego.