Carta abierta a un estúpido
Desde la irrupción de la informática, y especialmente, las en otros tiempos llamadas autopistas de la información, los profesionales de la comunicación disponemos de una herramienta singular: Internet. Y la posibilidad de subir una información bien sea gráfica o escrita, la posibilidad, en definitiva, de comunicar ha alcanzado una dimensión absoluta hasta el punto de hacer tambalear la existencia de los medios tradicionales, especialmente, la prensa escrita. Pero no es sólo un asunto relacionado con la conveniencia comercial, sino que va más allá.
Es una herramienta que permite al profesional burlar las trabas de lo que en una expresión vulgar, pero muy descriptiva, suponen los intereses y los objetivos de la “casta” periodística-empresarial. A través de ella, y con la repercusión de las redes sociales, aquello que afecta a intereses de determinadas empresas o personas no tiene por qué verse sujeto al beneplácito de los mandarines de la información, a los que mercantilean con ella, a los que se erigen en jueces para decidir qué es importante y qué no es importante.
En definitiva, los que presumen de esgrimir la sorprendente chorrada de esto vende o esto no vende.
Pero tanta facilidad tiene, también, sus límites, “amigo” Lluis Gonzaga Valls Bernaus. Y así debe ser, aunque tu no te lo creas. Porque de lo contrario, estaríamos condenados a vivir en una anarquía, donde el más rico, o sea, el más fuerte, tendría los privilegios a su favor, y podría hacer callar la voz del más pobre.
Tu, como ingeniero informático que parece ser que eres, deberías tener presente este principio, y deberías haberlo tenido antes. El uso arbitrario, además, podría hacer incurrir al abusador en diferentes delitos legales, como tu ya sabes, porque puedes dañar, como tu has hecho, la honorabilidad de las personas, y poner en entredicho su buen nombre, que es lo tu has provocado. Toda acusación conlleva, inevitablemente, su prueba, que es el elemento que mantiene la credibilidad del que denuncia ante la Justicia, si llega el caso, y esa prueba es lo que a ti te ha faltado siempre.
Creo que no soy de los que peor parados han salido en las acusaciones de tu blog. Pero lo más sorprendente, y tal vez a estas alturas ya no tiene importancia, es el desparpajo con el que has escrito, aún sin conocerme de nada. Tu has sacado tus propias conclusiones sin elementos ni datos, y te has montado una película para tratar de desprestigiarme, como has hecho con el resto de los compañeros que participamos en La Ratonera.
Una persona que se toma con tanto afán el difamar, suplantar, insultar, vilipendiar, calumniar, vejar, difamar y humillar, o tiene razones de mucho peso para justificar todo, o es un psicópata o es un caradura. En tu caso, tu actitud parece la de un psicópata, pero tu comportamiento es de un caradura, de una mala persona al que odio ha cegado hasta convertirlo en un títere, pero al tiempo que has hecho mucho daño a familiares de mis compañeros, sin que ellos tengan culpa alguna.
Como muy bien has recogido, de una de mis intervenciones, yo soy católico, pero, efectivamente, se me da mal poner la otra mejilla. Tal vez por eso escribo estas líneas, cuando lo más acertado hubiera sido olvidarte. Representas el ejemplo de lo que no debe ser; representas el comportamiento que tanto odias, la mentira fatua elevada a código de honor que, en tu caso, es papel mojado.
Y en tu ignorancia, y en tu odio de tonto separatista, en tu analfabeto comportamiento, está la debilidad de argumento, y el fortalecimiento de nuestra razón. Te has aprovechado de vivir en un país que, con sus defectos, que son muchos, permite que una voz quebrada por el odio, como la tuya, campe a sus anchas, hasta que las aguas vuelven a su cauce. Por cierto, tus dos últimos artículos, patéticos. Como no eres un periodista, tal vez no lo has entendido, pero así es, porque desdecirse de algo que has escrito es una bajada de pantalones ante la audiencia, aunque supongo que la tuya es cortita. Y, además, has llamado feo a Armando y un hombre, que te tenga por tal, no debe entrar en ciertos juicios de valor.
Sr. Feito: soy articulista en este diario.
No conozco al tal Valls Bernaus, ni sus hazañas, pero si tiene la amabilidad de decirme algo de él, se lo agradeceré. Gracias.
Encantado de saludarle.
José A. Cepas.
Nota: https://www.alertadigital.com/2015/02/20/lluis-gonzaga-valls-bernaus-el-difamador-de-solsona-admite-su-obsesion-enfermiza-con-el-director-de-alerta-digital/
Gracias a quien sea que ha colocado ese enlace en mi comentario anterior.
José A. Cepas.