Reunión de Rajoy con los barones del PP.

Por Enrique de Diego.- De manera creciente, el PP está recurriendo de manera creciente al discurso del miedo, el nivel más bajo del debate político. Ante ello, conviene blindarse y tener las ideas claras: es bueno que el PP desaparezca, es un bien nacional, un bien para España.

No hay nada peor para una buena idea que un mal abogado. Ciertamente, el PP ha usado y abusado a lo largo de su trayectoria de un arsenal de buenas ideas que, sin excepción, ha dejado en la estacada o ha usado simplemente como patente de corso para la corrupción. El PP sólo tiene como método de funcionamiento la corrupción y su único objetivo es el enriquecimiento de sus dirigentes y cargos. No es el único, pero sí el principal responsable del saqueo de las cajas. Sus dirigentes se han repartido durante décadas sobres en negro fruto de comisiones. Cualquier idea cogida por el PP queda de inmediato deslegitimada y corrompida. Por eso, lo mejor es que el PP desaparezca y votar al PP es apostar por este sistema corrupto en el pilar más corrompido.

El PP ha tenido siempre la obsesión de frenar cualquier posibilidad de que surgiera cualquier fuerza política con ideales llevada por personas honradas. El ostracismo ante cualquier intentona por ese lado ha sido completa. Ha recurrido a argucias como generar de continuo coartadas que cerraran el camino a cualquier partido patriótico de contenido regenerador. Por eso, puede decirse que la condición ineludible y previa para que ese tipo de opción exista es que el PP desaparezca por completo.

El PP carece de cualquier posibilidad de regenerarse puesto que todos sus cargos o han participado en el reparto del botín de la corrupción o han sido silentes cómplices. Muchos más de los primeros que de los segundos. No queda nadie con autoridad moral para regenerar ni para expulsar a un corrupto porque los corruptos son legión, son multitud. Por eso, la pérdida de poder conllevará, como sucede en las mafias, simples y muy intensos ajustes de cuentas. Mantener cualquier apuesta por el PP es hacerlo por lo viejo, por lo gastado, por lo inservible.

Puesto que la próxima cita es de elecciones locales y autonómicas, en el ámbito local hay muchas candidaturas independientes que bien merecen el voto. En mi caso, ya anuncio que votaré al Foro de Elche de Miguel Picher. Muchos de esos independientes pueden constituir focos interesantes de resistencia para hacer algo nacional noble y regenerador. La sociedad está exigiendo sabia nueva.

Ya no es cuestión de alternancia, sino de alternativa. No es sólo el bipartidismo lo que está en crisis, sino el sistema como tal. Lo que ha fracasado es el sistema surgido de la transición, el turnismo depredador, el Estado autonómico, la monarquía borbónica. Perpetuar ese sistema, adoptar una posición acobardada, es una forma de suicidio y una impostura moral. Hay que enterrar la vieja política y abrir caminos a la nueva política, que pasa por una depuración de la corrupción y de los corruptos. El PP está notoriamente inhabilitado para ello. El PP ha incumplido por completo su programa; no ha hecho otra cosa que expoliar y arruinar a las clases medias. Sólo actúa en beneficio de sus cargos y contra el bien común y de las familias.

Que el PP desaparezca es un bien y para todo patriota sensato debería ser una alegría.