La falsa moneda
El alcalde de Cenes está pasando un mal trago, principalmente por querer ser justo cuando no procede. Aunque dice que se arrepiente, todos los condicionantes de este caso apuntan a una discriminación hacia su persona, toda vez que es bien sabido que un regidor está en el punto de mira, haga lo que haga. Si beneficia a manolito, palo; si beneficia a zutanito, palo también. Pero en el caso que nos ocupa, a lo mejor otra solución habría sido mejor que la de lanzar una moneda al aire.
Resulta que el ayuntamiento de Cenes de la Vega sacó una plaza de albañil para reformas y construcción, a la que concurrieron varios aspirantes. En el tramo final quedaron cuatro, y dos de ellos fueron descartados por su no acreditada experiencia en tal labor. Los dos “finalistas” tenían el mismo baremo, las mismas condiciones para optar al puesto. En el despacho del alcalde Julián López, se decidió a dar el puesto por el viejo sistema de cara o cruz. Lo curioso de este asunto es que ambos “contendientes” aceptaron el sistema, es decir, se abonaron al azar, permitieron que su inminente futuro laboral se decidiera por la tanda de penaltis. El agraciado, feliz. El perdedor, Juan José Gómez Heredia, de etnia gitana (dato a tener en cuenta), se salió por la tangente. A veces pasa: aceptas un sistema pero como no te favorece, protestas. Y a partir de ese momento llegan las críticas hacia el alcalde, las manifestaciones, los plantes y las acusaciones de conductas del pasado que no favorecieron a la mayoría de parados de larga duración del pueblo.
Desde ese momento se saca a la luz un plan de empleo temporal para la reforestación de una zona quemada, criticando al alcalde por haber licitado la adjudicación de la contrata a una empresa de Jaén cuando, en realidad, todo el sistema de empleo dependía del Ministerio de Medio Ambiente. Insisto, estas cosas suceden: cuando algo no te beneficia sino que te perjudica, echas a rodar los perros de la guerra. Debo recordar a los lectores que el 5 de junio de 2011 se utilizó este mismo sistema, el de la moneda al aire, para decidir el nuevo alcalde de Lújar, decisión que se tomó en la Junta Electoral de Zona de Motril. En aquella ocasión, Mariano González Gallegos, del PP (como el actual alcalde de Cenes) fue el agraciado, mientras que Diego Estévez, el candidato socialista, no puso reproches al sistema de elección aunque, eso sí, ambos coincidieron que ese método deja una sensación difícil y que sería preciso reformar la Ley Electoral para evitar dilucidar empates por este sistema.
Y eso es precisamente lo que ocurre con el caso que nos ocupa. ¿Existe algún método para dilucidar con justicia un empate técnico en un baremo para un trabajo? Puede que exista, pero en el momento preciso a nadie se le ocurrió otra cosa mejor que lanzar la moneda y, lo que es peor, ambos aspirantes aceptaron el método. Que tras el resultado te rajes y despotriques no evidencia más que un puro mal perder y una actitud nada democrática ya que, al aceptar las reglas de la resolución se acepta también el resultado. Hay un cincuenta por ciento de posibilidades de que te toque un trabajo, y si pierdes, lo aceptas y te resignas. Sé que es difícil, es doloroso, pero montar el pollo porque algo no te conviene no es el camino, y mucho menos sacar la lista de reproches, de manera torticera e injusta, arremetiendo contra el alcalde simplemente porque no salió la cara de la moneda que te convenía.
Julián López no se merece esta persecución y este escarnio simplemente por proponer y realizar una adjudicación por este método. Si hay que reformar la norma que regula este tipo de situaciones, que se haga; si en el momento de tomar la decisión nadie, repito, nadie tuvo otra idea, ni mejor ni peor, tomarla con el autor del sistema es, cuanto menos, una tropelía. Y que un alcalde sea más o menos diligente en su trabajo por el resultado de un sorteo es una injusticia a todas luces. Este alcalde merece algo más que las acusaciones de racismo que se le imputan o la de favoritismo hacia “los mismos”, los que siempre consiguen trabajar en el pueblo. Seamos coherentes, confiemos en que este episodio se resuelva satisfactoriamente para todos y centrémonos en crear puestos de trabajo en lugar de tirar lamentos hacia la acera de enfrente. Nos irá mejor a todos.
Pues tiene usted razón. Lo raro es que el perdedor no utilizara su condición de gitano, antes del sorteo para ganar puntos. Ah claro! Que no hay ninguna ley que diga que un gitano tiene mas derechos que un payo, pero sí. se puede acusar de racismo por cualquier cosa.