El quemado (I)
En estas líneas vamos a imaginar diversas conversaciones entre algunos reyes y dignatarios españoles y un personaje anónimo al que llamaremos “El Quemado”, por aquello de la desastrosa situación en España.
El “Quemado” se encuentra en la Capilla Real de Granada. Conversación con Isabel La Católica.
– ¿Usted quién es?
– ¿Pero es que no me conoce? Soy la Reina Isabel de Castilla ¿Y usted?
– Eso carece de importancia Señora. No soy de su época. Soy posterior. Nací muchos años después de su fallecimiento, pero quisiera hablar con usted, si no le molesta.
– ¿Conmigo? ¿Para qué?
– Porque fue una persona muy importante y quisiera saber su opinión sobre lo que ocurre ahora en el Reino que dejó a la posteridad.
– ¿Persona importante? ¿Para quién?
– Para todos los españoles, se lo acabo de decir. Actualmente pasan cosas muy raras. Si las viera, volvería a su tumba.
– ¿Qué cosas? ¿Tan malas son? Cuente.
– Malas es decir poco ¿Se acuerda que se descubrió América durante su reinado?
– Hace muchos años de eso, pero claro que lo recuerdo. Yo misma lo impulsé con la ayuda de mi marido Fernando, bajo las órdenes de un tal Cristóbal Colón, que por cierto era un pesado y pedía mucho dinero, pero acertó en sus teorías ¿Qué pasa con América?
– Ese continente descubierto y posteriormente conquistado ya no pertenece a España, por nuestra mala cabeza se perdió todo, incluso se perdió Gibraltar, tema en el que tengo entendido insistió mucho que no se perdiera. Esos territorios se han hecho independientes y la gente de allí no nos quiere.
– ¿Pero qué ha pasado? Me deja asombrada. Dígame.
– En esas tierras se cristianizó a los indios. En esas tierras se descubrió mucho oro y plata. En esas tierras se implantó la cultura y la religión cristiana y occidental, se construyeron ciudades, catedrales, iglesias, conventos y universidades.
– ¿Cristianizar a los indios? Que yo recuerde, ese Colón los trató muy mal, cuando estuvo en una isla, que si no recuerdo mal, se llamaba La Española, y me llegaron muchas quejas de él, Pero si luego se solucionó, eso no está mal, es más, diría que está muy bien, al igual que el resto de lo que me está contando ¿En dónde reside el problema?
– El oro y la plata descubiertas en muchas minas, lo malgastamos, las robaron. Los indios, que usted tanto defendía, no fueron tratados según también señaló en su testamento.
– Eso ya no está tan bien ¿Pero quienes robaron los metales? ¿Qué les hicieron a los indios?
– Hubo muchos ladrones: españoles y extranjeros. Los indios, en muchos casos, fueron tratados como esclavos haciéndoles trabajar muchas horas en las minas o en la tierras que los españoles compraron. Muchos murieron a causa del exceso de trabajo y de las enfermedades que les contagiaron los españoles.
– Lo de los extranjeros lo puedo entender ¿Pero los españoles robaron sus propias riquezas? ¿No se impidió? ¿Quiénes fueron los responsables? En mi tiempo, a los ladrones, o se les encarcelaban de por vida o se les cortaba la cabeza, fueran españoles o extranjeros. Sin más contemplaciones. Yo misma lo ordenaba. Me dice también que muchos indios murieron porque se aprovecharon de ellos y a causa de las enfermedades contagiadas ¿No hubo nadie que los defendieran? ¿Que los cuidaran? Son hijos de Dios, como todos nosotros.
– Aunque hubo gente decente, hubo muchos que robaban, gobernadores y regidores que había en las distintas regiones, incluso hubo reyes que posteriormente también lo hicieron, aunque no los conoce. El resultado es que ahora España es un país más pobre que las ratas, no queda ni rastro del oro ni de la plata americana. Defensores de los indios hubo varios, todos sacerdotes: Bartolomé de Las Casas, Toribio de Benavente y Francisco de Vitoria, aunque no se lo crea, no hubo muchos más.
– ¡España sin dinero! ¿Pero de que se vive ahora? ¡Tantos ladrones! Entonces sabrá que tuve a un obispo que tenía las manos muy largas y el bolsillo muy grande: Carrillo, que por ser clérigo se salvó de horca, pero murió preso y solo ¡Pobres indios! ¡Aprovecharse de ellos! ¡Me está entrando dolor de cabeza con solo pensarlo! No quiero saber nada más.
El Quemado continúa en la Capilla Real de Granada. Conversación con Felipe el Hermoso.
– ¿Quién es usted?
– Soy un español que vive unos 500 años después de la enfermedad que le costó su fallecimiento.
– No tengo buen recuerdo de los españoles.
– ¿Por qué?
– Tuve muchos problemas con mi suegro, Fernando. Quería usurpar el reino que a mi esposa, Juana, le correspondía. No se fiaba de mí.
– Y eso ¿A qué se debió?
– Pensaba que yo quería quedarme con los reinos de su hija, mi esposa. Cosa totalmente incierta. Ella era la verdadera y única heredera de los reinos españoles. Nos amábamos mucho.
– No son esas las cosas que se hablan de usted.
– ¿Y que se dice?
– Que no le era lo que se dice muy fiel.
– ¡Bah! No haga caso. Son murmuraciones porque había nacido en Los Países Bajos. En el fondo, los españoles nunca me quisieron. Por eso sospecho que fui envenenado.
– Eso no se sabe a ciencia cierta. Lo que sí es seguro es que Juana, se volvió loca cuando usted falleció.
– Eso no lo sabía. Lo lamento mucho por ella ¿Y qué pasó después?
– Su suegro, Fernando, se hizo cargo como regente de los reinos.
– ¡Lo sabía! ¡Sabía que iba a suceder! ¡El muy ladino! ¿Y después qué?
– Pues que su esposa, ya no pintó nunca nada. Su suegro la encerró en el Castillo de Tordesillas. Murió allí.
– Eso me entristece mucho. Prefiero dejar de hablar.
El Quemado se encuentra en la Cripta Real del Monasterio del Escorial. Conversación con Felipe II.
– Yo a usted no le conozco, ignoro porque se dirige a mi persona ya que usted no me conoce.
– Ya lo creo que le conozco, usted es Felipe, hijo del emperador Carlos. He oído hablar mucho de usted. Y hablo con usted porque ha sido uno de los mejores reyes españoles.
– ¿Y qué?
– Deseo que sepa cómo está España casi 600 años después. Como se vive realmente. Se llevará una sorpresa.
– ¿Y para que quiero saber eso? Estoy muy bien donde estoy. Ya pasé lo mío cuando reiné.
– Cuénteme algo sobre su reinado. Deseo, si no le molesta, oírlo de sus propios labios.
– ¿Qué quiere saber?
– Lo que quiera contarme. Lo más sobresaliente.
– Pasaron muchas cosas. El asunto de mi Secretario de Estado para Italia, Antonio Pérez, que fue un traidor y que junto con su querida Princesa de Éboli, asesinaron al secretario de mi hermano Juan de Austria. Recuerdo también con tristeza el desastre de mi Grande y Felicísima Armada, que en lugar de aplastar a los ingleses, tuvo que defenderse de las tempestades y huracanes. Por defender lo que era mi Imperio tuve infinidad de guerras, contra el turco y el moro, contra Francia, Inglaterra y sobre todo contra los Países Bajos. Heredé muchos problemas económicos y sin dinero no se puede tener nada.
– Sí se puede. Trampas.
– Es usted un tanto gracioso.
– No se ofenda ¿Desea saber cómo está España actualmente?
– Sospecho que me lo va a decir de todos modos.
– Pues de la Monarquía en la que reinó, solo queda la Península, monda y lironda. Todo lo demás ya no es español. Flandes e Italia se perdieron totalmente. Muchísima gente no tiene trabajo. Hay muchos comercios y negocios arruinados.
– ¿Y las posesiones en América?
– Ya son países independientes. Todo lo que se esforzaron los expedicionarios y conquistadores, sirvió para bien poco. Todo se ha perdido. Los metales preciosos no han servido para nada. Lo robaron, se malgastó.
– ¡No me diga! ¡Es imposible! ¿Pero qué pasó?
– Sin ánimo de ofenderle, usted utilizó la plata americana para pagar un sinfín de guerras. Y sus sucesores hicieron lo mismo.
– ¡No tenía otra solución! ¿Cómo iba a pagar a mis soldados? ¿Cómo iba a mantener mis barcos? Me atacaban continuamente y tenía que defenderme. Además, yo era el paladín de la defensa de la Religión Católica. Había muchos herejes. Me lo inculcó mi padre. Había que defender la religión por encima de todo.
– Pues que junto con las actuaciones de sus descendientes, prácticamente se arruinó a la Monarquía que usted representaba. Y ahora, como le he dicho, no tenemos nada.
– ¿Me está criticando?
– Sólo me limito a comentar lo que pasó después de usted.
– ¡Pues ya no quiero saber nada más!
El Quemado continúa en el Monasterio del Escorial. Conversación con Felipe IV.
– Se le saluda majestad. Soy español y nací 400 años después que usted.
– Buenos días o noches ¿Qué desea?
– Saber de usted y de su reinado. Sólo eso.
– Pues no sé. Mi reinado fue muy complicado.
– Complicado ¿Para quién?
– Para la Monarquía. Tuvimos muchos problemas y conflictos. Con los Países Bajos, con Inglaterra, con Francia, con Cataluña, Aragón y Portugal.
– ¿Solo eso?
– ¿Le parece poco? La culpa la tuvo mi valido Olivares, que con su manera de hacer las cosas tuve que despedirle. Me lo encontré casi todo hecho. Además tuve que regenerar la moral pública.
– Lo de los países con los que tuvo rifirrafes, ya lo sabía, vienen del tiempo de su abuelo, el segundo Felipe. Es más, empezaron en tiempo en tiempos de su bisabuelo, el emperador.
– ¿Ha hablado con ellos?
– No, sólo con su abuelo. El emperador no ha querido hablar conmigo. Estoy escribiendo algo sobre nuestra historia puesto que deseo publicarlo.
– ¡No me diga! Entonces es usted escritor.
– Sólo aprendiz. Por cierto, dijo antes que tuvo que arreglar la moral de los españoles ¿Por qué?
– Tenía que velar por la vida pública de mis súbditos, tenían muy malas costumbres y para eso tuve que crear la Junta de Reformación.
– ¿Daba usted ejemplo?
– ¿Qué quiere decir?
– Pues lo que he dicho. Que si era un modelo de moral.
– Creo que sí.
– ¿Está seguro? Porque sé de buena tinta que tuvo más de 40 hijos, entre legítimos y bastardos, de los cuales sólo reconoció a uno: Juan José de Austria y el que heredó su trono fue el más tonto de todos: Carlos, al que llamaron El Hechizado
– Sabe usted mucho de mi vida. Quizá demasiado.
– Es la historia, yo no me invento nada ¿Me puede hablar de otra persona que influyó mucho en su vida y en la de la Monarquía que encarnaba? Supongo que adivinará que estoy hablando de sor María de Jesús de Ágreda. Dicen que usted que fue un rey débil ¿Lo fue?
– ¡Cállese!
El rey desapareció como si de un fantasma se tratara.
(continuará)
Al fin guardaron silencio vuesas mercedes! ¿Por qué tanto alboroto sobre lo que ya no tiene remedio? Con tanto “dime y direte” no han conseguido solucionar nada, como bien esperaba yo; lo único y molesto para mí, es que me despertaron y removerme en mi féretro me cuesta pasar por serias dificultades, teniendo en cuenta que llevo aquí dentro más de quinientos años. Creo que tienen derecho de saber quien soy,mi nombre es María de la Concepción Isabel y mis regios padre son Doña Isabel, Reina de Castilla y Don Fernando de Aragón su esposo y padre mío. No puedo… Leer más »
Señora Compinche: Seria buena idea escribir sobre lo que oyen los que están criando amapolas regias o gusanos del más alto nivel, que a fin de cuentas da lo mismo. A lo mejor hago algo al respecto.Pero eso es otra historia.
Estaría bien que si no estuvieras de acuerdo en algo, lo comentaras y criticaras. La crítica y distintas opiniones son convenientes. Eso está bien porque siempre se aprende.
Saludos.
Don Jose Alberto también le agradezco a usted por leer mis comentarios, pero aunque yo tampoco estuve allí si nos remitiéramos a los escritos de este, repito, mentiroso compulsivo, tendríamos que dar por cierto que en un solo reino de los cinco de la isla La Española, habría (corto y pego del librito en cuestión) : <<>> jejeje si no es un mentiroso….y mas: De la Nueva España (Mejico): <<>> (1 legua deaquella época mas de cinco kilómetros) . Cinco mil kilómetros de ciudad es mucha ciudad ¿no le parece? Le he leído en anteriores ocasiones y me parece que… Leer más »
>>>>Tiene de ancho cinco leguas y ocho hasta diez y tierras altísimas de una parte y de otra. Entran en ella sobre trinta mil ríos y arroyos, entre los cuales son los doce tan grandes como Ebro y Duero y Guadalquivir; y todos los ríos que vienen de la una sierra que está al Poniente, que son los veintey veinte y cinco mil, son riquísimos de oro.>>>> jejeje agua vaaaaaaaaa. >>>En torno cuasi de la ciudad de Méjico e a su alrededor, donde cabían cuatro y cinco grandes reinos, tan grandes e harto mas felices que España. Estas tierras todas… Leer más »
Bartolome de las Casas,fue un marrano talmudico de la epoca,o judeoconverso,con eso se explica todo,gran fabulador;su padre Pedro de las Casas,fue mercader,prestamista y recaudador de impuestos;en fin cosas de familia;se le permitio embarcar a las Indias,y asi pago el favor a España,lo habitual,como siempre.
Gracias por el artículo señor Cepas. Creo que a muchos nos hace falta aprender un poco más de Historia. Por favor, siga usted compartiendo con todos nosotros lecciones de historia no tan reciente.
Un saludo.
Le agradezco mucho Sr., Román su comentarios. Yo no soy historiador, pero leo y me documento mucho, y lo que creo más importante, intento plasmarlo en estas líneas.
Se agradecen los ánimos para continuar. Le tomo la palabra.
Siga usted también ilustrándonos con la historia más reciente. Que a la larga la historia siempre se repite.
Un saludo.
Al autor del articulo le diria,que deje de escribir payasadas y mentiras y que se dedique a lo que sabe,si es que sabe de algo.
Y si quiere escribir sobre los indios,que busque y escriba libros y libros sobre los indios o indigenas de USA-Norteamerica : .
cheroques,cheyenes,navajos,apaches,arapahoes,seminolas,iroqueses,apalaches,hopis,sioux,utes,iroqueses,hurones,algonquinos,y sus amables benefactores anglosajones,holandeses y franceses,o sobre los nuevos indios palestinos,que ahi si que tiene tajo y realidades a la vista para escribir autenticas novelas.
Soy el autor del artículo. Gracias por leerme.
No me invento nada, y no digo mentiras y payasadas menos. La historia no sabe mentir.
De indios, se puede escribir mucho. Pero observo que no tiene mucha idea de los indios USA. Le sugiero que se informe antes de hablar. Es de sentido común.
Entre otras cosas, sé contestar: Yo a usted no le he hecho ningún comentario despectivo, por lo que si vuelve a hacerlo, no me molestaré en contestarle.
Y lo mas gordo: los enemigos de España, muchos de ellos malnacidos en la propia España, dignos de haber sido hijos de la gran bretaña, no contentos con verter mierda y mentiras sobre España, manejan para que el descubrimiento de América con tal de que no fuera España, Castilla lo hubieran hecho hasta los extraterrestres .
Como usted bien dice “los hijos de la G. P (B.)…” amparándose en la Leyenda Negra española (todos los paises tuvieron una) hablaron mal de nosotros. ¡Pero es que ellos no sacaron ni una mísera pepita de oro! Tuvieron que recurrir a los corsarios (Drake, Hawkings, etc) para robarnos el oro y plata que traíamos de América en nuestros galeones.
y siguen robándonos, le recuerdo la historia del odyssey
“y lo que te rondaré, morena” como dice el refrán. No sabemos defender lo nuestro.
Y otra cosita. En cuanto el oro ya está bien de victimismo, que también en Hispania había montones de oro que se llevaron los romanos y no estamos todos los dias dando el coñazo con que roma nos robó, es mas, la gente de buena fe agradecemos la cultura que nos legaron y adoptamos.
Pero me tendrá que dar la razón en que por mucho oro que se llevaron los romanos, no fue ni punto de comparación en relación a los que los españoles extrajeron de las entrañas americanas.
Si no es cuestión de cantidad, hombre. Es que todavía están con la monserga del oro de los … que se lo pidan a Putin que es en Rusia donde se le vió por última vez a ver que les cuenta.
Y no solo sirvió para hacer palacios en Sevilla, que algo construimos allí ¿no?
Bartolomé de las casas era un mentiroso compulsivo y meterle con Francisco de Vitoria me parece exagerado, el mentiroso que utilizan todos los enemigos de España.
Los que peor trataron a los indios y estos no se quieren enterar no fueron los españoles, fueron después de “liberados” esos países, como por ejemplo en Argentina que hicieron como los buenos defensores de los indios, los norteamericanos que los querían tanto que los extetminaron.
La literatura es una cosa y la historia otra.
Un saludo.
Antiguo Caballero de San Juan: Soy el autor y gracias por leerme. Yo no estuve allí ni usted tampoco. Me he remido a la obra de BC “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” en donde explica lo que pasó, es más, Carlos V, en 1592, decretó la Leyes Nuevas (leyes en defensa de los indios, entre otras cosas, y que a partir de esos sí que se empezaron a normalizar las relaciones español-criollo-mestizo-indio, pero nunca fueron como debían) basándose, entre otras, en la obra de Las Casas, que por cierto fue encomendero y explotador de indios antes que… Leer más »