Corría el mes de marzo de 2001 cuando a un futbolista vasco le preguntaron por el tema del terrorismo y sobre las víctimas que ese terrorismo provocaba, entre las que se encontraban niños inocentes. Aquel jugador de fútbol entonces del Valencia C.F. y de nombre Mendieta, guardó silencio absoluto como aquel que, no sabe no contesta. Se limitó a escurrir el bulto como si su vida estuviese circunscrita únicamente a marcar goles. Todo lo demás no importaba.

Estamos en 2015 y, por lo visto, estos milmillonarios del balompié siguen en la creencia de que la sociedad y la nación a la que pertenecen o en la que están asentados por una temporada, es un ente abstracto que no va con ellos, y del que solo esperan el diezmo que cada uno de los individuos inscritos a un club, les hace llegar puntualmente todos los fines de semana pasando por taquilla o en forma de “pase” o “abono”.

He llegado a esta conclusión tras las declaraciones del jugador del F.C. Barcelona Andrés Iniesta a las preguntas de los periodistas. Este albaceteño de Fuentealbilla, educado en “la masia” y autor del gol que colocó a España en lo más alto del fútbol a nivel mundial, ha dejado su dignidad para con su Patria en lo más bajo de sus botas. Sus declaraciones ante la pregunta sobre qué opinión le merecen los que silban al himno nacional español y al Jefe del Estado en una final de Copa Athelic-Barça, el de Fuentealbilla visiblemente asustado, ha intentado pasar de puntillas para no incomodar a un sector de su afición. A partir de hoy, para muchos españoles seguirá siendo millonario y una figura del fútbol, pero marcar goles no está reñido con enfrentarse gallardamente con la realidad. Pasará a la historia por el gol contra Holanda, pero además, por algo que la historia se encargará de juzgar.

Lo mismo me da Mendieta, Iniesta o cualquier otro jugador de fútbol. Bajo mi punto de vista, engrosar el volumen de sus bolsillos con el dinero del fútbol, no debería ser más importante que la opinión que deba merecerle como español el grave problema que padecemos inherente a estos dos clubes, y que quieren convertirlo en algo insignificante o baladí. El terrorismo de la ETA y los insultos al himno nacional y al Rey además de ir perfectamente ligados nos incumben a todos, pues ese terrorismo que se ha cobrado cientos de víctimas lo practican los que odian a España y a los españoles con toda su alma. Por lo tanto, los que sin ser terroristas se pliegan a los dictados de los criminales para insultar y vilipendiar los símbolos más representativos de nuestra Patria como consigna, les guste o no son cómplices de aquellos.

Volviendo a aquella noticia sobre Mendieta quiero destacar, que tuvo lugar coincidiendo con el nacimiento de su hija Haize. Entonces me vinieron a la mente los niños inocentes que fueron asesinados en atentados llevados a cabo por los criminales etarras, y sobre los que el futbolista vasco no quiso manifestarse. Ante aquella falta de consideración le hice llegar lo siguiente: “Señor Gaizka Mendieta: Mire a su pequeña con el cariño y la ternura que merece, y cuando lo haga, comprenderá que su principal obligación como padre, entre otras, es defender a esa criatura ante cualquier tipo de agresión. Acuérdese por favor de esos niños y niñas que tan inocentes como la suya, fueron brutalmente dinamitados por esa banda de criminales (Zaragoza, Madrid, Vich, etc.) Muchos de esos niños marcharon para siempre con sus padres, otros, se fueron sin ellos. Muchos de esos angelitos posiblemente algún día hubiesen sido admiradores suyos como futbolista, pero ya nunca podrán vitorear sus goles ni por supuesto pedirles un autógrafo ¿Cómo puede usted quedarse callado y escurrir el bulto cuando le preguntan por la opinión que le merecen esos criminales? Quiero recordarle además que las dos furgonetas incautadas por la Guardia Civil cargadas de explosivos tras el final de la famosa “tregua”, tenían presumiblemente como destino dos estadios de fútbol ¿Se imagina lo que hubiese podido ocurrir? Su silencio nos puede hacer pensar que está usted más cerca de los terroristas que de las víctimas. No sé lo que teme perder usted por pronunciarse, lo que sí sé, es lo que perdieron aquellos padres y sus hijos aparte de la vida, ¿sabe qué? El sufrimiento”.

Da la sensación de que lo políticamente correcto ha llegado al fútbol y al periodismo deportivo con más fuerza que nunca. “Los Manolos”, después de linchar y poner a caer de un burro al director de esta casa consiguiendo un titular y en busca de carnaza, le encargaron a un lacayo del programa deportivo (José Ángel Martos) que entrevistase a don Armando Robles en Málaga. El becerro se dio de bruces con un miura que no cobardea en tablas ni blandea de los cuartos traseros, por lo que el resultado del encuentro no es el que esperaban. La entrevista fue filmada durante veinticinco minutos por un cámara de la cadena televisiva, sin embargo, “Los Manolos”, por aquello de lo políticamente correcto y por no quedar como Cagancho en Almagro, no han tenido cojones de emitir a través de su programa de Cuatro dicha entrevista. He aquí el periodismo que alardea de independiente, pero que se muestra genuflexo y servil ante las mafias de la comunicación, que son las que en definitiva pagan sus nóminas millonarias.

Andrés Iniesta tres cuartos de los mismo; preguntado por un tema tan vidrioso como pitar el himno e España, afirmó que no es “amigo de las polémicas” y que únicamente desea que “la gente disfrute” el próximo 30 de mayo con la final de la Copa del Rey entre su equipo y el Athletic Club de Bilbao, donde “cada uno expresará lo que quiera” en relación con los más que previsibles insultos y pitos al himno nacional y al Rey. Solo le faltó decir: “Kalise para todos”.