Cuanto más lejos, mejor. Así es como el expresidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, quiere a Podemos después de que Pablo Iglesias revelara hace unos días en su programa Fort Apache de HispanTV la conversación que él e Íñigo Errejón mantuvieron con el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el exministro José Bono durante una cena.

En ella, Iglesias aseguró que su partido dejaba la puerta abierta a posibles pactos poselectorales con el PSOE. “Claro que podemos gobernar juntos”, dijo. Ante esto, Leguina ha sido contundente. Invitado como contertulio a El Cascabel de 13TV, el socialista recordó lo mal que le fue a su partido en pactos como el de Cataluña en 2003 con el tripartito, por lo que un pacto con Podemos “sería un suicidio”.

“No hay que votarles bajo ningún concepto”

En su intervención, Leguina no mostró ninguna simpatía hacia Podemos, a quienes acusa de apoyar a una dictadura como Irán y a países como Venezuela, dejado entrever que el Gobierno de Nicolás Maduro son quienes le financian. “Mi simpatía por estos caballeros tiende a menos infinito. Odio desde siempre a las dictaduras y a quienes apoyen a las mismas y estos señores se nutren de una dictadura como la de Irán, que es una teocracia, o lo que apoyan en Venezuela o Cuba, más en Venezuela que es de donde sacan el dinero”, dijo.

Además, se mostró contrario a la opinión de Rodríguez Zapatero de considerar a Podemos como “socialdemócratas” y no de un partido populista como aseguró en una entrevista al diario italiano La Stampa. “Odio desde siempre al populismo y estos son unos populistas”, sentenció.

A mes y medio para las elecciones autonómicas y municipales y a siete de las generales, Leguina aprovechó para advertir a los votantes de que Podemos “es un peligro público para la sociedad española”. “No hay que votarlos bajo ningún concepto, se sea de izquierdas, de derechas o de centro”, aseguró. El socialista dejó entrever que el partido liderado por Pablo Iglesias no es más que “un milagro” de “cinco, diez personas y sus parientas y primos” que aspira a ganar las elecciones. “O estamos locos o esto es imposible”, continuó.

Al término del programa, Leguina dirigió sus críticas al secretario general de Podemos, a quien calificó de “sectario” y creerse “el rey del mambo. “Lo que no entiendo es cómo este chaval puede ser profesor de una facultado con esa prepotencia que tiene”, dijo. Seguidamente, se dirigió a cámara y preguntó: “¿De dónde has salido tú? ¿Qué has hecho en la vida? ¿Dar mítines?”.

Iglesias amenaza con la expulsión a los críticos para frenar la escisión

Por otra parte, el Consejo Ciudadano Estatal, órgano central de Podemos, envió ayer un comunicado interno amenazando con la expulsión a «cualquier miembro de Podemos que participe en la construcción y participación electoral de Partidos de orden superior al municipal».

Según esta «circular informativa», publicada por La Razón, los miembros del partido que colaboren con este tipo de iniciativas, «instrumentales o no», «estarían actuando en colisión clara con los intereses de Podemos (…) y por tanto incurriendo en una grave irregularidad que podrá ser sancionada proporcionalmente por la aplicación del art. 65.5 de los Estatutos». Los citados Estatutos incluyen entre las sanciones por este tipo de faltas la suspensión de militancia, la inhabilitación para ocupar cargos internos y, finalmente, la expulsión del partido.

El envío de este comunicado coincidió con la foto de familia que Pablo Iglesias se hizo ayer con los trece candidatos que encabezarán las listas de Podemos a las autonómicas del 24 de mayo. No se trata de una casualidad. El proceso de primarias ha propiciadola aparición de un mosaico de conflictos entre diferentes sectores críticos a nivel local y autonómico y las candidaturas oficialistas en sintonía con la dirección central del partido. Actualmente hay decenas de quejas y denuncias a la Comisión de Garantías Democráticas en referencia a irregularidades como inhabilitaciones de candidatos «molestos», interesados sondeos para comprobar la veracidad del censo de inscritos cuando se da un resultado «inesperado» en una votación, opacidad y sospechosas fluctuaciones en el número de inscritos, en cortos intervalos de tiempo poco antes de las votaciones.

La plataforma Demandamos Transparencia aglutina buena parte de estas protestas, que generalmente reciben el «tratamiento del silencio» por parte de la Comisión de Garantías, órgano en teoría independiente pero en la práctica alineado con la corriente de Iglesias. La utilización de la estructura de poder de Podemos por parte de la cúpula del partido para cortar las alas a las agrupaciones de miembros que confiaron en los principios de neutralidad y transparencia de la formación ha llevado a estos últimos a coordinarse a nivel nacional para crear un frente unido y defender unos derechos que consideran vulnerados.

Muchos de estos sectores críticos en toda España están formando candidaturas para presentarse a las municipales, donde Podemos como tal no concurre. Ante la falta de tiempo para darse de alta en el registro de partidos del Ministerio del Interior, muchas de estas candidaturas se están aglutinando alrededor de la marca Ganemos, denominación relacionada con la plataforma hartos.org que, desde hace más de cuatro años, coordina candidaturas ciudadanas, inspirada por la filosofía de que «el cambio de sistema consiste en que los ciudadanos se agrupen en candidaturas municipales, y desde aquí participen en la política local y supramunicipal». La proliferación de candidaturas a las municipales impulsadas por sectores críticos en todo el país preocupa a la cúpula de Podemos. Temen que este caldo de cultivo de desilusión en sus propias filas desemboque en la aparición de una marca rival («Ganemos») que eventualmente, pueda presentarse a las autonómicas y a las generales compitiendo con Podemos.

Este es precisamente el objetivo de la «circular informativa» del Consejo Ciudadano Estatal, controlado por Pablo Iglesias. Amenazando con la expulsión del partido se pretende cortar de raíz, antes incluso de que tome forma definitiva, una seria amenaza que podría mermar significativamente los resultados del partido de Iglesias de cara a las autonómicas y a las generales de noviembre.