¿Desde cuándo los hombres y las mujeres poseen “género”? Parece que, como resultado de la propaganda feminista, con la que nos bombardean de forma machacona, hasta el hartazgo, hasta aburrir, se haya conseguido que la gente se olvide de lo que le enseñaron en el colegio cuando estudiaba lengua española.

Las personas, los seres humanos, carecen de “género”. Son los sustantivos los que tienen género; el género es un accidente gramatical que guarda relación con que un nombre o sustantivo pueda hacerse acompañar del articulo determinativo “el”, o el artículo determinativo “la”.

Así, por ejemplo: “Casa” (el inmueble del que las mujeres falsarias suelen apropiarse mediante denuncia falsa, cuando repudian a sus maridos, y los jueces les otorgan la custodia de los hijos… y le imponen al marido denunciado una orden de alejamiento) el vocablo “casa” es de género femenino pues solo se puede hacer acompañar del artículo determinativo “la” (bueno, en los casos de denuncia falsa, las “casas” además van acompañadas de “otros artículos”).

Otro ejemplo: “automóvil”, es de género masculino, pues sólo es posible acompañarlo con el artículo determinativo “el”.

Tanto el automóvil, como la casa no tienen sexo, pero parece que tienen bastante “sexapeall”, y suelen ir ambos en el lote que los jueces y fiscales les regalan a las mujeres que deciden repudiar a sus maridos; y la custodia exclusiva y excluyente es “la llave” (también de “género femenino” pero “asexuada”) que abre la puerta de ambos (la casa y el automóvil, que insisto tienen “género” pero no tienen “sexo”, aunque en ambos se puede practicar “sexo” -que no género-).

Como pretendía explicarles, los humanos no poseemos “género”, sino “sexo”, que no significa lo mismo que tener “seso”, con “s”, pues, esa es otra cuestión.

Y después de aclarar el asunto del sexo y el género, pasemos a otra cuestión, permítanme que te haga una pregunta ¿El que a algunas mujeres, cuando eran adolescentes, les ocurriera que se les cruzara en el camino algún energúmeno, al que nunca debieran haberle hecho caso, o que sin hacérselo se encaprichara de ellas, y no estuviera muy bien de la cabeza, y las acosara de la forma que fuera, implica que haya que hacer leyes para “vengar” los malos ratos que les hicieron pasar en tu adolescencia?

Otra pregunta más: Y, ¿qué hacemos con las mujeres, adolescentes o maduras, que recurren a la violencia, las coacciones, a las amenazas, al chantaje, etc.? ¿Sería correcto que se creara una legislación especial para perseguirlas y castigarlas… e invitar a los adolescentes –varones- a llamar al teléfono 016, para denunciar a alguna niña o adolescente, o adulta por haber sido víctima de “piropos”, proposiciones para tener sexo, llamadas de teléfono de forma insistente, o mensajes a través de algún chat, recibir respuestas groseras por hacerle a una niña, o adolescente, o mujer adulta, una petición de ennoviarse, salir con ella, pedirle una cita?

¿Y qué me dicen de las mujeres que ejercen violencia, maltrato, u ocasionan situaciones de desamparo, abandono, o daños por negligencia, sea con o sin resultado de muerte, en niños y ancianos de ambos sexos (que insisto, tampoco tienen “género”); sería correcto que se crearan tribunales de excepción -como los denominados de “violencia de género”- en los que se las condenara y castigara severamente, más duramente que a los hombres, en caso de incurrir en el mismo tipo de “ilícito penal”, ya que son mayoría en el maltrato a la infancia y a los ancianos?

Sé sobradamente que cualquier persona de buena voluntad, que tenga un mínimo de humanidad, de bonhomía, de sensatez, me dirá que las preguntas que planteo son de verdadera locura, absolutamente disparatadas… bien, y ¿por qué entonces seguir justificando la existencia, desde hace una década -10 años- de una ley que persigue a los hombres de forma indiscriminada, partiendo de premisas tales como las que acabo de mencionar, con el pretexto de defender a las mujeres de la violencia que supuestamente ejercen los hombres sobre ellas, y que considera que cualquier relación que un hombre tenga con cualquier mujer es inevitablemente de dominación, intrínsecamente violenta, desigual,… y proponga que se castigue a los hombres con mayor dureza que si una mujer comete el mismo acto? ¿Qué necesidad había de retorcer la Constitución, modificar los Códigos Civil y Penal, crear tribunales de excepción, denominados de “violencia de género” y conculcar los más elementales derechos constitucionales concernientes a los varones, eliminar la presunción de inocencia y un largo etcétera?

¿Acaso hay violencia y “violencia” dependiendo del sexo del victimario y del sexo de la víctima, son más importantes unas víctimas que otras, dependiendo de si son mujeres, o niños, o niñas, o ancianos, o ancianas, u hombres?

Evidentemente, el porqué de este tinglado se resume en una frase: “poderoso caballero es don dinero”, el Gobierno del Reino degenerado de España recibe 3.200 euros por cada denuncia que se presenta contra un hombre, sea o no cierta, acabe o no en condena. Más de 1.500.000 denuncias desde que entró en vigor la perversa y sexista ley “de violencia de género”; y… ¿en qué se emplea todo ese dinero? Pues en subvencionar a las diversas “asociaciones de mujeres” que han surgido por doquier, y los diversos planes “de igual-da, y en pagar a las más de 100.000 “liberadas-profesionales” para asuntos de “igualdad y género” presentes desde el más pequeño municipio, hasta la facultad universitaria que a cualquiera se le ocurra. Así que ¡a seguir incitando a las mujeres a que sigan denunciando, ahora les toca a las adolescentes, según parece no tenían suficiente y desean ampliar el negocio mafioso del que les vengo hablando!