Por José L. Román.- El próximo domingo 24 de mayo es la hora de la verdad, la hora de las urnas. Elecciones municipales a las que concurre por primera vez el director de este medio, como candidato a la alcaldía de Málaga dentro de un proyecto como SOLUCIONA, y arropado por un grupo de personas que no viven de la política ni del favor cariñoso de los que se han enquistado en el ayuntamiento.

La irrupción de SOLUCIONA en esta campaña electoral ha levantado las iras de aquellos que ven peligrar su “modus vivendi”, así como de los que al amparo de los primeros han tenido asegurado durante más de dos décadas los eternos favores de quienes mueven los hilos desde “la casona”.

Esta nueva formación con solo dos años de vida ha removido conciencias en la ciudadanía, y esto no se lo esperaban los adversarios y, mucho menos, los vecinos más humildes y desfavorecidos de la ciudad malacitana, que han visto una luz al final del túnel. Indudablemente, los comicios del próximo domingo serán decisivos y trascendentales para los malagueños, pues marcarán un antes y un después en el futuro de esta ciudad y de todos sus ciudadanos.

Quiero valorar una vez más y no me cansaré de repetirlo, la voluntad, el esfuerzo y el sacrificio mostrados tanto por Armando Robles como por todos y cada uno de los que han hecho posible esta digna campaña de SOLUCIONA. Y es precisamente ese gesto de personas humildes y sencillas, el que merece, bajo mi punto de vista, ser digno de admiración y de sumo respeto. Por todo ello, me ha parecido cortesía obligada para esta ciudad llena de cordialidad, hospitalidad y afecto, compartir con sus vecinos mi visión particular, sobre la importancia de la oportunidad que se les presenta a todos los malagueños en un momento tan importante y trascendental.

En primer lugar, y dado que Málaga puede ser el punto de partida para un proyecto nacional en el futuro, he de resaltar la política integradora de SOLUCIONA por encima de lo que se ha dado en llamar la izquierda y la derecha.

Por encima de una derecha que lleva más de tres décadas pidiendo el voto y diciendo representar a los católicos españoles, y que lo único que ha hecho durante todos estos años ha sido poner el voto de los católicos al servicio de un crimen abominable como el aborto, cobardear en tablas ante los ataques de todo tipo contra la fe cristiana y la cruz de Cristo, y permanecer muda cuando se pide la prohibición de nuestras tradiciones más emblemáticas. Una derecha en la que miembros destacados han amasado fortunas increíbles en momentos de bonanza de la mano de la banca y de las grandes multinacionales, que vieron crecer sus ingresos hasta límites insospechados, sin que las plusvalías que motivaron los ingresos se repartieran con criterios justos entre todos los factores humanos que arrimaban el hombro en aquellas empresas. O sea, que ese voto católico estaba siendo utilizado para todo lo contrario de lo que ese voto representa.

Y por encima de la izquierda; esa izquierda que proclama la tolerancia, la solidaridad y la paz en el mundo, pero que dedica su “carrera política” a despertar al fantasma del pasado, sembrando nuevamente el odio y el resentimiento entre hermanos, y reabriendo heridas de la guerra ya cicatrizadas. Una izquierda que dice luchar por la justicia social capitalizando los intereses de los trabajadores y de las clases más desfavorecidas, pero que se ha dedicado durante más de tres décadas junto a la derecha, a la corrupción, al expolio y al saqueo de lo público, condenando a nuestros jóvenes mejor formados y más preparados al “exilio”, y reduciendo a los trabajadores al paro y a la miseria.

La periodista valenciana Lorena Oltra, miembro del equipo de Soluciona

Y una vez posicionados por encima de la derecha y de la izquierda, el mensaje es claro: Justicia social, espíritu de servicio y sacrificio, unidad de todos los españoles, y rearme moral.

Hay dos órdenes muy importantes que mantener. Uno es el orden público que es necesario, pero solamente puede mantenerse cuando existe un orden moral inquebrantable. Aumentar la presencia policial en las calles y la represión, es la prueba evidente de que se ha clavado el azadón en las raíces vivas del orden moral. La única posibilidad de que no haya que aumentar los efectivos policiales, ni pensar en los medios de represión que utilizan es, cuando se refuerza y fortalece el orden moral, en el que descansa la convivencia pacífica de los ciudadanos y de la Patria.

Armando Robles, junto a la modelo Marina Romero, número 10 de la candidatura de Soluciona

¿Es que no acaba de ser asesinado recientemente el profesor de un instituto en Barcelona a manos de un joven menor de edad? ¿Es que no acaba de ser desarticulada una organización de explotación sexual de menores en Málaga? ¿Es que no son precisamente las drogas las que tienen destrozadas a miles de familias? ¿Es que puede existir un español de honor, cualquiera que sea su ideología, que no proteste contra esta barbarie, que solo sirve para calificar a aquellos que siempre intentan restar importancia a esta terrible situación de desamparo? ¿Es que la delincuencia común no se está cobrando nuevas víctimas todos los días? ¿Es que el pueblo no está pidiendo la cadena perpetua para los asesinos, narcotraficantes y violadores y el Gobierno y la oposición buscan eufemismos y recovecos legales y acuerdos, para no llamar a las cosas por su nombre y así no hacer ni puñetero caso?

Podríamos girar la mirada atrás y reconocer, que realmente este estado de podredumbre institucional, social y de violencia pública exige la represión, porque antes no se adoptaron las medidas preventivas necesarias, restableciendo el orden moral en nuestro pueblo, sin el que es imposible parar esta debacle nacional.

Por eso Málaga se encuentra ante un momento tan decisivo. Por eso la campaña de silencio contra SOLUCIONA, para capitalizar de nuevo el llamado voto útil o del mal menor por parte de la “casta”, y así continuar con la quiebra de valores éticos, de las ideas y de las constantes históricas.

Hay que perder el miedo. Es necesario que los votos enciendan la antorcha y mantengan la llama encendida para que podamos ver con claridad; para que aflore la verdad en todos los rincones de España y así poder proteger derechos fundamentales, devolver conquistas sociales a los trabajadores, estimular a los pequeños y medianos empresarios, acabar con los nacionalismos independentistas con la corrupción y con las autonomías políticas.

Se trata de abonar el terreno, sembrar la semilla y regarla abundantemente, para que el sol de la Ciudad de la Luz devuelva en el futuro a todos los españoles, la patria, el pan y la justicia.