¿Qué libertad es esta?
¿Qué libertad tienen las gallinas en un corral en el que el zorro ejerce su libertad de elección? El discurso que nos vendieron los padres de la Constitución nos decía que democracia era libertad. Pero esa democracia y esa libertad quedan en entredicho cuando lo que llevan aparejado es un estado de inseguridad, violencia, corrupción y libertinaje, que dista mucho de lo que deberíamos entender por libertad verdadera.
Los encumbrados por la democracia hasta lo más alto del podio sin necesidad de opositar, no cesan en su discurso de que democracia es libertad. Es como si temiesen que el contribuyente despierte y descubra, que para que los del podio puedan disfrutar de supersueldos, prebendas y privilegios de los que disfrutan, él, como productor y contribuyente, tiene que trabajar quince horas diarias como un “cabrón” durante toda su vida, y rezar al mismo tiempo para llegar a su jubilación sin que se lo hayan comido todo.
Esa es la razón, y no otra, por la que los que se dedican a la política prácticamente desde el destete, defienden con uñas y dientes este sistema autonómico al que llaman democracia. Pero, cabría preguntarse, ¿qué libertad es esta? ¿De qué libertad no habla esta gente? ¿Cuánta libertad equivale a felicidad? ¿Somos los contribuyentes realmente libres y felices? ¿La democracia nos da la libertad que nos conviene? ¿Por qué otros países con “menos libertad” son mucho más prósperos y civilizados?
Hoy, después de más de tres décadas de democracia, podríamos confirmar sin lugar a equivocarnos que esa libertad que nos vendieron es sencillamente un sucedáneo. Se ha extendido la idea de que libertad es pasarse la ley y la propia Constitución por el forro de los caprichos. Se hacen llamar demócratas, progresistas y tolerantes, sin tolerar los contrapesos legales a la conducta de los individuos, que deberían establecer los límites entre lo que uno puede o no puede hacer.
Para estos a los que se les llena la boca de libertad, los límites legales ahogan, acosan e intimidan. Se quejan constantemente de toda regulación legal; de que se cumplan las normas y se aplique estrictamente la ley. Estacionar un vehículo correctamente es poner límites a su libertad. Asaltar capillas católicas, orinar en la calle o practicar el fornicio en un parque público, es para ellos y para los jueces que los apoyan, libertad de expresión. Ven como signo de libertad hacer mofa y befa del holocausto judío o de las víctimas del terrorismo. Aprovechan esa libertad para tener una doble moral, o sea, acudir a misa por la mañana y corromperse por la tarde. Y tiene como signo de libertad consumir cocaína en nombre de la democracia, al adquirirla ilegalmente con dinero público.
Insisto, la pregunta que debería hacerse cualquier español con cierto grado de coherencia y sentido común es la siguiente, ¿qué libertad es esta? Posiblemente la respuesta la encuentre en la libertad de atentar contra los derechos de terceros sin consecuencias para sus actos: “Mi vecino puede armar bronca por la noche, porque tiene el poder (la libertad) de hacerlo; o se cisca en el ascensor del edificio porque le sale de los mismísimos; o amenaza a quien le llama la atención al sorprenderlo orinando en el garaje o escribiendo en las paredes con un spray, porque entiende que recriminarle ese acto reprobable es atentar contra su libertad de expresión. Y por supuesto, ese mismo vecino tiene derecho a insultar al anciano que conduce un vehículo de forma prudente, diciéndole “que va pisando hormigas y que lo tiene hasta los huevos”, porque no debería coger el coche cuando le dan vacaciones en la residencia”.
La libertad real origina derechos, pero, si en nombre de esos derechos se atenta contra el dolor de las víctimas, como por ejemplo excarcelando a violadores, terroristas y asesinos, sencillamente nos están engañando. Nos hablan de libertad cuando la balanza se inclina hacia lo ilegal o prohibido, no viendo nunca el lado de las obligaciones ni educando a los niños y jóvenes para dar y servir, simplemente los adoctrinan para solicitar, reclamar y exigir.
La corrupción tan extendida es una malformación de la libertad que nos ha traído dolorosamente el sistema constitucional. Algo así como, “puedo hacer lo que me da la gana con total impunidad”. Y fue precisamente Adolfo Suárez (DEP) quien dijo aquello de que “todo lo que hay en la calle hay que legalizarlo”.
Un buen gobierno con un sistema sano, fuerte y justo, regula de forma efectiva la libertad para que ésta se traduzca en mejores condiciones de vida. Tener libertad de elegir a unos gobernantes, no implica necesariamente tener LIBERTAD real y, mucho menos, calidad de vida.
Singapur, podría servir de ejemplo. Una nación con una envidiable calidad de vida y renta per cápita, es además un país ordenado, limpio, y con un gobierno honesto que no se anda con contemplaciones a la hora de aplicar y hacer cumplir las leyes.
Posiblemente cualquier español adicto a la televisión, crea que vive con más “libertad” que lo hace un ciudadano en Singapur. El problema es que nuestra libertad no es una libertad tendente a velar por el bien común respetando las leyes y los derechos de los demás, sino más bien es una libertad que permite la corrupción, los atropellos y las ilegalidades.
Los españoles carecemos de libertades básicas, como por ejemplo, caminar de noche por las calles sin miedo al expolio o al atraco; libertad para contratar un servicio sin ser estafado; libertad para regentar un comercio sin temor al asalto y a la presión fiscal confiscatoria; libertad para sufrir una avería en tu vehículo en una carretera por la noche, sin necesidad de temer por tu vida; libertad para llevar a nuestros hijos al colegio sin miedo a que sean adoctrinados en el odio a España; libertad para confiar en una Justicia independiente como piedra base de la democracia; libertad para rotular en español los establecimientos mercantiles sin ser multado; libertad para levantar la cruz de Cristo sin ser insultado, amenazado y agredido; libertad para enarbolar la bandera de nuestra Patria como gesto de orgullo y de dignidad, sin que te cueste la vida, etc.
¿Preferirías vivir con menos libertades a cambio de tener más seguridad, menos corrupción y con un futuro estable para tus hijos? Esta es la pregunta que deberían lanzar los medios de comunicación en nombre de la verdadera libertad, pero no lo hacen. Por lo tanto, no podemos responder a la pregunta en las urnas, porque lo que no se emite por la televisión no llega a los hogares. Los medios de comunicación financiados por las mafias que controlan el poder político y económico, publicitan que el pueblo español sin democracia no gozaría de libertad, pero la razón es otra, y esa razón es que sin este sistema, ellos, los que viven única y exclusivamente de la política o al amparo de ésta, nunca hubiesen conseguido nada en la vida por méritos propios, todo lo que tienen y lo que son, lo han conseguido gracias a los partidos y al pesebre democrático.
Cuando he leído esta noticia me he acordado de este artículo en AD. Esta es la libertad que tenemos
http://www.lasprovincias.es/sucesos/201508/18/detenido-matar-vecino-recrimino-20150818091314-rc.html
Se queda usted corto señor Román. No hay libertad. Efectivamente es todo mentira. Jamás de los jamases hay tanto miedo como ahora a que los niños jueguen solos en las calles. Nunca durante el régimen anterior tuvimos miedo a jugar en la calle. La presencia de cualquier persona de cualquier condición, era más que suficiente para darnos seguridad. Hoy en día es tal el temor que sienten los padres, que no dejan a sus hijos solos ni un instante. Pero lo peor de todo, es que nadie con las mejor de las intenciones, puede acercarse a un niño ni para… Leer más »
Como era eso:
”Democracia”: del griego demos -pueblo- , y de cratia -mugre-.
¿Es así?
ja ja no,no,no, de esta manera del griego demo-pueblo y crazy-locos del ingles je je puebloslocos je je y locas tambien je je
je je el gobierno dice “demnosgracia” ke te jodi je je y los politicos dicen “dame y engrasa” je je
Buen artículo, pero algo indulgente; los que han defendido el sistema de democracia liberal, son unos perros hijos de satanás. Incluso los que se aliaron en 1940 para repartirse Europa utilizando la mentira sistemática como justificación de sus actos, son unos hijos de satanás. Los que gobiernan Occidente mediante la mentira sistemática son unos hijos de satanás. Siento ofender a algún desinformado, pero la Verdad tiene que ser defendida.
Con estas pequeñas y humildes aportaciones, el artículo, Sr. Román, es redondo.
Como siempre Uno más, le doy las gracias por sus palabras. Efectivamente el tema da para mucho más. Seguiremos escribiendo.
Un saludo cordial.
Sr. Román: Comentarios a su excelente artículo: La democracia es lo más parecido a la libertad. La felicidad/libertad nos la dan hecha, lo mismo que muchas veces las ideas que nos las dan ya pensadas. Churchill, como sabe, dijo aquello de “La democracia es la menos mala forma de gobernar (que no quiere decir que sea buena, a veces). Libertad no es igual a libertinaje, como algunos nos quieren hacer creer. La libertad tiene que tener límites controlados por el Estado, que es precisamente el que nos la ha proporcionado, lo contrario no es nada y lleva al desastre. La… Leer más »
Buenos días, señor Cepas. Es un buen comentario el suyo. Quería añadir que la democracia solo llegaría (pues nunca la hemos tenido en nuestra historia) cuando haya verdadera libertad colectiva, la libertad de todos de decidir cómo y por quién queremos ser gobernados. Elegirlo nosotros, cada uno de nosotros, con votos libres de verdad e iguales, una persona un voto. Ahora, con este sistema D’Hont proporcional, los votos concentrados en regiones pequeñas valen incluso 6 veces más que el voto desperdigado de otras zonas. ¿Es esto igualdad de derechos? La democracia ha de ser solo garante de la libertad, unas… Leer más »
Como dijo el torero, creo que el guerra. Opino igual que usted Sr. Ay. La ley d’Hont es una trampa que a muchos politicos no les interesa cambiar, empezando por el PP (partido al que desafortunadamente voté.
Sí, esa ley electoral es funesta. Y no son los porcentajes injustos del sistema D’Hont lo peor, con ser muy malo, es todo. El sistema de elección. Se elige a un jefe de partido cuando lo que se debería elegir, entonces, si votamos por una persona, es la jefe del gobierno por separado, en una circunscripción única y como personas físicas individuales. Y siempre a doble vuelta. Y otra elección, para el poder legislativo, sería elegir representantes. Que un diputado representara solo y exactamente a su distrito electoral. Y representara a ese distrito, y no estuviera a las órdenes de… Leer más »
José Alberto, gracias por su comentario. El artículo da para mucho. Efectivamente podríamos hacer una publicación por entregas. En éste, solo he querido referirme a lo que sufre el ciudadano de a pie cada día dentro y fuera de su casa con este sistema y sus dirigentes.
Un abrazo amigo.
je je la libertad de escoger la esclavitud que mas te guste!!
Jajajaja
Muy bueno..!!
LA VERDAD ES QUE CUESTA TRABAJO MIRAR HACIA ATRÁS Y RECORDAR SIN TEMOR QUE QUIEN NO LA HACIA NO LA TEMÍA TRABAJO POR CUALQUIER LUGAR UN SOLO SINDICATO AL CUAL TEMÍAN LOS EMPRESARIOS PORQUE LO QUE DICTABA IBA A MISA SALIMOS SOLOS ADELANTE DESPUÉS DE UNA GUERRA LA CUAL INICIARON AQUELLOS QUE HOY SE ACUERDAN DE LA DICTADURA PARA HACERSE LAS VICTIMAS CUANDO ELLOS MISMOS FUERON LOS ARTÍFICES Y NO SUPIERON DEFENDER SU HONOR TRAS VARIAS REPÚBLICAS FRACASADAS CON SUS TRAMAS Y ASESINATOS DE SUS MISMOS REPRESENTANTES ETC…
Es que, como muy bien dice usted, esta libertad que hay no es LA LIBERTAD. Hay libertades individuales, además concedidas por los que mandan, que lo mismo que las dan las quitan. No hay libertad política, libertad de elegir representantes que de verdad representen. Por eso, ni hay ni puede haber democracia con estos mimbres. No hemos tenido libertad verdadera en España ni desde el minuto 1. Franco puso a Juan Carlos, elegido ya por Kissinger and co. Después, Juan Carlos traiciona a Franco, Suárez traiciona a su partido, la Falange. Después, todos traicionan a Suárez, que les había dado… Leer más »
Ay. Homo homini lupus.
Eso es todo.
Señor Ay:
En síntesis. Si el objetivo de la democracia es la libertad real, y la libertad real origina derechos, por encima de todos los derechos y de todas las libertades formalistas y huecas, esta el derecho a la vida y el derecho a vivir en paz. Si este sistema y estos vividores parásitos de la política, no nos garantizan esos derechos, sencillamente nos están engañando.
Un saludo cordial, y gracias como siempre por sus comentarios.
Por supuesto que nos han engañado. Y siguen intentándolo. Lo que pasa es que ya, a algunos, creo que a muchos, ya no nos engañan. Nos pueden tiranizar a impuestos, nos pueden contar sus mentiras, pero no las creemos más. Y esto es importante. Conocer la verdad es la clave, aunque todavía no nos podamos librar de ellos.