Lo maté porque era mío
Una madre degüella a su bebé de tres meses en un cementerio de Toledo. La tragedia se cierne nuevamente sobre Toledo donde ya en abril otra madre había arrojado a sus hijos, un bebé de 18 meses y un niño de 10 años, por la ventana antes de arrojarse ella misma. En el primer caso, el pueblo de La Villa de Don Fadrique ha quedado consternado por una muerte tan absurda y espantosa y han salido a la calle para manifestarse. No ocurrió lo mismo en el segundo caso, ocurrido en Recas, en que, por suerte, los niños no murieron pero nadie se movilizó. Tampoco nadie salió a la calle en ocasión de la aparición sin vida de César, que con 9 años apareció muerto dentro de una maleta en un descampado en Menorca. Su madre lo ahogó en la bañera porque a su nuevo novio no le gustaban los niños. El acto de repudio lo organizó nuestra asociación y ni una autoridad se presentó.
Si fueran hechos excepcionales tal vez nos extrañarían pero son mucho más comunes de lo que se piensa. En casi todo el mundo el infanticidio a manos de sus propias madres es un hecho frecuente demostrando el alto grado de violencia que las progenitoras mujeres son capaces de ejercer con sus hijos. Un estudio del Instituto Reina Sofía culpa al 52 % de las madres biológicas del maltrato a sus hijos. Pero las cifras de muerte o maltrato de hijos menores cometidas por sus madres se silencian sistemáticamente ¿Porque? Porque para el feminismo de género radical y misándrico esta imagen de mujer madre violenta va en contra de sus intereses.
No es cierto que se silencien los maltratos de las madres. Se publican al igual que los otros y cada vez dedican más tiempo. Lo que no dice don Jorge es que en el caso del cementerio de Toledo la mujer era una perturbada mental. No haga bromas con el triste título del tango. Compare las cifras de mujeres víctimas con las de niños víctimas. Hay chicos y chicas que maltratan a sus progenitores. ¿También lo hacen porque creen que son suyos, como dice la canción? Hay otros motivos disociados del feminismo.
La gente está desesperada.
La culpa es del estado español, del gobierno español en particular y del memo de Rajoy más en particular.
Repulsivo y deleznable que hoy día se utilice como moneda de cambio y como simple mercancía la vida de inocentes por meros intereses políticos, pecuniarios y sectarios.
Esta es una sociedad enfermiza, podrida y deshumanizada que no puede acabar bien de ninguna de las maneras.