Cuando las encuestas comenzaban a ver a Pablo Iglesias como un cadáver político por su caída en picado, resulta que, de forma fulgurante, es presentado de nuevo en sociedad a través de la “caja tonta” y con todo boato, para que vapulease a placer a su principal rival y adversario y así resurgir como el ave Fénix.

Ya no atacaba a la Policía ni repetía aquello de “emocionarse” cuando un agente de la UIP era brutalmente apaleado en la calle por un grupo de manifestantes violentos, sino que acudió a los funerales de los agentes de la Policía Nacional asesinados en Afganistán, como sintiéndose, junto a las más altas magistraturas del Estado, el líder de la oposición.

Ya no ASESORA ni está públicamente como antes a las órdenes de su “comandante en jefe” venezolano, principal responsable de crímenes horrendos y de la brutal represión que el comunismo ejerce en aquel país hispanoamericano. No abre la boca (democrática) cuando se trata de celebrar el triunfo de Leopoldo López contra el marxismo criminal en Venezuela.

Ya no habla de Grecia ni de su amigo Tsipras; ni de la beca que le concedió el corrupto Blesa; ni de partirle la boca a los “lúmpenes” que le roban, y que son de más bajo estrato social que él; ni de armar a la sociedad para crear un ejército proletario; ni del escrache a Rosa Diez en la Universidad Complutense; ni de los muchos despropósitos propios de su doctrina ideológica.

Ahora, como buen comunicador, cuida con esmero su discurso y pone cara de buen chico, seguramente asesorado por los que le han dado esta segunda oportunidad, como los poderosos controladores del poder político, económico y mediático.

Pero, al hilo de todo lo anterior, permítanme que comparta con ustedes otra curiosa observación. Ese relanzamiento inesperado, ese cambio de actitud y de discurso de Iglesias fruto de esa nueva oportunidad que le han brindado los dueños y controladores del poder político, económico y mediático, ¿a qué obedece? ¿Por qué ese cambio tan radical de estrategia?

Durante toda la campaña electoral, Pablo Iglesias ha dejado claro que si llega al gobierno propondrá un referéndum para que los catalanes puedan decidir su futuro. Eso le ha dado más votos en Cataluña que en todo el resto de España. Pero, sin embargo, ni una sola referencia a algo que ha llevado siempre en su ADN, me estoy refiriendo a esa reivindicación de la III República española, que ha formado parte de su discurso político para atraer a los votantes de IU y parte del PSOE, y dejar escuálida a la coalición comunista.

Reivindicar la República y acabar con la monarquía y los Borbones, ha sido siempre la constante vital de los líderes de Podemos, y sin embargo, curiosamente, en ningún mitin, en ningún debate, en ninguna tertulia, en ninguna rueda de prensa que guardase relación con esta última campaña electoral, ha propuesto Iglesias algo que hasta ahora era incluso inherente al sudor de sus axilas.

Por lo tanto, y viendo que el enemigo a batir ahora por esta formación marxista, todos sabemos quién es, creo que va siendo hora de que nos vayamos preguntando, ¿quién te avala Pablo? ¿Quién está detrás de tu resurgimiento entre las cenizas? ¿Quién quiere que seas tú con tu grupo, el que lidere la oposición en el parlamento de España? ¿Quién te ha tapado la boca para que dejes en paz a la monarquía? ¿Quién ha pactado, y con quién, tu nuevo talante y comportamiento?

Los españoles de a pie; los que pagan religiosamente su hipoteca y sus impuestos; los que se las ven canutas para llevar el sustento a su hogar; los que sacan adelante a su familia con sangre, sudor y lágrimas; los que vertebran este país con su esfuerzo y con su trabajo, y los que mantienen este entramado político que es a todas luces insostenible, es evidente que no nos enteramos de todo lo que se mercadea en el “fondo de reptiles”; solo somos votantes por un día y contribuyentes de por vida. Eso sí, si queremos seguir viviendo; si queremos conservar la integridad física; si queremos que nuestros puestos de trabajo no corran peligro; y si queremos que nuestros negocios sigan sobreviviendo, debemos seguir a machamartillo todo lo que nos van indicando a través de la televisión los poderosos que controlan el poder político, el poder económico, el poder mediático, y por supuesto la democracia.