El Papa arremete contra la “mediocridad” de los sacerdotes que buscan su propio placer y pierden el interés hacia los demás
El Papa ha pedido perdón por las ofensas de la Iglesia católica hacia los demás cristianos, al tiempo que ha evidenciado que durante el año Jubilar extraordinario de la Misericordia, que durará hasta el próximo 20 de noviembre, “no puede haber auténtica búsqueda de la unidad de los cristianos sin fiarse plenamente de la misericordia del Padre”.
Francisco ha hecho estas reflexiones durante la tradicional celebración de las vísperas que conmemora la solemnidad de la conversión de san Pablo, en la basílica de San Pablo Extramuros, y que coincide con la conclusión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos. “Pidamos el pecado de nuestras divisiones, que son una herida abierta en el Cuerpo de Cristo”, ha subrayado.
“Quiero invocar misericordia y perdón por los comportamientos no evangélicos de parte de católicos en lo relacionado con cristianos de otras Iglesias”, ha añadido. Asimismo Francisco ha alentado a los católicos a perdonar las “ofensas de otros cristianos”. Y ha añadido: “No podemos cancelar lo que ha pasado, pero no queremos permitir que el peso de las culpas pasadas continúe contaminando nuestras relacione”. Por otro lado, ha subrayado que la misericordia de Dios renovará las relaciones entre los católicos.
En la celebración, en la que han participado representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales presentes en Roma, el Papa ha recordado que “la conversión de Pablo no es solo un cambio moral, sino una experiencia transformadora de la gracia de Cristo, y al mismo tiempo la llamada a una nueva misión, la de anunciar a todos a ese Jesús que antes perseguía persiguiendo a sus discípulos”.
Motivo de consuelo y asombro saberse elegidos
“Para los primeros cristianos, como para todos los bautizados, es motivo de consuelo y de constante asombro saberse elegidos para formar parte del diseño de salvación de Dios, realizado en Jesucristo y en la Iglesia”, ha señalado.
Asimismo ha explicado que la vocación de ser apóstol “no se funda en los méritos humanos de Pablo, que se considera ínfimo e indigno, sino sobre la voluntad infinita de Dios, que le ha elegido y le ha confiado el ministerio”.
Y ha precisado: “El Padre ama a todos y quiere salvar a todos, y por eso llama a algunos, conquistándoles con su gracia, para que a través de ellos su amor pueda llegar a todos”. Finalmente, ha asegurado que la abundante misericordia de Dios es la “única razón sobre la que se funda el ministerio de Pablo”.
Contra la mediocridad de los sacerdotes
El Papa ha arremetido contra la “mediocridad” de los sacerdotes que se conforman con una vida “normal” que buscan su propio placer y pierden el interés hacia los demás, durante una audiencia con superiores y estudiantes del Pontificio seminario lombardo.
“A menudo aparece una tentación en el camino que debe ser rechazada: la de la normalidad, de un pastor al que le basta una vida “normal”. Entonces este sacerdote comienza a conformarse con recibir alguna atención, juzga el ministerio con base en sus logros y se abandona a la búsqueda de lo que le gusta, llegando a ser frío y sin un verdadero interés en los demás”, ha criticado Francisco.
“Si un sacerdote elige ser una persona normal, que será un sacerdote mediocre, o algo peor”, ha agregado en su discurso ante los miembros del instituto eclesiástico que acoge a sacerdotes de todo el mundo que han sido enviados a especializarse en Roma en alguna de las Universidades pontificias.
Así, les ha pedido que elijan una vida “sencilla” que se aleje de las superficialidades y de la “mundanidad”. Para ello, les ha dicho que lo importante es “la comunión genuina con el Señor y con los demás”.
«No» a las doctrinas complejas
Igualmente, ha evidenciado la necesidad de usar ante los fieles un lenguaje sencillo y les ha conminado a no convertirse “en predicadores de doctrinas complejas”.
“San Carlo quería pastores que fueran siervos de Dios y padres para la gente, especialmente para los pobres”, ha dicho. El Papa ha recordado que solo pueden proclamar el Evangelio aquellos que hacen de sus vidas “un diálogo constante con la Palabra de Dios, o mejor, con Dios que habla”.
Por otro lado, les ha invitado a tener una relación asidua con su obispo. El Papa ha advertido de que si no se tiene una relación “frecuente con el obispo”, el obispo “se aísla” y su “fecundidad disminuye”.
Así, les ha dicho que los conocimientos adquiridos de las distintas disciplinas no tienen un fin en sí mismo, sino que “deben ser implementados en la conversación de la oración y encuentro real con gente”.
Por ello, ha recalcado que no supone ningún beneficio formarse de manera “segregada” y ha explicado que “la oración y la cultura” son piedras que construyen un “único edificio”. “Los sacerdotes de hoy y de mañana deben ser hombres espirituales y pastores de misericordia”, ha concluido.