Bruselas, capital mundial del chocolate por un fin de semana
Los profesionales de la repostería se mezclan este fin de semana con fanáticos del cacao en el Salón del Chocolate de Bruselas, un evento internacional que se celebra por tercera vez en la capital belga, famosa por su tradición chocolatera.
Han pasado 22 años desde su primera edición en París y el Salón del Chocolate es considerado desde entonces el evento del cacao más importante del mundo.
En su cita en Bruselas apuesta por la mezcla de expositores de comidas, bebidas, vestidos, cuadros, libros, esculturas o conferencias con un patrón común: el chocolate.
El propósito de esta convención, que se prolongará hasta mañana, es “hacer llegar el chocolate a todo el mundo”, desde los más pequeños a las personas mayores, afirmó a Efe la creadora del salón, Sylvie Douce, que espera que los asistentes a la cita logren conocer mejor el chocolate “para poder apreciarlo más”.
Así, hay programadas varias conferencias de cocineros especializados en el cacao, talleres de cocina para niños y mayores, desfiles de moda con vestidos únicamente hechos de chocolate, exposiciones de cuadros pintados con chocolate o exhibiciones de esculturas hechas con este dulce material.
En esta edición, el desfile de moda está tematizado en el carnaval y cuenta exclusivamente con modelos realizados por diseñadores belgas, como Edouard Vermeulen o Nathalie Stockman.
Por su parte, la organización también ha prestado atención especial a la tendencia del “bean to bar” (del grano a la barra), que busca que se experimente en primera persona la elaboración del chocolate desde la semilla del cacao a su culminación en tabletas o bombones.
Todo ello, en un pabellón (Brussels Expo) lleno de expositores de grandes marcas chocolateras y pastelerías, que venden sus productos a la vez que explican al cliente el proceso de fabricación de sus bombones o pasteles, ya que al ser capital europea Bruselas supone la puerta de entrada a todo el mercado europeo.
Algunas de las marcas chocolateras presentes son Leonidas o Neuhaus, de las más conocidas en Bélgica, cuyos representantes en la inauguración del salón destacaron que el talento joven de artesanos como Didier Smeets -que exhibió una nueva clase de praliné- o Joost Arijs -que presentó un “macaron” de té- ha irrumpido en el mercado.
Pese a que la semana pasada se celebró un Salón del Chocolate en Japón y que el evento se celebra anualmente en varios países de todo el mundo, hacerlo en Bélgica conlleva una dificultad adicional, según Douce, porque al ser un país con una gran tradición chocolatera es más complicado sorprender al visitante.
“Bélgica entera es un salón del chocolate”, declaró a Efe la creadora del evento, “por lo que aquí los artesanos tienen que innovar más para hacer que los asistentes descubran nuevos tipos y sabores”.
De hecho, el chocolate representa el 0,61 % de las exportaciones de Bélgica, una cifra en aumento según la Administración belga.
El concejal de turismo del Ayuntamiento bruselense, Philippe Close, declaró durante la presentación del evento que el chocolate “es mucho más que algo bueno para comer”, pues constituye “un símbolo de Bruselas y Bélgica”.
La caída del turismo en Bruselas debido a la amenaza terrorista hace que la organizadora del evento prefiera no dar cifras aproximadas sobre el número de asistentes esperados, aunque recordó que el año pasado pasaron por el salón casi 13.000 personas.