Imagen de la final de Copa en 2013 entre Madrid y Atlético, la última que se disputó en el Bernabéu.

Los políticos catalanes independentistas han comenzado ya esa campaña anual de hipocresía de declararse independientes y a la vez solicitar que la final de la Copa del Rey, que es la Copa de España, se celebre en el Bernabéu para silbar el himno español y silbar al Rey, en su bochornoso espectáculo habitual. Javier Tebas, con una visión puramente futbolística del presidente de la Liga Profesional, ha pedido igualmente que la final se dispute en el Bernabéu, por cuestión de capacidad. Y el Real Madrid ha dejado clara su posición desde el primer instante. La misma postura que ha mantenido durante los últimos años: no cederá el coliseo madridista para una final de Copa en la que se pite el himno de España y se pite al Rey.

El club madrileño no está dispuesto a permitir en su casa esos actos vergonzantes en contra de nuestro propio país. No será colaboracionista en estos desprecios periódicos. Solo admitió la final de Copa en 2013 porque la jugó (y la perdió) frente al Atlético y sabía que no habría problemas de esa índole. Al revés, las dos aficiones cantaron juntas nuestro himno sin letra, en una fiesta muy bonita de dos clubes rivales que se fundieron en uno cuando sonó el himno. Fue un buen ejemplo que contrastaba con el desprecio habitual que se produce cuando en las finales juegan el Barcelona y el Athletic, situación que se repetido en esta década.

La última vez que el Bernabéu soportó ese menosprecio se produjo en la campaña 96-97. Joan Gaspart era el presidente del Barcelona y montó un número en el césped del estadio, queriéndose después bañar en la Cibeles, mientras el himno del Barcelona se hacía sonar tres veces en el campo, tras ganar el torneo, y los aficionados azulgranas destrozaban el mobiliario del estadio, rompiendo asientos, baños y encendiendo fogatas en diversos lugares de las gradas.

Hay una última razón para prohibir la final en el Bernabéu. El Real Madrid liderado por Zidane en el césped sufrió el menosprecio del Barcelona en 2004, cuando la entidad catalana impidió que los blancos disputasen la final copera frente al Zaragoza el 17 de marzo de 2004. El encuentro tuvo que disputarse en el estadio Olímpico de Montjuic, demucha menor capacidad. Y venció el Zaragoza por 3-2, gracias a un gol de Luciano Galletti en el minuto 112 de la segunda parte de la prórroga.