Inútiles, revanchistas y sectarios
Mientras se gesta un acuerdo de cooperación entre las distintas fuerzas políticas que han concurrido, con resultados destacables, a las elecciones del pasado 20 de noviembre de 2015 (incluidos los de Izquierda Unida que manda Alberto Garzón), los incompetentes nuevos ediles, los del cambio, que pululan por el Ayuntamiento de Madrid que preside Manuela Carmena –conviene recordar que gracias a Antonio Miguel Carmona, el del PSOE, y a su jefe de filas, Pedro Sánchez- han acordado suspender de momento el cambio de los nombres del callejero, y la demolición de lo que ellos –y la prensa- llama malintencionadamente símbolos franquistas, como si estuvieran hablando de los restos cromáticos del Neolítico, hallados en cuevas y otros lugares de difícil y remoto acceso, que es habilidad de los ocupas la de acceder a lugares difíciles y complicados. Dice el refranero español, acertado casi siempre, que rectificar es de sabios. No es el caso. Esta nómina de personajes que hoy ocupan puestos de relevancia en el Ayuntamiento, gracias a Carmona y a los escándalos que no cesan de una parte del Partido Popular, no aciertan ni cuando rectifican, como decía Fraga Iribarne.
El espectáculo ha sido cruel. Sin previo aviso, e invadiendo una propiedad privada (esto lo llevan en sus genes), enviaron a una cuadrilla de trabajadores a levantar la placa que conmemoraba el fusilamiento de ocho beatos carmelitas, en el cementerio de Carabanchel Bajo. Una vez comprobada la metedura de pata, tuvieron que enviar de nuevo a la cuadrilla a colgar la placa donde estaba. Sin más. Luego fue, también, la destrucción del monolito que representa al Alférez Provisional. Es casi seguro que, el ochenta por ciento de los madrileños ni siquiera sabía qué eran los alféreces provisionales, ni que tuvieran un monolito como homenaje, ni que se encontrara éste en la plaza de Felipe IV. Pero tras el atentado contra un monumento protegido por la Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, los madrileños, y los españoles, ya saben que allí había un monolito de piedra que homenajeaba a miles de muchachos de entre 17 y 23 o 24 años, que en 1936 se entregaron sus vidas con ilusión para defender lo que ellos consideraban que era la verdad. El delito municipal se completa con la retirada de la placa dedicada al falangista José García Vara, un obrero, fundador de la Central Obrera Nacional Sindicalista, emboscado y asesinado en la calle Arrieta, en abril de 1935, antes del comienzo de la Guerra Civil. Malintencionadamente, repito, llamados símbolos franquistas.
Para la izquierda, el cambio de nombres en las calles es un objetivo que vienen alimentando antes de que Rodríguez Zapatero hubiera aprobado la Ley de Memoria Histórica. Hace años, unos ediles del Ayuntamiento de Gijón decidieron cambiar el nombre de la Plazuela de San Miguel porque no querían que calles ni plazas, de la villa de Jovellanos, estuvieran dedicadas a los santos. Un avispado funcionario, más culto que sus jefes, que tampoco tiene mucho mérito, vio la orden en la imprenta y avisó para evitar el gazapo, la plaza no estaba dedicada al Arcángel, sino al general Evaristo Fernández San Miguel, progresista, defensor de las libertades y jefe del Estado Mayor de la columna de Riego. O sea, no es culpa de la LOGSE, aunque también.
Me llama la atención la diligencia de la nueva corporación municipal, y la prontitud con que actuaron, haciéndolo incluso al margen o a la espalda del resto de la corporación, sin presentar en el pleno correspondiente estas actuaciones que son, en parte, lo que ha obligado ahora a suspender el lavado de cara de las calles que pretenden cambiar. Rapidez y diligencia absolutamente contraria a la capacidad de gestión para procurar a sus electores mejores servicios, que debería ser su razón de estar donde están.
Y sorprende la comprensión de “la abuela Carmena”, como la llaman los madrileños, cuando de rectificar se trata, sin exigir responsabilidades a la ejecutora de estas chapuzas, la concejal de Cultura y Deportes Celia Mayer, experta en no saber nada bueno, pero muy ducha en lo de meter la pata, que diría un castizo. Sustituyó a su amigo del alma Guillermo Zapata (aquel que se mofaba en los twitter de los judíos del holocausto; el simpático que hacía chistes con las prótesis de Irene Villa…), cuando, tras tomar posesión de sus cargos de concejales, a Zapata lo intentaron colocar en el área de Cultura. Lo más destacado que ha hecho Celia Mayer Duque es ser ocupa, o sea, instalarse en edificios propiedad de otras personas, por eso le faltan tablas para esto de la Cultura. Fue la responsable también de vestir a los “Reyes Magos” para la cabalgata del pasado 5 de enero, y de eliminar de este evento algo tan propio como los camellos. Dice Wikipedia que es experta en políticas de igualdad… a saber lo que entiende Wikipedia por políticas de igualdad. Como Carmena sabía que en políticas de igualdad tal vez, pero de Cultura ni papa, Celia tiene como asesora (gran experta también en nuestra Historia), a la cubana Mirta Núñez Díaz-Balart, hija de la primera esposa de Fidel Castro.
Las prisas y la diligencia de Celia Mayer la llevaron a adjudicar, a dedo, (subrayo a dedo), el contrato para el cambio de la denominación de las calles por un importe de casi 18 mil euros. Y los madrileños tragan con las actuaciones de estos políticos del cambio.
Vengo a hablaros de España. De esta España que, a pesar de los esfuerzos dialécticos de nuestra casta politica o gobierno oficial de turno, nada tiene de nueva. Diríase que la novedad de hoy es lo que anteayer resultaba enfermo, viejo y caduco. Lo que había quedado arrumbado en la trastienda de la Historia. Lo que servia como indicativo o referencia para establecer la comparación necesaria y saber si íbamos por el camino recto de un futuro mejor o habíamos caído en el ensimismamiento o en la abulia, en la pereza o en la fatiga, en el olvido o la… Leer más »