Montecasino, una muestra de la barbarie liberal anglosajona contra el Cristianismo
Manuel Morillo.- Montecasino es uno de los orígenes de nuestra cultura occidental donde renació la civilización tras la caida del Imperio Romano tras la invasión de los bárbaros.
En Montecasino se escribió “la Regola que durante el derrumbamiento de la civilización clásica contribuyó en gran medida a salvar lo mejor del mundo antiguo y a inaugurar el nuevo”.
Allí “en los grandes scrptoria, los monjes habían copiado obras inmortales que de otro modo se habrían visto destinadas al olvido o a la destrucción”.
Allí “se encontraba el corazón de un probo ejército que, desde Escocia a Sicilia, había trabajado durante más de mil años por la salvación eterna de los hombres pero también por una vida mejor en la tierra”.
Tal como escribe con acierto, y valor, el gran periodista Vitorio Messori, la destrucción del Monasterio de Montecasino es fruto del odio anticatólico
El tema lo trata en el magnífico y recomendable libro “Leyendas negras de la Iglesia”, manual insustituible para rebatir los típicos tópicos calumniosos del discurso cultural dominante.
La prensa británica y Leo Sulzberger II, miembro de la familia Sulzberger, propietaria del New York Times fueron algunos de los principales impulsores de los bombardeos destructores
En la segunda guerra mundial, tras el desembarco aliado en la península itálica, los alemanes habían extendido una barrera defensiva denominada “línea Gustav”. Levantada en los montes Abruzos, sin embargo excluía la cumbre de Montecassino. El monasterio, en un risco elevado en medio de la planicie, hubiera sido un lugar excepcional para apoyar la citada linea defensiva.
Pero el comandante en jefe del ejército alemán en la zona era el Marical Kesserling, bávaro y católico, militar de honor, y no quiso exponer el historico monasterio a los resultados del combate. A las afueras de la Abadía un piquete de policía militar protegía la entrada haciendo cumplir las órdenes de que ningún soldado alemán podía ingresar.
El ejército alemán era conocedor de lo que Montecasino representa para la civilización universal. Por ello, en contra de lo que marcaba cualquier norma táctica y estratégica de carácter militar, Kesserling no incluyó Montecasino en su línea de defensa.
Allí, además del tesoro arquitectónico que representaba el edificio de la Abadía y de los inconmensurables valores artísticos y bibliográficos que albergaba, hallaron refugio multitud de prófugos, heridos, enfermos, viejos y mujeres, que fueron acogidos por la comunidad de monjes.
Los aliados, principalmente los dirigentes del ejército estadounidense, como está demostrado documentalmente, tenían conocimiento de que en la montaña y en el monasterio no había tropas alemanas.
Dió lo mismo. Entre el 17 de enero al 18 de mayo, la colina fue atacada cuatro veces por las tropas aliadas.
También es probado que se decidió la destrucción por motivos no militares, “empujados por un deseo de destrucción que sólo puede explicarse por el deseo de hacer desaparecer de la faz de la tierra uno de los símbolos más significativos del detestado papismo católico”.
Esto queda confirmado porque el vandálico bombardeo se anunció previamente de forma pública, indicando el día y la hora de la operación, lo que demuestra que no había interés militar estratégico.
Este anuncio permitió que los alemanes, a pesar de que la Wehrmacht sufría una dramática crisis de elementos de transporte y combustible, encontraran los camiones necesarios para poner a salvo de la destrucción aliada, en el Vaticano, parte de los tesoros artísticos y culturales de la abadía, incluyendo el excepcional archivo, que, por ejemplo, contenía el primer escrito en lengua italiana.
También las monjas y monjes benedictinos de Monasterio fueron evacuados, quedando al comienzo de la batalla solamente el Abad Gregorio Diamare* de 82 años y 5 monjes.
Tal como habían anunciado, el 15 de febreo de 1944, grandes cantidades de “fortalezas volantes” americanas, entre ellas 42 B-17 Flying Fortresses , junto con 47 B-25 Mitchell y 40 B-26 Marauder, combinadas con cañones de grueso calibre, bombardeaban el histórico monasterio (453 toneladas de bombas descargadas, en ocho oleadas).
“Estuvieron bombardeando y disparando durante tres días hasta que tuvieron la seguridad de que de la abadía sólo quedaban ruinas insalvables (luego se descubrió que se había destruido todo menos la cripta, en la que se hallaron intactas las reliquias de Benito y Escolástica). Se había concebido la acción como un “espectáculo”, de modo que un equipo de cineastas oficales filmó el acontecimiento”.
Tras el destructor bombardeo aéreo y artillero aliado, la Werhmacht ocupó el monte, aprovechando los escombros como magnífico punto defensivo. Desde el aspecto militar el vandalismo estadounidense fue muy útil para las tropas alemanas, que usando las ruinas como refugio seguro de sus posiciones pudieron resistir los asaltos de las fuerzas aliadas durante muchos meses.
Las decenas de miles de caídos aliados, muchos de ellos polacos, son resultado de la idea norteamericana de destruir el monasterio.
La destrucción de la abadía fue un desvarío desde la perspectiva militar y un crimen desde el plano cultural pero “probablemente una exigencia irreprimible y oscura, una necesidad liberadora para aquel cóctel de protestantismo radical e iluminismo masónico que, desde el principio, distingue a la clase dirigente americana. Incluyendo, por tanto, a los altos mandos militares”.
Sin embargo este odio desatado da muestra de la importancia histórica y cultural del lugar, para dar lugar a tal furia destructiva contra una de las cunas de Occidente.
*Al abad Gregorio Diamare, muerto en 1945, el Estado italiano le concedió, a título póstumo, en 1951, la Medaglia d´oro al valor civile.
Una vez lei que un general neozelandes (Freyberg), uno de los principales mandos del VIII, Ejercito Británico tambien insto activamente al general Clark al mando de las tropas norteamericanas a que la USAF bombardeara hasta no dejar piedra sobre piedra.
Y un recuerdo emocionado para los infantes y paracidistas alemanes que resistieron lo nunca visto en concentración de metralla por metro cuadrado, haciendo pagar a los aliados cada centimetro de progreso con el más elevado precio en vidas que se conocía hasta entonces, (cualquiera diría que estaban hechos de la misma madera que nuestra división Azul).
Estas cosas sólo pueden ser obra de USA, y de marranos.¿Cuantas falsas banderas lleva ese estado de mierda en dos siglos?.Los protestanes y los marranos se unen en su odio al catolicismo. Churchill y Freyberg,dos marranos, Churchill un marrano cripto.y Freyberg un marrano declarado. “Poderosos y hasta ahora inéditos indicios documentales”, afirma, sugieren que Churchill “no podía no saber”. Es más, entre el 26 de enero y el 14 de febrero, el premier británico intercambió con los generales Alexander y Freyberg al menos diez telegramas sobre el frente de Cassino y sobre la actividad de las tropas neozelandesas que mandaba… Leer más »
Unos hijos de puta. De los campos de concentración americanos que tenían a millares de prisioneros alemanes al puto aire para que se murieran ni una miserable palabra.
Aliados? Despues de haber intentado matarnos a hambre a los españoles después de ganada la guerra mundial ?
A ver si revientan
Igual hicieron los Anglos con las capillas portuguesas a lo largo de la ruta hacia la India. Volaron con explosivos los edificios de la Malaca portuguesa, vaya aliados! El que crea que los Anglos son los protectores de la Cristiandad es un pérfido ignorante. De paso, siempre se aliaron con los musulmanes contra España.