Ripios, mentiras y cintas
José Antonio Trujillo.- España siempre tuvo tripas por estrenar. Las tragaderas patrias han sido muy generosas a lo largo de los siglos. La nueva política está poniendo a prueba nuestra capacidad de resistencia a la náusea con más frecuencia de la debida.
Al inicio de la semana, en el seno de los premios ciudad de Barcelona, la señora Dolors Miquel confundió el tocino con la velocidad y se atrevió a considerar poesía a la sucesión de reglones torcidos que recitó. Es verdad que su mensaje era ofensivo para los católicos, zafio y casposo para el público en general, pero fundamentalmente era ripioso y vulgar para ser considerado literatura, por mucho que se empeñara su anfitriona, la ínclita Ada Colau. A la autora sólo la podemos hacer responsable de escribir mal y de querer ofender con su añejo anticlericalismo. La sociedad le pagará con el olvido y la seguirá manteniendo en la insignificancia. Lo más llamativo del suceso ha sido la reacción de la alcaldesa catalana. Salió en defensa de la autora de semejante disparate, argumentando que fue contratada bajo criterios artísticos por una dirección profesional e independiente y que no le dieron ninguna consigna política. Una vez más se ha superado la señora Colau. Las continuas contradicciones de estos nuevos políticos los convierte en mandatarios ’embudo’. Siempre el lado estrecho para el que no se alinea con su ideología, y el lado generoso para los suyos. Así no hay sociedad que pueda construirse en democracia. Imponer lo propio como lo único es común en los populismos con tufo totalitario.
Por Madrid andan también las aguas revueltas, con las mentiras y cintas de vídeo de la portavoz de su ayuntamiento, Rita Maestre. La otrora líder antisistema, bravucona y deslenguada, sufrió amnesia en el juzgado mientras era preguntada por la fiscal. Con una voz que no le salía del cuerpo no pudo defenderse con honor frente a la realidad de las imágenes grabadas de su asalto a la capilla de su facultad, en las que profería expresiones chuscas e irrespetuosas. Bien comprometida se ha tenido que ver la joven política que hasta el mismísimo Jabois o Elvira Lindo han tenido que salir en su defensa degradándola al estatus de adolescente pandillera cuando perpetró su protesta, para explicar su comportamientos y así poder exculparla. Rita parecía una alumna callada de la ursulinas cuando ocupó el banquillo , más que la nueva esperanza de la política ‘pijoprogre’. Su falta de convicción en la defensa de sus actos y su actitud escapista a la hora de asumir su responsabilidad, han desinflado definitivamente la imagen de la edil madrileña.
Su falta de autocrítica las hará a ambas cada vez más vulnerables y prescindibles. Tiempo al tiempo.