Derechos de autor
La ley que obliga a un creador a elegir entre la pensión y los derechos de autor supone, en mi opinión, un claro menosprecio del esfuerzo creativo de escritores, pintores, músicos, cineastas, etc. En otros países no han puesto en vigor una norma tan injusta.
Porque la riqueza cultural creada por los artistas de la palabra, o por otros creadores de diversas ramas artísticas es muy valiosa, y es cuantificable también a través del dinero. El esfuerzo no es, necesariamente, algo gratuito. Las numerosas horas que se emplean delante de páginas en blanco, para llenarlas de palabras, deben ser compensadas con una remuneración, aunque no sea muy elevada.
Ya que trabajar, gratuitamente, en lo que gusta, creo que no satisface a nadie, tampoco a las personas que escriben y publican. Aunque lo puedan hacer, desinteresadamente, porque sea una de las formas de dar a conocer lo que publican.
Y porque los medios escritos, con excusas, no quieren pagar lo publicado por los colaboradores. Y los que escriben artículos, aceptan voluntariamente, participar, publicando de forma gratuita y altruista. Ya que, como la inmensa mayoría de los columnistas hacen lo mismo, colaborar con artículos de opinión, gratuitamente, pues ya se sabe, a conformarse con la situación.
Por supuesto, que los autores pueden decidir, libremente, crear sus contenidos, de forma colaborativa y gratuita. Pero los periódicos deberían pagar las colaboraciones.
Por otra parte, considero que no se valora lo suficiente el mérito de los creadores culturales. Lo que se escribe no surge del cielo y por inspiración divina, aparece a través del esfuerzo, la constancia y la perseverancia, a base de tiempo y dedicación, y también de talento. La excelencia es el resultado, de unas 10.000 horas de trabajo en una actividad creativa o artística. Y con más horas y más dedicación más virtuosismo y calidad.
Lo que se escribe no es, como una especie de acto mágico, que no tiene importancia, y que, por tanto, no debe pagarse a los creadores. Y una parte de la sociedad parece que no valora, suficientemente, la creatividad. Y crear es más difícil de lo que pueda parecer, a primera vista. El que escribe, pinta, compone, etc., se da perfecta cuenta del gozoso esfuerzo que supone elaborar, desde la nada, algo que sea publicable, o dado a conocer. Por otra parte, en el campo de la música, la piratería es un tremendo problema. Y parece que tiene difícil solución. Aunque ha habido campañas publicitarias para defender los derechos de autor de los creadores de cultura en el cine y la televisión, me parece que, en general, no han dado resultado.
Si los autores fueran remunerados siempre, de modo justo y razonable, habría más miles de creadores en nuestro país que podrían vivir, o complementar sus ingresos profesionales, de una manera merecida. De todos modos, sigo colaborando altruista y desinteresadamente.