LG.- Llega una nueva fecha decisiva para el líder del PSOE, Pedro Sánchez. Después de dos meses de idas y venidas, al candidato a la presidencia le queda menos de una semana para enfrentarse a la sesión de investidura, momento en el que se determinará si Sánchez consigue llegar al Palacio de La Moncloa o si por el contrario tiene que sentarse a reflexionar por qué “su tiempo” ha pasado como también lo hizo el de Mariano Rajoy.

El líder socialista se enfrenta ahora a una dura batalla. De un lado se encuentran los militantes del partido, quienes tendrán que ratificar el acuerdo alcanzado por su candidato en una consulta con una pregunta más que ambigua. Del otro, los barones del PSOE, quienes intentan manejar desde la retaguardia los hilos de una formación sumida en una profunda crisis.

El pasado 30 de enero, Sánchez les sorprendía en la Ejecutiva al señalar que sometería a consulta las decisiones tomadas en materia de pactos. Un giro de volante que Susana Díaz, Emiliano García-Page o Guillermo Fernández Vara no contaban.

Con la pregunta: “El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas políticas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno. ¿Respaldas estos acuerdos para conformar un gobierno progresista y reformista?”, el líder del partido pretende obtener el apoyo de unas bases completamente divididas.

Por ello, desde la cúpula han preferido no mencionar de forma explícita el pacto con Ciudadanos e incluso, han dejado la puerta abierta a seguir negociando. Todo apunta a que eso no ocurrirá. Poco después de la rúbrica del documento que hacía oficial el ‘Pacto del Abrazo’, Podemos decidía dar un golpe en la mesa y poner fin a las negociaciones para construir un ‘Gobierno del Cambio’. Por su parte, Mariano Rajoy ya ha señalado que no se abstendrá para hacer presidente a Sánchez en una carta en la que sí muestra su disposición a negociar con Ciudadanos.

Justo en el que arranca la consulta, el candidato ha participado en un encuentro con la militancia celebrado en la localidad madrileña de Alcalá de Henares para presentar el documento que recoge los principios del acuerdo y ha asegurado, a gritos de presidente, que el pacto sí suma porque otorga “una salida al atasco político y a los problemas de los ciudadanos”.

La prueba de fuego conllevará riesgos nocivos para la débil salud de la formación. Las bases pueden optar por rechazar por completo la decisión del candidato y votar en contra de lo que él denomina como un “pacto reformista y de progreso” después de que en toda la campaña electoral se refiriera a Ciudadanos como las “Nuevas Generaciones del PP”.

El voto de castigo puede ser determinante para un candidato cuyo liderazgo, y presidencia, penden de un hilo. Sin embargo también lo sería una baja participación, hecho que evidenciaría de manera definitiva que Sánchez ha perdido el apoyo de las bases.

Quizá por ello, la cúpula del partido ha decidido que la consulta sea no vinculante. Un ‘no’ de la militancia no acabará con los planes del candidato. Sí lo harán un ‘no’ de Mariano Rajoy y de Pablo Iglesias el pasado miércoles.