Trípoli se levanta contra Gadafi
El rezo de los viernes volvió a servir ayer de catalizador de las protestas contra Muamar Gadafi en Trípoli, el bastión donde se refugia el líder libio. Las brigadas del régimen dispersaron violentamente las manifestaciones en la capital y se lanzaron a la reconquista de varias localidades de su periferia, como Zauiya, donde podrían haber muerto decenas de personas. Los rebeldes, fuertes en el este del país, avanzaron ayer hasta el siguiente enclave estratégico en el camino hacia Trípoli, Ras Lanuf, donde se produjeron violentos y prolongados combates.
Las principales mezquitas de Trípoli aparecieron ayer completamente rodeadas por tropas de Gadafi, ante la previsión de que el rezo multitudinario de los viernes pudiera desembocar en nuevas protestas antigubernamentales. El pasado viernes, las manifestaciones fueron reprimidas a sangre y fuego y el régimen no escatimó tampoco medios ayer para dispersar a los manifestantes que se alzaron al grito de «¡Gadafi es el enemigo de Dios!» en barrios como el de Tajura, uno de los distritos periféricos más reivindicativos de la capital. Más de 1.500 personas, según AP, marcharon en las inmediaciones de la mezquita de Murad Agha con banderas tricolores, el emblema de los rebeldes, y coreando «el pueblo quiere que caiga el régimen», pero fueron recibidos con gases lacrimógenos por los milicianos de Gadafi.
Los gases fueron seguidos de disparos y, según un médico citado por la agencia AP, varias personas fueron heridas y trasladadas a un hospital cercano. «Queremos mostrar al mundo que no tenemos miedo», aseguraba un joven manifestante, pero lo cierto es que en otras partes de la capital, el fuerte dispositivo de seguridad desplegado por el régimen sí consiguió intimidar a los vecinos, que no tuvieron más remedio que volver a sus casas tras la oración.
Trípoli, junto a Sirte, localidad de nacimiento del mandatario, son los dos baluartes del régimen, que ahora pelea por recuperar de manos de los opositores los principales puntos petroleros del país, estratégicos para ambas partes. Las brigadas comandadas por Jamis Gadafi, hijo del dictador, atacaron ayer la ciudad de Zauiya, apenas a 50 kilómetros al oeste de Trípoli, localidad que alberga la segunda refinería del país. Anoche no estaba claro en manos de quién se encontraba la ciudad, con versiones contradictorias procedentes de la televisión oficial y de los rebeldes. Según dijeron testigos a Reuters, al menos 30 opositores habrían muerto en el ataque de los milicianos de Gadafi, muchos de ellos mercenarios extranjeros.
Al este del país, los opositores consiguieron llegar ayer hasta Ras Lanuf, una pequeña localidad portuaria que alberga una importante terminal petrolera, donde se produjeron durante todo el día violentos combates. Los rebeldes, que atacaron con artillería pesada, avanzaron hasta allí desde Brega y Ajdabiya, que en los últimos días han sido bombardeadas por aviones militares de Gadafi. Otros llegaron desde Bengazi, segunda ciudad del país y capital de los rebeldes, donde ayer se produjo una fuerte explosión en un depósito de municiones de un acuartelamiento militar situado a 30 kilómetros de la capital.
El objetivo de los opositores es tomar Sirte, y de ahí dar la estocada final al régimen en Trípoli, pero no será fácil. Las fuerzas gubernamentales cuentan con mejor preparación y armamento, aunque ayer se vieron pruebas de que quizás empezaran a escasear los recursos económicos con los que Gadafi está financiando su guerra contra los opositores.
Un barco cargado de dinero
Un barco con más de 200 millones de dinares libios en metálico (116,5 millones de euros) fue interceptado por las autoridades británicas después de que intentara, sin éxito, atracar en el puerto de Trípoli. La transferencia de dinero, así como la venta de armas a Libia, están sujetas al embargo impuesto por la ONU al gobierno del país norteafricano.
El dinero podría haber sido destinado a pagar a los mercenarios que Gadafi está utilizando para engordar sus filas y a los que se podrían haber unido cientos de tuaregs de Mali y Argelia. Según dijo un representante maliense a la BBC, «unos 2.000 o 3.000 podrían haber partido (hacia Libia) en los últimos siete días». A cada uno de estos tuaregs se les habría pagado más de 7.000 euros y el dinero, según este oficial, procedería de la embajada libia en Bamako.
Venezuela aseguró ayer que habían recibido luz verde del régimen libio para crear una comisión internacional que pueda mediar en el conflicto del país norteafricano. Caracas hizo esta propuesta a la Liga Árabe el pasado jueves, proposición que ha sido rechazada tanto por los rebeldes como por el propio hijo de Gadafi, Seif al-Islam. Sin embargo, ayer, el ministro de Exteriores venezolano leyó una carta de su homólogo libio, Musa Kusa, en la que autorizaba al país americano a crear dicha comisión.
Pero para los opositores no hay vuelta atrás. «Solo negociaremos una cosa: cómo piensa Gadafi salir del país o abandonar el poder para que podamos salvar vidas. No hay nada más que negociar», dijo ayer Ahmed Jabril, del Consejo Nacional rebelde creado en Bengazi, a la agencia Reuters.