Nizar Trabelsi, el futbolista que se hizo terrorista de Al Qaeda
La vida de Nizar Trabelsi dio un giro impensado cuando su carrera como futbolista comenzaba a alcanzar su punto más alto. Luego de haber sido transferido al Fortuna de Dusseldorf para jugar en la Bundesliga, el jugador que había formado parte de las selecciones juveniles de Túnez parecía haber hallado la liga en donde toda su capacidad sería explotada al máximo, para así convertirse en una leyenda del fútbol de su país.
Sin embargo, el dinero y la fama enceguecieron al joven, quien eligió el camino de las drogas, el alcohol y el sexo, en lugar del entrenamiento duro, por lo que su futuro como estrella se fue alejando cada día más.
El delantero terminó su carrera en el débil VFR Neuss, equipo de las ligas menores del fútbol alemán y en sus últimos años como profesional fue víctima de la influencia del jordano Abu Qatada y del egipcio Abu Hamza.
Estos sujetos, señalados por el FBI y la policía española como piezas de Al Qaeda en Europa, fueron quienes comenzaron a trabajar en la cabeza de Trabelsi, quien en 1998 se unió a los talibanes en Afganistán para formar parte de una red de tráfico de diamantes.
En octubre de 2000 volvió a Alemania para comunicarle a su esposa que había decidido convertirse en un “mártir de Alá”, por lo que ella debía acompañarlo a Pakistán para cruzar la frontera e instalarse en Jalalabad, Afganistán.
Meses después, el ya ex futbolista tuvo la oportunidad de conocer y tomar el té con Osama Bin Laden, quien conocía todo acerca de su vida. “Me dijo que era como un padre para mí. Por eso lo amo”, confesó Trabelsi en uno de los juicios.
Su primera misión fue participar en la destrucción de las estatuas de los Budas de Bamiyan, en marzo de 2001 por considerarlas idólatras el régimen talibán y más adelante tuvo como objetivo estrellar un camión cargado con 950 kilos de explosivos contra la base militar de Kleine-Brogel, en Bélgica.
Fue arrestado en 2003 en Bélgica y extraditado a Estados Unidos en 2013
Sin embargo, el segundo ataque, en el que él debía morir como un mártir, nunca se concretó ya que el 13 de septiembre, dos días después de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, fue detenido y encerrado en la prisión de alta seguridad de Forest.
El 30 de septiembre de 2003, luego de un largo procesos judicial en el que confesó sus crímenes y haber tenido conocimiento de lo que iba a ocurrir el 11-S, Trabelsi fue condenado a 10 años de prisión.
Sin embargo, la policía belga desarmó un operativo en diciembre de 2007 que tenía como objetivo su liberación y se decidió su extradición a Estados Unidos, por iniciativa del propio gobierno norteamericano.
Mientras se debatía su traslado, el hombre que por aquel entonces tenía 37 años fue encarcelado en una celda aislada de una prisión de alta seguridad de Nivelles, en donde “Ponía un CD a todo volumen con rezos en árabe en los que se oían cañonazos y ráfagas de kalahsnikovs. Los guardias no querían enfrentarse a él, se contentaban con que los bajara”, según rebeló uno de los reos.
El 3 de octubre de 2013, Trabelsi voló a Estados Unidos de forma confidencial y extrajudicial, donde cumple cadena perpetua en una cárcel de máxima seguridad de Virginia.
El último contrató al mismo abogado que defendió en diferentes causas a Abdelhamid Abaaoud, cerebro del 13-N en París y abatido en Saint Denis, para que revisen su extradición, pero su petición fue rechazada el 17 de diciembre pasado por el Tribunal de Estrasburgo.
no entiendo pq no le mandan al paraiso……una idea seria tirarle a un agujero atado de pies y manos donde una jauria de jabalies o cerdos hambrientos se lo comieran vivo.