En España hay policías por todas partes, pero justicia en ninguna
El hecho tuvo lugar hace escasamente unas semanas y ya se ha tendido un tupido velo sobre el trágico suceso. Quince policías resultaron heridos en el barrio de Tetuán de Madrid -hoy conocido como “barrio latino”-, tras la brutal agresión de una horda de dominicanos que se han adueñado literalmente del barrio. A este grave suceso que no es precisamente un hecho aislado, podríamos solapar también decenas de hechos delictivos donde sus principales protagonistas son magrebíes. El último ha tenido lugar en Madrid, donde un joven ha disparado contra varios transeúntes y un vehículo policial en el barrio de Usera.
Quién nos iba a decir a nosotros hace apenas treinta años, que vivir en cualquier ciudad o pueblo de España podría convertirse democráticamente en una terrible pesadilla. Son tan habituales y numerosos los asaltos a viviendas, las reyertas, los atracos y los robos, que los ancianos, las mujeres y los niños temen quedarse solos incluso a plena luz del día. Hoy todo hampón quiere ser alguien; a centenares de delincuentes españoles hay que sumar decenas de inmigrantes que deambulan por las calles sin rumbo fijo esperando la ocasión. Individuos magrebíes, sudamericanos y provenientes del este de Europa, a los que les importa un cojón la vida del prójimo, asaltan tu propiedad sin temor a nada ni a nadie y, si es preciso, por unos euros se llevan por delante al más pintado. Los muertos por “ajustes de cuentas” y que ya forman parte del paisaje urbano y rural, son algo tan habitual como la corrupción política.
Esto ya no es uno de esos pasajes que veíamos solamente en las películas donde en los puertos y en los desguaces los mafiosos se deshacían de los cadáveres. Esto está sucediendo en España y es el indicador principal del grado de podredumbre o la peor de las pandemias que puede llegar a sufrir una sociedad: “La ley del más fuerte”.
Todo comenzó con el tráfico y el consumo de drogas. Mientras los pudientes no tenían dificultad para conseguir su dosis aunque llevasen a la ruina vidas y haciendas, los jóvenes de familias humildes recurrían al delito sin medir las consecuencias. La “casta” había despenalizado el consumo, pero contradictoriamente se perseguía el tráfico de esas sustancias. Esto provocó que los atracos a bancos y a Estaciones de Servicio se fueran convirtiendo en el pan nuestro de cada día. A renglón seguido se pusieron de moda los tirones a bolsos y a todo aquello que colgase del cuello de alguien. Los atracos a taxistas por la noche y a camioneros mientras dormían en áreas de descanso -de cuyas víctimas asesinadas nadie se acuerda-, se convirtieron en mera rutina para la delincuencia. Más tarde, se pusieron de moda las “sirlas” a plena luz del día. Después, los robos con intimidación se extendieron a todo tipo de establecimientos. La impunidad ha llevado incluso a los delincuentes a cometer asaltos a domicilios particulares con sus moradores dentro, y hemos llegado al impensable capítulo del atraco a una iglesia o a un vendedor de la ONCE.
Estamos a la cabeza en consumo de drogas y alcohol en Europa y, como siempre, las víctimas del desmadre nocturno suelen ser los más humildes contribuyentes. Pero, ¿qué ha hecho la casta de este país a parte de matar nuestra capacidad de reacción ante el hecho de ver pisoteados nuestros derechos más elementales? ¡Nada! Abrir las fronteras, papeles para todos, y lanzar el “efecto llamada”. A continuación, ver como aumentan de forma alarmante los asesinatos y las agresiones, no solo a profesores y médicos, sino de jóvenes a sus propios progenitores. La pederastia, la pedofilia y los abusos sobre menores aumentan por días; la impunidad y la pasividad judicial con delincuentes comunes multirreincidentes es vergonzosa, pues estamos viendo a diario como son puestos en libertad de manera sistemática y casi generalizada. Los narcotraficantes más peligrosos y dirigentes mafiosos del ramo, están siendo excarcelados por el gobierno español, ante la impotencia de esos padres que un día perdieron a sus hijos víctimas de esta lacra.
Por lo tanto, cabría preguntarse, ¿a qué obedece todo esta lenidad con los criminales? ¿Es lógico que estos delincuentes responsables de cientos de asesinatos sean puestos en libertad en nombre de la ley y la justicia que ustedes nos han traído? Díganme, ¿qué pasaría, señor político, señor juez, o señor fiscal, si hubiera sido su madre de usted la atacada y asesinada por cualquiera de esos asesinos callejeros?
Las respuestas a todas estas preguntas las encontramos en el hartazgo de las Fuerzas de Seguridad que ven como su trabajo no va a ninguna parte cuando se trata de garantizar la convivencia pacífica de los sufridos contribuyentes. Se les ordena que muelan a palos a los agricultores que se manifiestan pacíficamente para reivindicar sus derechos, mientras no se les deja actuar allí donde las Autoridades por razones políticas se bajan los pantalones ante la barbarie que destroza, quema y agrede con total impunidad. Y mientras todo esto sucede, esos mismos policías y guardias civiles son enviados por los jueces con órdenes de desalojo, a múltiples desahucios de familias humildes y honradas para que sean expulsadas de sus viviendas por falta de pago, viendo a su vez como se rescata a la banca con cientos de miles de millones de dinero público, cuando los desahuciados abandonados a sus suerte incumplían el deber de pago en el mayor de los casos por quedarse sin empleo.
Fuerzas de Seguridad que se juegan la vida todos los santos días practicando detenciones de delincuentes muy peligrosos, que una vez puestos a disposición judicial abandonan las dependencias judiciales antes que los propios policías. O sea, mucha Policía por todas partes, pero justicia en ninguna.
Esta es la pregunta (del millón?) que siempre me hago.
POR QUÉ SE QUIERE ESTO?
Porque las cosas no son así como así. Esto está todo muy bien planificado, por desgracia, pero siempre me pregunto por qué y para qué.
A quien interesa ese estado de cosas?
“justicia” eso que es? existe…creo que para la nueva programación de “expedienteX” el tema sera el OVNI que es la justicia en España.
Son cosas típicas y habituales en todas las mierdocracias bananeras al servicio del mundialismo. Y acabamos de empezar. Esperen a ver lo que nos tienen preparado en la siguiente fase del proyecto mundialista europeo. Los vivos terminarán envidiando a los muertos. Al tiempo.