Novela corta: “Carta desde Barcelona a un familiar residente en Albacete”
Querido cuñado: Te escribo esta carta porque me han robado el móvil en el metro, y con él todos los números de teléfono de la agenda, entre ellos el tuyo. Voy a contarte algo que no es ciencia ficción. Te aseguro que lo he vivido en carne propia aunque no haya salido en las noticias.
Como tú sabes, yo tengo un sueño muy ligero. La otra noche, barrunté que había alguien rondando por mi casa. Me levanté silenciosamente y me quedé escuchando leves ruidos que venían de fuera, hasta que vi una silueta a través de la ventana del baño. Como mi casa es muy segura, pues tiene protecciones en las ventanas, cierres internos en las puertas, perro de presa, alarmas hasta en el váter, y una reja parecida a la que tiene la jaula de los leones en el zoológico, no me preocupé demasiado, pero estaba claro que no iba a dejar al ladrón ahí, para contemplarlo tranquilamente.
Llamé a los Mossos y les conté lo que sucedía dándoles mi dirección. Me preguntaron si el ladrón estaba armado; de qué calibre era el arma; si estaba solo o acompañado o si ya estaba dentro de la casa.
Aclaré que no lo sabía, y me dijeron que no había ninguna patrulla cerca, pero que iban a mandar a alguien en el momento que fuera posible. Me dijeron también que si pasaba algo, volviera a llamar e inmediato. Un minuto después llamé nuevamente y dije con voz calmada:
– “¡Hola! Hace un rato llamé porque había alguien rondando mi casa. No hay necesidad de que se den prisa. He matado al intruso con un tiro de escopeta calibre 12, que tengo guardada para estas situaciones. El tiro se lo he pegado en la cabeza. Le volé los sesos y ahora están esparcidos por la calle.
Pasados menos de tres minutos, la calle estaba repleta de gente. A saber:
Cinco patrullas de los Mossos; ocho patrullas de la Guardia Urbana; un helicóptero de la Generalidad; dos unidades de Bomberos; la alcaldesa Ada Colau y un argentino con una estelada; el obispo Martínez Sistach; el Fiscal Jefe de la Audiencia de Barcelona; el juez en funciones de Guardia; el defensor de las personas de Cataluña; un representante de Protección Civil; dos ambulancias; una unidad móvil de TV3 con doce reporteros; una unidad móvil de la cadena SER; cinco periodistas de La Vanguardia y El Periódico; un grupo de veinte individuos de colectivos “proderechos humanos”; varios diputados de la CUP, Esquerra, etc.
El ladrón miraba con cara de asombro. Debió pensar, por el gran despliegue de fuerzas, que la vivienda era la casa de Más o los Pujol, o de otro personaje de gran influencia.
En medio del tumulto, un jefe de los Mossos se aproximó y me dijo:
– Creí entenderle que había matado al ladrón. A lo que yo le contesté:
– Creí que me habían dicho que no había nadie disponible…”
Así está Cataluña cuñado, sobre todo Barcelona. Como ves, la ciudad que un día fue el motor industrial de España y la envidia de Europa, se va pareciendo cada vez más al “Chicago de los años 30”. La mafias campan por sus respetos; los asesinatos forman parte del paisaje urbano; los insultos a los símbolos nacionales de España se han institucionalizado; la hispanofobia ha sentado cátedra sin que nadie haga nada contra los delitos de sedición; las multas por rotular los establecimientos mercantiles en castellano, son el pan nuestro de cada día; la prohibición por los separatistas de impartir el idioma oficial de España en las aulas, no importa a las más altas Magistraturas del Estado. Aquí, lo mismo ves a una mujer orinando que a una pareja jodiendo en el andén del metro, ante la mirada de cientos de personas como algo perfectamente asumido por una sociedad anestesiada. He de decirte, que siendo muy grave la situación en el resto de España, lo de Barcelona no tiene parangón.
En fin, cuñado, que esto no puede seguir así. Esto tiene que reventar por algún sitio. Muy mal veo el panorama, y me temo, que con muy difícil solución.
Besos a los niños, cuidaos, y un abrazo a toda la familia.
¡Ah! Y dile a la abuela que tenía razón cuando nos decía aquello de: “el día que el pueblo español comprenda que un policía, un médico o un maestro, son más importantes que un futbolista, ese día, solo ese día, tendremos realmente posibilidades de salir adelante como nación”.
Jose Luis, Muy bueno.
Que pena que la novela sea corta. Me ha parecido tan interesante, que se la he remitido a unos amigos de Albacete que tuvieron que salir corriendo de Barcelona hace dos meses para salvar su empresa, su vida y su hacienda.
Ahora han vuelto a montar la empresa en Albacete con el rótulo en español, y sus hijos van al colegio felices y contentos, pueden estudiar en español, y hablar con libertad en cualquier parte.
Muy buen artículo en clave de humor , yo también tengo un cuñado en Albacete . Saludos