¡Llévame a la verbena de San Antonio!
-Sí, chulapo mío, no dejes de llevarme al santo de los novios, metamos la mano en los alfileres, que no duelen, y bailemos apretaditos, para que nos vean los del PSOE, y los de Ciudadanos.
-¡Arrímate!
-¿Voy bien así?, preguntará el ingenuo Garzón Espinosa.
-¡Más apretado me gusta a mí! responderá el coletilla, con sonrisa –democrática, eso sí- de constrictor.
Y lo engullirá lentamente, sin dejar de sonreír, y la digestión no será muy pesada. No más que la que procure un lebrato. Luego, entre espasmos, regurgitará una egagrópila con los pelillos y los huesos. Y Llamazares Trigo, llorará, viendo el espectáculo anunciado en los carteles.
-¡Esta gran estafa, alternativa, no va a tener arreglo, ni en una tercera república!, pensará para sus adentros, contemplando los libelos del andoba, y cómo el mar arroja a la costa, descangallados, los restos del naufragio, y escuchará con sonrojo, cómo la boa se apodera, y abusa del mozo. El bajonazo lo pagará IU, seguro, que muere. Pero la pedante bendición, y sintética cursilería de Anguita González, de librillo de fumar, les tranquilizará a los del duelo.
-¡Garçon, garçon, prenez ma valise, s’il vous plaît!, dirá la boa.
¡Ay, los perfiles bajos, qué malos son en economía, y en tantas cosas! Lo de salir de pobre, por vía de hecho, y sin alharacas, es lo que mola. Lo incuestionable, y sin parigual. El bla-bla, horro de recapacitación, y en familia, no tiene recorrido. Acaba mal.
Ahora, bien. Las bases esas, que no han comparecido a la consulta del pediatra, que no han mostrado tanta pasión en la vida, que no son necesariamente tontas, y suman un 75% de los votos ¿Se van a pasar con armas y bagajes -como un solo hombre- al venezocomunísmo, caribeño, tercermundista, y bananero, del bolívar devaluado, y en ausencia del papel higiénico, al que están acostumbrados?, ¿son borregos?, ¿o preferirán el euro, el puesto de trabajo, la OTAN, y la higiene capitalista, de doble capa acolchada, de la socialdemocracia, tan apañadita? Constitucionalismo, o anticonstitucionalismo. Sistema, o antisistema. Esa es la cuestión, calavera. Digan los politólogos, y politólogas, monederos y monederas, errejones y errejonas, larguen por esas boquitas, y apliquen sus librillos, prontuarios, vademécums, plantillas, cromos de Panini, y enciclopedias. O jugamos todos, o pinchamos la pelota.
¿Cuántos alfileres –votos- se les quedarán en lo pulpejos? ¿Cuántos anarquistas, refractarios al autoritarismo, les van a hacer la pascua? Votar Izquierda Unida, ¿era votar al comunismo marxista-leninista de la revolución del 34? ¿Era votar a la deslocalización empresarial, que acrecienta el paro y la pobreza? ¿Era votar a la huida de capitales, y al hundimiento de las iniciativas de progreso cierto? ¿Era romper una baraja que nos ha traído hasta aquí, o construir un muro para los próximos 72 años?
Ahora, que más de un periodista de las adoratrices, va a desertar de la alabanza, a la vista del pestilente aliento del lobo, y de las orejas tan grandes, no es fácil sacar esas cuentas. ¡Lástima que no esté clara la socialdemocracia constitucionalista, que creíamos concienciada! Nos vuelven a poner de delantero centro, y de interiores volantes –tres en pista, para hacer las delicias de los pequeños- a los mismos artistas de los zapatones, y las pelucas, que nos han tenido en la cuerda floja más de tres meses, haciendo alarde de artrosis mental, mala memoria, y poca monta. No es entendible, salvo que les hayan eliminado los anisakis por congelación freudiana. No creo que los cursillos acelerados, sean operativos contra la mentecatez congénita, de la que han hecho tanta, tontiza, y cansina, gala. ¿Habrán escuchado las prédicas del padre Corcuera?
Sin duda, vamos a asistir a transvases de votos, que comenzarán con regresos, desde Ciudadanos, Vox, al PP, cansados de la plastilina, y la inutilidad, buscando lo estable; seguirán por los del PSOE –aburridos del beato de Luena, y del pensador de Rodin- y UPD, a Ciudadanos, e incluso al PP; y de Izquierda Unida –ala constitucionalista, moderada, y menos disciplinada a la obediencia del rito venezolano- al PSOE. Gente esta, con crianza ya en technicolor. El pueblo soberano sabe lo que hace. ¿Por qué volver al cine mudo, y al blanco y negro, abandonando la alta definición? No hay lógica, inepcia, ni bilis suficiente.
Incluso, desde Podemos, desde fuera de la Constitución, desde la fría montaña jacobina, más de un regimiento se pasará de bando, para mantener la esperanza de pringar alguna vez. ¿Cuántos de cada? ¿Cuántas abstenciones, y de quienes? Creo que los suficientes para poner las cosas en su sitio, y acabar con el sueño sudamericano. Lo que no vaya en lágrimas, irá en suspiros. Luego vendrán las tesis más doctas, de analistas que han perdido los cabellos especulando, y liberan un espacio que parece frente. Y, después, cuando se emprenda la marcha de crucero –remansada- y el cómodo aburguesamiento de las nóminas, vendrán las luchas intestinas, las zancadillas, los intentos de saqueo, las dagas florentinas, y las mareas vivas, en un mundillo que, o es volcánico, y huele a azufre, y a orines, o no es nada, sino caspa, et in caspam reverteris, porque al fin;
Arros i tartana,
casaca a la moda,
i rode la bola,
a la valenciana.
Menos mal que, pese a quienes les pese, san Antonio de la Florida sabe de novios, y maridajes, y san Pelayo de omeyas, solapados, y abencerrajes, y si Santiago Matamoros, que no está de año jacobeo, se suma a la causa, todo puede terminar bien para la España, que amamos los bien nacidos –y el trasero sin retranquear- que somos la tira. Primum non nocere, o no cagarla. Esto es de dominio público. Mientras, en compás de espera, y cogidos del bracero, cantemos el chotis al unísono, mirando al trece de junio, que ya está encima del veintiséis, y hará bueno:
Llévame a la verbena de san Antonio,
que por ser la primera no quío faltar.
Juntos, que parezcamos un matrimonio,
no haga el demonio que una chulapa
me amargue el día de San Antonio
porque le guste coquetear…
Llévame a la verbena de san Antonio
Que uno o dos bailes quiero contigo echar,
llévame del bracero, chulapo mío,
pues yendo sueltos, yo no me fío
si entre el gentío, te perderás.
Arrímate
¿Voy bien así?
Más apretados,
me gusta a mí.