Un decepcionante Valencia acrecienta el mito de Raúl en la ‘Champions’
Raúl sigue vivo en la ‘Champions’. El máximo goleador de la historia en las competiciones europeas jugará, al menos, dos partidos más en la Liga de Campeones. La vuelta de octavos de final en su estadio ante el Valencia no fue su último encuentro en su torneo preferido, porque el Schalke triunfó en una eliminatoria en la que partía como víctima y ya está entre los ocho mejores de Europa. Un éxito para el modesto equipo alemán que permite incluso que pudiera darse en cuartos un emparejamiento con ‘su’ Real Madrid si el equipo blanco no falla el próximo miércoles ante el Olympique de Lyon y el sorteo vuelve a ser caprichoso con el mito. El decepcionante Valencia, que perdió gran parte de la eliminatoria en Mestalla, con un gol de Raúl fue incapaz de marcar más de un tanto frente a un Schalke atrevido y poderoso físicamente. Raúl ofreció otra muestra de trabajo incansable, y aunque esta vez no marcó, colaboró en el fracaso de un Valencia que quiso guardar tanto la ropa que al final, cuando ya todo estaba perdido, cayó presa de la ansiedad.
Aunque era el Valencia el que tenía que buscar el gol, fue el Schalke el que salió al ataque, y durante los primeros diez minutos los alemanes triangularon y llegaron con peligro a las inmediaciones del área visitante, aunque la defensa ‘che’ aguantó bien durante esos minutos de atrevimiento germano. Se manejó bien el Valencia en el centro del campo, pero no explotó lo suficiente las bandas, con Joaquín y Pablo Hernández, y tuvo que ser Topal, con una gran jugada coronada con un genial recorte, el que intentase abrir un camino a cuartos que después se complicó en exceso. El potente centro del centrocampista turco pegó en la cabeza de Ricardo Costa y el Valencia se adelantó así en una llegada aislada. Se esperaba a los extremos o a Aduriz, que le ganó la partida a Soldado en el once pese a estar muy lejos de forma, pero sorprendentemente fue un defensa central el que inauguró el marcador para clasificar para cuartos al Valencia, aunque solo durante 25 minutos.
Con la ventaja, el Valencia se dedicó a controlar, y lo consiguió, al Schalke, que solo inquietaba con Jefferson Farfán por la derecha, y a veces con Jurado, porque el sacrificado Raúl estaba bien vigilado por David Navarro y el exmadridista se desesperaba al principio al comprobar que no le llegaban balones y su equipo no tenía profundidad. La idea defensiva del Valencia se desmoronó sin embargo a balón parado, la única forma con la que se antojaba podría igualar el choque, aunque la zaga de Unai Emery volvió a dar varias muestras de debilidad. El golazo de libre directo del peruano llegó además en un momento clave, cuando se llegaba al final de una igualada primera parte en la que el Valencia prefirió destruir y golpear a la contra, con muchas pérdidas de balón, antes que arriesgarse a ir a por la victoria, y con el constante Schalke entregado a la presión, y sin asustarse en ningún momento ante el favorito.
Y dos palos
No aprendió el Valencia de lo ocurrido en la primera mitad, y tras el descanso volvió a saltar al campo conformista, mientras que los alemanes salieron de nuevo a empujar y a dominar. Así, en otra de las llegadas ante una defensa valencianista a la expectativa, el suizo Gavranovic aprovechó un rechace y puso el 2-1. Con suspense, porque su remate pegó en los dos postes antes de colarse y obligar al Valencia a empatar a dos para pasar. Aduriz tuvo sus oportunidades, pero el guipuzcoano perdonó sobre todo en un mano a mano ante Neuer. No supo engañar al portero del Schalke, y entonces se pudo comprobar que el Valencia había perdido definitivamente un arma importantísima en ataque. Emery ya se vio obligado a sacar a su máximo goleador, Soldado, pero al Valencia le entraron las prisas y los alemanes supieron aguantar con un enorme despliegue físico y una sólida defensa.
Al contragolpe el Schalke incluso pudo sentenciar el billete a cuartos antes de tiempo si Gavranovic hubiese tenido más puntería a falta de 10 minutos. Sin embargo, su disparo se estrelló en el poste. El Valencia dio las gracias a esa madera que le permitió sobrevivir hasta el último momento, aunque sus ataques ya fueron a la desesperada, con mucho corazón, pero sin cabeza. Cuando al Valencia se le acababan las fuerzas y el partido Mathieu fue objeto de una caída en el área y se reclamó penalti, pero ya era un reclamo de impotencia, comprobando que el fracaso estaba a punto de culminar. Y hubo aún otro disparo al larguero de Gavranovic en el 92′, y para un último gol ‘in extremis’ de Farfán. El Valencia fue incapaz de quemar la falla en Alemania.