El Parlamento venezolano ya ha declarado hace meses la crisis humanitaria en Venezuela y la situación social y económica está llegando a extremos alarmantes. Conviene que, cuanto antes, se asista a la población venezolana con alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad. Las informaciones que llegan a España hablan de gravísimos problemas de desabastecimiento en este bello país hispanoamericano.

Los treinta millones de ciudadanos venezolanos se merecen una vida digna. Que haya un considerable número de personas pasando hambre, o que los pacientes en los hospitales no dispongan de la atención sanitaria adecuada, y tengan que comprar ellos mismos hasta los productos sanitarios que necesitan en su estancia en el centro hospitalario es increíble, pero cierto.

El gobierno de Maduro debería permitir que se enviaran medicinas y alimentos desde el exterior como ayuda humanitaria. Ya que su gobierno no es capaz de resolver la situación de terrible crisis económica que está sufriendo Venezuela. La ciudadanía no puede seguir soportando las muy duras condiciones de vida a las que se ve sometida.

De todas formas, parece que existe esperanza. Se han iniciado los contactos para un diálogo nacional en la república venezolana. Unasur, expresidentes y Kerry están abriendo e impulsando la mediación entre la oposición y el gobierno de Maduro. Y el encuentro del secretario general de Unasur, Ernesto Samper, con el Papa Francisco este viernes en el Vaticano puede influir, de modo decisivo, para evitar un estallido social en Venezuela, si se consolida el talante negociador en el diálogo en territorio venezolano por los propios ciudadanos del país latinoamericano. Ellos mismos a través de sus representantes políticos y sociales deben tomar decisiones que acaben con la situación de pobreza y miseria generalizada.

No es extraño que se haya reunido el Consejo de Seguridad en España, entre otras razones, porque en Venezuela viven unos 200.000 españoles, y también operan muchas empresas de titularidad española. Por tanto, es lógico que el Ejecutivo se ocupe de preservar la seguridad de los residentes nacionales en Venezuela. Si Maduro reconoce que tiene que pedir ayuda a la comunidad internacional, las cosas se podrán ir paliando y solucionando. Porque, a corto plazo, las necesidades de los venezolanos me parece que no son resolubles internamente.

Considero que podría ser muy positivo que expertos de varios países ofrecieran posibles medidas a tomar para ir mejorando la situación económica en Venezuela. Sería el inicio de la recuperación de un Estado del Bienestar en un estado con gran cantidad de recursos petrolíferos y minerales. Un país que es, casi el doble de extenso que España, y que tiene treinta millones de habitantes. Creo que existen motivos para la esperanza, pero tienen que materializarse a través de un diálogo que conduzca a la solidaridad y la justicia social.

Garantizar unas condiciones de vida dignas y adecuadas para todos los venezolanos es lo exigible, y debe ser ya, no debe postergarse en el tiempo. Esperemos que la sensatez y el buen juicio hagan posible un desbloqueo de la situación política en Venezuela, y esto redunde en beneficio del pueblo venezolano.