Condenado un teniente coronel degenerado por hacerse pasar por mujer y enviar mensajes eróticos a un sargento
Condenado a un año de prisión un teniente coronel del Ejército de Tierra que creó dos cuentas de correo electrónico con nombre de mujer para mandar mensajes de contenido íntimo y sexual a un sargento primero, por la Sala V de lo Militar del Tribunal Supremo. No se facilita la identidad del degenerado.
Otro teniente coronel ha sido condenado también, este a diez meses de cárcel por participar en estos hechos. Ambos han sido suspendidos de empleo y sueldo mientras dure la condena. Los dos mandos militares se pusieron de acuerdo para conocer datos de la vida privada del suboficial a partir de los correos electrónicos que éste envió desde la página web de contactos «El Planazo». El sargento primero había llegado a entablar una «amistad íntima» con una funcionaria civil del Ejército de Tierra que, al parecer, mantuvo una relación con el teniente coronel condenado, lo que le permitió tener acceso a la cuenta de correo electrónico de la mujer.
Los hechos ocurrieron en el acuartelamiento de Loyola, en San Sebastián, entre 2007 y 2008. A ambos se les condena por un delito consumado de extralimitación en el ejercicio del mando. De este modo, el Supremo rechaza los recursos presentados por ambos oficiales y confirma la sentencia dictada en septiembre de 2015 por el Tribunal Militar Central.
Según indican los hechos, el entonces comandante Pablo B.R. tenía la condición de coordinador informático del Ejército de Tierra, lo que le permitía gestionar los equipos, programas y sistemas informáticos utilizados por las personas destinadas en el acuartelamiento, incluida la solicitud de asignación de archivos identificadores ID y las contraseñas de acceso al correo electrónico oficial o corporativo del personal civil y militar. En la misma época, el entonces comandante Víctor Z.P. estaba destinado en una unidad en Loyola. La sentencia destaca que este último comandante Víctor creó dos cuenta de correo electrónico con perfiles aparentemente femeninos desde las que dirigió a la cuenta del entonces sargento primero diversos mensajes de contenido íntimo, algunos de índole claramente sexual, en los que insistía en que le remitiera fotografías en las que se le viera la cara y «de los que se deduce que el suboficial ya le había enviado algunas fotografías en las que no mostraba su rostro pero sí enseñaba otra parte íntima de su anatomía».
El Alto Tribunal aduce que en este caso concurre el elemento del «abuso grave, pues no hay duda de que lo es el obtener y facilitar los archivos identificadores y las contraseñas de unos correos electrónicos de terceras personas, mediante los que se puede acceder a sus contenidos con directa afectación a la intimidad y a la vida privada y/o, al menos, sin duda, puede quebrantarse el secreto de las comunicaciones (art. 18.3 de la Constitución)».
Jopeta, vaya culebron.
Estamos buenos…
Cada día más maricones en el ejército