Si me queréis, irsen
No, no es un homenaje a la Faraona, ni al santo Cristo de Velázquez cabreado, en pleno trance del tirititrán, tran, tran. No, no, nada de eso, ni se me asoma, tan siquiera, un reproche a la RAE, que, hundida en la zafiedad de la almóndiga, la toballa, el culamen y la cocreta, y la cursilería del güisqui -ante lo que no recogen velas- no se ha dignado entrar en diatriba –de perdidos al río- con el imperativo del irse, plural irsen -de apariencia germanovisigótica- que, más confianzudo, sería irsus de apariencia latinoculterana. ¿Se imaginan irsus, missa est?
Pero, no, no es eso lo que pretendo, sino apelar a estas buenas gentes, que quieren hacerse ricos, y que para ello se han apresurado a poner “en valor” intelectuales que no son capaces de atinar con Kant, tras sacarlo a colacción. El uno, más moderado, no se atreve a citar un título del hombre de Königsberg, Immanuel, la cúspide del idealismo alemán –¿se le agolparán tantos en su rizosa cabecita?- y el otro, en su pedantez aplastante, que raya ya la de su maestrillo de capilla, el ínclito Anguita verdegay, a la Crítica de la razón pura, la llama Ética de la razón pura. Ni por el forro, el tío. Toca de oído. Oiremos lo de tesis, antítesis y prótesis. Seguro, pero de programa, programa, nada.
Pito, pito, gorgorito,
¿dónde vas tu, tan bonito?
Me malicio, que el peso intelectual lo lleva, realmente, el Howking argentino, que tiene muy mala baba, el angélico y que debe –o debería- saber mucho de la teoría de juegos, del caos, y de la física cuántica. En cuanto se suban al machito, lo que buscan sin ambages, estos parias de la Tierra, no hay duda razonable, es el hartazgo de los percebes, y cigalas, que se jalaban el Marjaliza, el risueño Granados, y los sindicalistas reivindicatorios en Bruselas, adalides de la lucha de clases de mariscos. Eso es todo el contenido. Lo demás es pura falacia, temeridad, frivolidad, telepredicación, mentiras, cintas de video, y abuso de confianza, para llegar al pelo, y palparlo con delectación. En este país cualquier mentecato puede llegar a la Moncloa. ¡Ojo! Ya ha sucedido, y bien que nos ha ido. Como para repetir.
Lo que se ve, es chapuza en estado puro, bazofia, vómito negro y cuento chino. No saben leer un balance, no saben hacer un asiento, no tienen idea de lo que vale un peine. Cualquier autónomo de polígono, de polo de desarrollo, de zona industrial, les puede dar un baño sobre letras de cambio -¿qué es eso?- sobre los jodidos gastos fijos, las ratios, los gaps, y demás memeces que mueven el mundo, y que se estudian en las economías políticas, o se aprenden en el tajo, a fuerza de errores que se pagan al contado.
Pensar en el abolengo de la brigadilla del amanecer, los expolios al alba, y las ejecuciones sumarias, y después la amnistía franquista, no valen ahora. Luego vienen los americanos, y reponen las cosas a su sitio de partida. Es, únicamente, aprovechar la inercia de la malandanza, de la frustración, del fracaso escolar, de la vagancia, de la alergia laboral permanente total, de excitar el paseíllo, el escarnio y la ley de la selva, y sentarse a disponer de vidas y haciendas. Los manuales, los librillos y prontuarios, valen para una mercería y poco más. Meterse en camisa de once varas, sigue siendo una aventura para muy pocos.
Esta gentecilla, que es todo ambición y falsedad, debería jurar bandera, por de pronto, marcar el paso, hacerse con el chopo, y aprender a callar, escuchar teóricas, saber lo que son las patatas a la duquesa, y la ternera en salsa, de la orden del día, y la prevención por hacer chistecitos, pero jugar con España, no. En absoluto. En todo caso, que lo practiquen con sus madres, naturales, biológicas, o adoptivas. Todo esto, requiere una nueva ley electoral, ya, sin duda, donde se prevea -o preveea, según donde esté el Patxi, o el Pedrito de marras- y se asegure que la gente, el pueblo soberano, pueda elegir a personas españolas de cuerpo entero, cuando menos, preparadas, de buena voluntad, y donde se prevean unas sanciones brutales, y responsabilidades civiles, que disuadan de aventuras, inventos del TBO, y gilipolleces de tapadillo. ¿No se ponen trabas, fianzas, y condiciones en cualquier empresa medianamente seria, o en cualquier concursillo de pueblo?
Y los culpables de verdad, a los que hay que exigir responsabilidad, porque son culpables son los que habiendo tenido mayoría absoluta -léase Aznar, Rajoy, González- no hicieron las anotaciones, y modificaciones pertinentes, con el consenso que fuere, en cuanto transcurrió el tiempo suficiente para advertirlo. ¿Había que ser muy listo? No. ¿Dónde estuvieron los letrados de Cortes, y del Consejo de Estado, los abogados del Estado, y los fiscalitos del Supremo? ¿Cuánto nos han costado a los putos españoles, su estiramiento e ineficacia? Un montón, y más que nos puede costar.
Como otros españoles, espero que me lo cuenten, que se expliquen, máxime cuando no se callan ni debajo del agua. Hay otros, como verán, a los que no aludo, por lo de la bicha.
A los que nos van a dar una tabarra estúpida, vacua, e irresponsable, durante estos quince días del demonio -porque los cerebros, pagados a precio de oro, no exigieron lo debido en su momento- incurriendo en negligencia, y culpa gravísima, in previendo, y proveyendo, haciendo la vista gorda, mientras que nos crujen a impuestos sin dejarse un pelo, les pido, sin recato alguno, y haciendo bocina con ambas manos:
Si me queréis, ¡¡irsen!!
Buen artículo don Pelayo. Estos impresentables acaban por “orinarsen” en las cabezas de sus votantes, y encima le dicen que llueve… y todos tan contentos