Rajoy en El Hormiguero
La entrevista que Pablo Motos ha realizado al presidente en funciones ha sido interesante y amena, y supongo que con una audiencia de más de tres millones de espectadores. Se ha centrado en los asuntos más candentes del momento, y le ha preguntado sobre diversas cuestiones a Rajoy en un tono cordial. Le ha interrogado también sobre algunos aspectos de la vida en la Moncloa que, probablemente, no son conocidos por la mayoría de la gente, como es lógico. El repertorio de respuestas del presidente ha seguido la línea ya escuchada en el debate a cuatro.
Ahora bien, aunque se haya preparado durante la tarde para su intervención de la noche en este programa de Antena 3, me parece que, en algunas de sus contestaciones, ha tenido un tono triunfalista y positivo, que no se corresponde con la realidad que están viviendo millones de ciudadanos españoles. Por ejemplo, que haya muchos españoles alimentándose de latas de bonito, porque tienen sueldos muy bajos es muy triste. Y que estos ciudadanos consideren un yogur, como una especie de artículo de lujo o un producto caro que no pueden permitirse, como vino a decir el presentador, es lamentable.
No es suficiente decir que hay millones de españoles que están bien económicamente, para salir del apuro. Y lo digo con el máximo respeto al presidente de la nación. Nadie discute que el estado español es el más viejo de Europa, y que nuestro país puede estar muy orgulloso del castellano, lengua de comunicación y cultura, que integra a 500 millones de hispanoparlantes. Y que el sistema de pensiones, la sanidad y la seguridad social, etc., son ejemplo y modelo, en muchos aspectos, para numerosos países del mundo.
Pero, a mi juicio, lo primordial es la lucha contra la pobreza y la marginación económica de millones de ciudadanos españoles, ya que la están sufriendo en sus propias carnes. Es urgente dar ayudas económicas suficientes a los que las necesiten desde ya mismo, sin más esperas. Es lo, auténticamente, prioritario, desde una perspectiva de gestión política sensata, racional y solidaria.
El derecho a una alimentación adecuada de toda la población de un país no puede esperar ni un día. Cáritas, Cruz Roja y otras organizaciones humanitarias ya están realizando una extraordinaria labor asistencial, pero el Estado debe hacer mucho más, porque es a él a quien le corresponde, realmente, garantizar el bienestar de los españoles. Y esto es algo que se deriva del articulado de nuestra Constitución y también de los Derechos Humanos.
Lo fundamental, en mi opinión, es que no haya millones de ciudadanos viviendo de hecho en la miseria, o en la pobreza. Es necesario que el salario social, o una renta mínima básica lleguen a todos los que la necesitan de manera inmediata. Una vez logrado esto, ya se puede gestionar, políticamente, con más serenidad y equilibrio. En relación con el tema de la grabaciones telefónicas en el despacho del Ministro del Interior me parece bien que se investigue quien las realizó, etc. Porque parece increíble que esto suceda en un país democrático.