“Manía persecutoria: Obsesión que consiste en creer ser objeto de persecución y mala voluntad por parte de una o varias personas”. Eso es lo que sufre el barcelonismo desde hace tiempo, tanto a nivel de club como sus propios aficionados. Las teorías conspiranóicas cobrán cada vez más fuerza en el Camp Nou, y al final un hincha culé acaba creyéndose que el mundo entero se confabula para hundir al club. La campaña de #TodosSomosMessi es la última prueba de ello.

Josep Vives, portavoz del Barcelona, se refería así al caso: “Messi ha sido tratado de forma injusta. Ha habido humillación y escarnio por parte de la Abogacía del Estado. Invitamos a la gente que se apunte a la campaña de apoyo. Es fácil: una foto, un gesto y #TodosSomosLeoMessi”. Oigan, pues no. No ha habido ninguna humillación ni escarnio, Leo -seguramente mal asesorado y sin ninguna mala voluntad- ha cometido un delito por el que ha sido condenado. No hay necesidad de campañas, no es una conspiración, es la justicia.

Es comprensible que el club quiera defender al mejor jugador de todos los tiempos en momentos que deben ser difíciles para él, pero de ahí a asegurar que todo esto ocurre porque van contra ellos, pues no. En los últimos años el Barcelona ha parecido el niño listo de la clase que de repente saca peores notas que los demás y culpa de ello a todos menos a él mismo.

El fútbol es mucho más sencillo: Si el Barça cayó eliminado en Champions ante el Atlético es porque fueron mejores, no porque el árbitro quiso que así fuera; si el Real Madrid ganó la Champions es porque fue mejor, no porque las bolas de los sorteos estaban calientes; si Messi, Neymar y compañía son llevados ante la justicia es porque han hecho algo mal, no porque el mundo conspire contra ellos.

Cierta parte del barcelonismo ha entrado en una superioridad moral por la que si las cosas no salen bien es siempre culpa de los demás, si otro equipo gana sin jugar al ‘tiki-taka’ no vale. Bien haría la hinchada culé y el propio club si dejara de comportarse como un adolescente enrabietado y lo hiciera con la grandeza de uno de los mejores equipos del mundo. Entonces su lema, ‘Més que un club’, estaría justificado.