Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el desastre antinatural del deporte
A solo unos días de que inicia lacompetición deportiva más importante del mundo, Río de Janeiro se declaró en “estado de calamidad pública”, además de la crisis financiera que les impide honrar su compromiso con los juegos olímpicos y paralímpicos, el caos social se ha apoderado de la ciudad.
De acuerdo con declaraciones del mismo gobernador, la situación es tan severa que podría ocasionar “el colapso total de la seguridad pública, el sistema de salud, la gestión educativa, el manejo de la movilidad y del ambiente”. Las autoridades ya tienen permiso para racionar los servicios públicos esenciales, y el gobierno federal podría otorgarle fondos de emergencia al estado.
Usualmente se aplican estas medidas en caso de terremotos o inundaciones, pero las olimpiadas son una catástrofe predecible, previsible.
La seguridad es un tema que preocupa a turistas y atletas por igual, según los informes locales hay batallas territoriales constantes entre los carteles de la droga en, por lo menos, 20 barrios de Río.
Hace 8 años, el gobierno estableció las Unidades de Policía Pacificadora, fuerzas muy armadas que pretenden quitarle el control de las favelas a los grupos criminales. Sin embargo, parece que las unidades empeoraron la guerra en lugar de terminarla; en lo que va del año han sido asesinados 43 policías en el estado, y por lo menos 238 civiles han muerto en enfrentamientos con la policía.
Todo el mundo teme que la violencia se incremente durante los juegos. Brasil desplegará a 85.000 soldados y oficiales, aproximadamente el doble de efectivos que en Londres 2012.
También les preocupan las frecuentes balaceras cerca de los estadios y en las vías de acceso a esas instalaciones: en este 2016 ya van 76 personas heridas por balas perdidas; 21 de ellos murieron.
El 19 de junio, alrededor de 20 hombres con rifles de asalto y granadas entraron al hospital público más grande de la ciudad a liberar a un supuesto capo en custodia policial; en esa incursión murió un hombre y dos más fueron heridos.
Además, las más de 500.000 personas que llegarán a Río para ver los juegos deberían estar preocupadas por lo fácil que es meterse accidentalmente a un área peligrosa por la falta de señalizaciones en las calles y el transporte.