Víctimas de Hiroshima y Nagasaki critican al Gobierno japonés por la crisis atómica
Los sobrevivientes del bombardeo nuclear en las ciudades niponas de Hiroshima y Nagasaki en 1945 criticaron la manera en que las autoridades tratan la crisis en la central nuclear Fukushima-1 y las instaron a tomarla con más seriedad.
“Las autoridades y la empresa operadora de la central nuclear afirman que la fuga de radiación no presenta amenaza, pero me parece que se la toman a la ligera”, señaló Haruhide Tamamoto, de 80 años de edad, citado por la agencia noticiera Kyodo.
El terremoto y tsunami que azotaron Japón el 11 de marzo perjudicaron a la central Fukushima. Provocaron defectos en los sistemas de enfriamiento que provocaron explosiones de hidrógeno e incendios en algunos de sus reactores. Además, se registraron fugas de radiación y los residentes en un radio de 20 kilómetros de la central recibieron órdenes de evacuar inmediatamente. Los residentes en un radio de 30 kilómetros de la central fueron instruidos a no abandonar sus viviendas.
Sakue Shimohira, de 76 años, asesor de una asociación de las víctimas de Nagasaki, dijo que temía que la gente que ha vivido cerca de la central siniestrada pudiera sufrir un dolor igual al que experimentaron los sobrevivientes del ataque estadounidense en la Segunda Guerra Mundial. “Los rayos radiactivos son invisibles y uno no va a hacer caso si está expuesto a ellos o evitarlos”, añadió.
Unas 100.000 personas fallecieron tras el ataque de los aviones estadounidenses que arrojaron una bomba atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Después y como consecuencia de la radiación, fallecieron miles de habitantes más en la ciudad bombardeada.
Dos días después del primer ataque, EE. UU. dejó caer una segunda bomba atómica —denominada Fat Boy— sobre la ciudad de Nagasaki. El ataque dejó un saldo de 74.000 muertos.
Los bombardeos de esas dos ciudades llevaron a la capitulación de Japón el 15 de agosto de 1945 y marcaron el fin de la II Guerra Mundial.